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WHEC 2022: Por una educación superior más inclusiva y de calidad para todos

  • Cristina Del Mastro
    Vicerrectora académica

¿Qué características marcarán el rumbo de la educación superior a nivel global en los próximos años? Expertos y actores de distintas universidades e instituciones participamos recientemente en la III Conferencia Mundial de Educación Superior de la Unesco «Reinventando la educación superior para un futuro sostenible», realizada en Barcelona (España) entre el 18 y el 20 de mayo, para encontrar rutas comunes. Si bien el nombre de esta edición planteaba ya una visión compartida, las tres jornadas fueron un productivo y muy significativo diálogo global acerca de la misión de la educación superior en un mundo que cambia rápidamente. En este contexto de dinamismo constante, le toca a la educación superior profundizar en su contribución para la agenda del desarrollo sostenible. Esto se debe hacer desde una mirada de inclusión y con un examen de las posibilidades con las que cuenta para ofrecer una educación superior de calidad para todos. 

Nuestra vicerrectora académica Dra. Cristina Del Mastro en la III Conferencia Mundial de Educación Superior de la Unesco "Reinventando la educación superior para un futuro sostenible".

Los temas tratados para imaginar este futuro se concentraron en el análisis del impacto de la COVID-19, la equidad, inclusión y pluralismo, la calidad y la relevancia de los programas, la movilidad académica, la cooperación internacional, la gobernanza y el financiamiento, entre otros. Así, debatimos todos estos asuntos con miras a la elaboración y difusión de una hoja de ruta para la educación superior en la agenda 2030. 

“La educación superior debe reencontrarse con su propósito de formar no solo profesionales, sino personas preocupándose por su bienestar”.

Reinventar la educación superior después de la crisis sanitaria

Un hecho insoslayable en estas jornadas fue reconocer que la crisis sanitaria provocada por la COVID-19 ha debilitado el desarrollo de la educación superior con diferentes grados de impacto, perjudicando más a los países con menores ingresos. Esto ha generado un aumento en la desigualdad, el acceso y el abandono temprano de los estudiantes. 

Más allá de sobrevivir a esta crisis, la educación superior debe reencontrarse con su propósito de formar no solo profesionales, sino personas preocupándose por su bienestar, buscando prosperar en la incertidumbre y asumiendo un diálogo con los retos de un mundo cambiante. Se trata de reinventar la educación superior para construir un futuro sostenible, abordando los desafíos del cambio climático, los cambios demográficos, el rápido desarrollo de la tecnología y la economía, así como las crecientes demandas de los jóvenes por una educación superior de calidad. 

Todo ello nos obliga, a las instituciones de educación superior, a reflexionar sobre nuestros roles y propósitos, y a construir un espacio de diálogo seguro, promover el cuidado, la sostenibilidad y el bienestar del planeta, y a cultivar las capacidades humanas para el desarrollo social y económico sostenible. Este propósito nos conduce también a ser instituciones más inclusivas, relevantes y pertinentes para una mayor cantidad de personas. Ello implica que debemos democratizar el acceso al aprendizaje mediante modelos más abiertos y flexibles de formación, que coloquen en el centro a los estudiantes con sus contextos y sus necesidades. 

“En este contexto de dinamismo constante, le toca a la educación superior profundizar en su contribución para la agenda del desarrollo sostenible”.

Aprendizaje orientado a la solución de problemas multidisciplinarios

Otro punto de consenso clave es que el aprendizaje debe dirigirse a la gestión del conocimiento, orientado a la solución de problemas complejos, multidisciplinarios, que promuevan el desarrollo de contenidos y habilidades de diversas disciplinas, así como el uso de tecnologías para ampliar la experiencia de aprendizaje. También implica reflexionar acerca de la necesidad de transformar el rol del docente. Asimismo, las instituciones deben abrirse al diálogo epistémico e integrar diversas maneras de conocer e interactuar de manera estrecha con el ecosistema de actores de la sociedad de manera colaborativa, para aumentar el impacto social y económico de su labor, de cara a la gran tarea de la sostenibilidad global. 

Todo ello requiere además de una gobernanza que permita tomar decisiones acertadas que promuevan una relación de las instituciones con su entorno interno y externo. En síntesis, se trata de instituciones complejas que necesitan asegurar su calidad, promoviendo su mejora y sostenibilidad dentro de marcos legales y éticos, para garantizar una labor relevante y sostenible al servicio de diversos grupos sociales. 

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