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Mandela desde el Perú

Si Sendero Luminoso fracasó en el Perú fue porque precisamente encontró a mucha gente en las organizaciones sociales como Nelson Mandela

Se trata de pensar cuánto nos hemos unido a la causa que promovía Mandela o cuánto somos mas bien parte del problema que él buscaba enfrentar

Existen dos formas posibles en que los peruanos podemos recordar a Nelson Mandela: la primera es la admiración por el coraje y la constancia para luchar cuando todo parece perdido, como sucedió con Gandhi o Lech Walesa.

Sin embargo, creo que a los peruanos nos corresponde una segunda forma de recordar a Mandela mucho más difícil y cuestionante: asumir que entre nosotros también se vive una situación de racismo generalizado. De esta manera, se trata de pensar cuánto nos hemos unido a la causa que promovía Mandela o cuánto somos mas bien parte del problema que él buscaba enfrentar.

Al mismo tiempo, Mandela es un reto para los mismos peruanos que luchan contra el racismo, porque él logró conducir a su país hacia una reconciliación que parecía imposible. Mandela supo gobernar para todos y lograr convencer a todos que eran ciudadanos de una misma nación.

En ese aspecto, aún en el Perú estamos muy lejos. Aún después del conflicto armado, la mayoría de peruanos aún no percibimos que en nuestra sociedad existen terribles fracturas sociales y que la reconciliación implica que quienes han sido y son indiferentes frente a la desgracia de sus compatriotas cambien de actitud y que los discriminados logren evitar un discurso basado en la revancha.

Ahora bien, muchas veces me han dicho que se necesita un Mandela para el Perú. Yo estoy de acuerdo con ello, pero creo que sí lo hemos tenido y más bien hemos tenido muchos. Es más, estoy convencido que, si Sendero Luminoso fracasó en el Perú fue porque precisamente encontró a mucha gente en las organizaciones sociales como Nelson Mandela que rechazaba sus acciones violentas. Algunos fueron alcaldes, otros presidentes de comunidades campesinas, otros dirigentes gremiales. Todos ellos dieron su vida por sus ideales. Otros están vivos y siguen luchando, como las madres de los desaparecidos. Otros más nos dejaron hace poco, como Pilar Coll.

Es curioso cómo ese heroísmo cotidiano, esos Mandela que viven o vivieron entre nosotros, parecen olvidados. Pensar en ellos también puede ser inspirador, como lo fue Mandela y lo será siempre para quienes queremos vivir en un país justo donde el destino de las personas no esté determinado por su color o por su apellido.

Etiquetas:
Nelson Mandela
racismo

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