Dejó el Derecho para entender la ciudad desde sus aceras. Hoy, la urbanista Mariana Alegre se ha convertido en la primera representante del Perú en obtener la Loeb Fellowship y la primera egresada PUCP en enseñar en la Graduate School of Design de Harvard. Desde allí, impulsa proyectos que conectan a sus estudiantes con comunidades peruanas y promueve una nueva generación urbana latinoamericana.
Texto:Bárbara Contreras
24.10.2025
Mariana descubrió que otra ciudad era posible la primera vez que pedaleó por Barcelona. Había llegado con un presupuesto de estudiante y la curiosidad de quien busca entender cómo se vive en otro lugar. Poco tiempo después —subida en una bicicleta o en el metro que la conectaba con toda la ciudad—, ya había cruzado extensos parques, visitado museos gratuitos, asistido a conciertos al aire libre, comido en terrazas llenas de gente y aprendido que el bienestar también podía vivirse en la calle.
Veinte años más tarde, sentada en el campus de una de las mejores universidades del mundo, la Mag. Mariana Alegre, egresada de Derecho de la PUCP y profesora de nuestra Facultad de Gestión y Alta Dirección, recuerda aquel viaje como el momento en que entendió que una ciudad se disfruta de verdad cuando el espacio público pertenece a todos.
Siempre hemos aprendido del norte, pero América Latina también tiene mucho que enseñar. Hay muchas experiencias de las que se puede aprender que ocurren en contextos difíciles en torno a corrupción, precariedad económica y crisis constante».
Esa convicción atraviesa toda su trayectoria. Desde hace quince años dirige Lima Cómo Vamos, un observatorio ciudadano que fue pionero en medir la calidad de vida urbana con datos y evidencia, y que hasta el día de hoy sigue generando información independiente para impulsar políticas públicas y promover una Lima más justa y habitable. También fundó Ocupa Tu Calle, una red de urbanismo ciudadano que ha recuperado más de sesenta espacios públicos junto a comunidades y municipios.
El 2024 se fue a Harvard becada por la Loeb Fellowship, convirtiéndose en la primera peruana —la primera persona de nuestro país— en obtener este reconocimiento. Esto le permitió pasar un año en la prestigiosa Harvard Graduate School of Design, y llevar cursos en el MIT y otras instituciones de Boston y Cambridge. En ellos, aprendió sobre economías urbanas, caminabilidad de las ciudades, cambio climático y transformación social.
El 2024, Mariana Alegre se fue a Harvard becada por la Loeb Fellowship, convirtiéndose en la primera persona de nuestro país en obtener este reconocimiento. Esto le permitió pasar un año en la prestigiosa Harvard Graduate School of Design, y llevar cursos en el MIT y otras instituciones de Boston y Cambridge.
Durante sus estudios, los docentes notaron que Mariana tenía una mirada conectada con la realidad latinoamericana y con los desafíos urbanos del sur. Su experiencia en gestión comunitaria aportaba algo que la academia necesitaba: una perspectiva práctica sobre cómo se transforman las ciudades desde la carencia. “Acá hay lugares y ciudades que tienen mucho dinero y pueden hacer una renovación de un espacio público —explica—, pero en una ciudad con menos recursos, ¿cómo haces una transformación urbana?”. Fue así que le propusieron dictar su propio curso.
Actualmente, es profesora de Design for Impact: Public Space and Policy in the Global South en la misma destacada facultad que la recibió. Allí sus estudiantes trabajan con problemas reales: Mariana los conecta con gobiernos locales de Cerro de Pasco, donde una mina a tajo abierto dejó edificios vacíos y calles contaminadas por plomo; de Lince, donde buscan transformar una calle escolar en un espacio más seguro para casi novecientos niños; de Catacaos, donde quieren impulsar el turismo sin perder su esencia artesanal; y con un distrito del norte, empeñado en proteger su reserva costera sin renunciar a recibir visitantes.
“Los alumnos son excelentes en diseño, pero también tienen que reforzar su conocimiento en participación ciudadana y en cómo relacionarse con el municipio”, reflexiona Alegre. “Siempre hemos aprendido del norte, pero América Latina también tiene mucho que enseñar. Hay muchas experiencias de las que se puede aprender que ocurren en contextos difíciles en torno a corrupción, precariedad económica y crisis constante”, agrega.
El viaje de Mariana Alegre: de las leyes a las calles
Como todo en la vida, muchas veces, el proceso no es lineal. Y, ciertamente, para Mariana su viaje vocacional estuvo lleno de giros inesperados. Estudió Derecho en la PUCP convencida de que las leyes podían transformar la sociedad. Pronto descubrió que el cambio también podía venir desde otro lugar: la ciudad misma.
“Pasé de los derechos humanos a los derechos urbanos”, afirma Mariana. “En Barcelona, me di cuenta de la enorme diferencia en la calidad de vida, en la forma de moverse, en el uso del espacio público respecto de Lima. Muchos de mis compañeros buscaban quedarse, pero yo quería volver: sentía que había mucho por hacer con lo que había aprendido allá”, agrega.
Actualmente, es profesora de Design for Impact: Public Space and Policy in the Global South en la misma destacada facultad que la recibió. Allí sus estudiantes trabajan con problemas reales.
A su regreso no tardó en involucrarse en todo tipo de proyectos urbanos. Comenzó por una iniciativa del PNUD en el Rímac que buscaba reconstruir títulos de propiedad y formar asociaciones vecinales. En 2010, asumió la coordinación de Lima Cómo Vamos, desde donde impulsó una nueva forma de mirar la ciudad con datos y evidencia. “Dejó de hablarse de tráfico para hablar de movilidad sostenible, y de accidentes para decir siniestros viales”, afirma.
Antes de llegar a Harvard, Mariana hizo su Maestría en Diseño de Ciudades en London School of Economics gracias a la beca Chevening. También, desde el 2016, enseñó en la Facultad de Gestión y Alta Dirección de la PUCP sobre gestión social, innovación social y liderazgo.
Cuando Mariana aún era una estudiante universitaria, era apenas un puñado los que se interesaban por la ciudad más allá de la arquitectura. Hoy, ella afirma estar viviendo en una era de efervescencia urbana. “Poco a poco fueron surgiendo colectivos ciclistas, activistas por el espacio público, gestores culturales y urbanistas autodidactas que comenzaron a reclamar por una ciudad planificada. Esto les abrió las puertas a personas de todas las disciplinas que empezaron a interesarse en temas urbanos”, explica Alegre.
Con el paso del tiempo, aquella efervescencia de colectivos, ciclistas y activistas que tomaban las calles se convirtió en algo más grande. Mariana le llama la nueva generación urbana latinoamericana, conformada ya no solo por arquitectos, sino por sociólogos, psicólogos, comunicadores, economistas, artistas y profesionales de todo tipo. Ellos y ellas ven en la ciudad un espacio para generar cambio social y mejorar la vida de quienes la habitan.
Para Mariana, acompañar y fortalecer esta nueva generación es una tarea urgente. De esa idea nació Nodal (Nodos Urbanos de América Latina), un proyecto que impulsa desde el Laboratorio de Innovación de Harvard. Allí busca conectar a jóvenes profesionales, gestores y activistas de toda la región, acelerar sus iniciativas y demostrar que el urbanismo también se teje en red: con datos, con creatividad y, sobre todo, con personas decididas a reimaginar sus territorios.
Esa transformación supuso una transición: de un país indiferente a la ciudad a uno que la entiende como un espacio de construcción social, “donde problemáticas como el transporte público y el uso de la calle expresan valores de igualdad, equidad y democracia”, finaliza.
Directora ejecutiva y fundadora de Sistema Urbano, ecosistema que busca potenciar proyectos urbanos como Lima Cómo Vamos, Ocupa Tu Calle, Clima Urbano y Nodal, con el objetivo de acelerar la transformación urbana en Latinoamérica. Es profesora ordinaria en la PUCP en el Departamento de Ciencias de la Gestión y, actualmente, enseña en la Universidad de […]
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