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La negativa del indulto a Fujimori

  • Eduardo Dargent
    Docente del Departamento de Ciencias Sociales

Sin una enfermedad terminal de por medio, para el gobierno resultaba más costoso que beneficioso liberar a Fujimori.

¿Sorprende la decisión del presidente Humala de no otorgar el indulto humanitario a Alberto Fujimori? En términos legales, no. El gobierno sigue la recomendación de la Comisión de Gracias Presidenciales, la cual ha concluido que Fujimori no tiene un problema de salud física o mental de gravedad que justifique un indulto. Probablemente, en la evaluación, también pesaron las obligaciones internacionales del Perú en materia de derechos humanos.

En palabras del presidente Humala, todos estos aspectos fueron estudiados al tomar la decisión. Pero sabemos que estas decisiones no solo son técnicas y legales. Estoy seguro de que los aspectos políticos también pesaron y me inclino a pensar que en forma determinante.

Sin una enfermedad terminal de por medio, para el gobierno resultaba más costoso que beneficioso liberar a Fujimori. Dos factores políticos permitían prever esta decisión desde hace meses. Primero, el fujimorismo es una fuerza política a la que se ve perdida, sin poder construir una agenda que vaya más allá del indulto. Cuatro apristas parecen pesar más en el Congreso que tres docenas de fujimoristas. La segunda fuerza política del país está descabezada, discreta, sin talento. Gran parte de esta situación se debe a que el partido ha centrado su agenda en el tema del indulto, y si se libera a Fujimori, se pierde esta ventaja. ¿Le conviene al gobierno arriesgarse a que el fujimorismo se articule como grupo de oposición una vez que su líder sea liberado? No lo creo. Prefiere asumir el costo de decir no a los naranja, pero mantener esa ventaja.

Segundo, si bien las encuestas muestran que una mayoría favorece al indulto, la minoría que se opone es también considerable. Y el grado de compromiso con el tema es distinto entre estos dos grupos. Las movilizaciones a favor de Fujimori han sido limitadas. El fujimorismo nunca ha logrado ser una fuerza en la calle, como amenazaron cuando el expresidente llegó al país extraditado.Tiene apego, el líder es todavía popular, pero no llegan a la movilización. Sin militantes comprometidos y sin recursos estatales que repartir, parece que el fujimorismo no peleará la decisión en las plazas. Por el contrario, las minorías que se oponen están más comprometidas con el tema y pertenecen a clases medias y altas, con más recursos para movilizarse. Si el gobierno hubiese liberado a Fujimori, la reacción habría sido bastante fuerte.

En resumen, no solo existían límites legales para la decisión. También el contexto político era complicado. ¿Puede cambiar la situación en el futuro? Sí. Un decaimiento muy serio en la salud del expresidente podría traer el tema nuevamente al debate. Y, pensando mal, una negociación política futura en temas en que se necesiten los votos del fujimorismo podría llevar a que se reevalúen los costos y beneficios. Pero, por ahora, y seguro por buen tiempo, el tema saldrá de la agenda pública.

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