“La sociología clásica se acabó, hemos entrado a una nueva era”
La semana pasada, el Dr. Michel Wieviorka, director de estudios de la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS) y considerado uno de los sociólogos franceses más influyentes de la actualidad, recibió la distinción de doctor honoris causa de la PUCP, en reconocimiento a su valiosa contribución al desarrollo de la teoría sociológica y a sus propuestas de investigación relacionadas a la violencia política y a los movimientos sociales en Europa y América Latina.
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Michel Wieviorka
Sociólogo. Doctor en Ciencias de las Organizaciones, Sociología y Letras y Ciencias Humanas.
Durante el periodo 1980-2000, nuestro país atravesó por el episodio de violencia más intenso y prolongado de nuestra historia, que ha dejado heridas que aún no cicatrizan. ¿Cómo logra una sociedad marcada por la violencia alcanzar la reconciliación nacional?
Para que ello ocurra, es necesario que la gente quiera reconciliarse. Unos piensan que la violencia fue justa, otros consideran que nunca podrán perdonar a los terroristas, y algunos otros se preguntan a quién deben perdonar porque no saben quiénes son los culpables o ya están muertos. Lo importante es que exista la voluntad clara del gobierno, del sistema político y de los actores sociales para mantener el tema en el debate público.
Es muy importante que se hable de lo que ocurrió.
Hay tres maneras distintas de enfrentar la violencia. La primera es olvidar todo; la segunda es hablar del pasado violento con cierta melancolía y la tercera es ser hacer el duelo. Es decir, no olvidar lo ocurrido, hablar de ello pero proyectándose hacia el futuro. Es un proceso difícil, necesitas muchísimo tiempo para conocer, entender y discutir lo que pasó.
El uso excesivo de violencia por parte del Estado suele justificarse y la capacidad de autocritica es prácticamente nula.
Para eso también se necesita de tiempo, aunque también es cierto que existen intereses particulares que buscan que el Estado nunca haga un reconocimiento de estos errores. Si se ha desarrollado este terrorismo no es únicamente por una cuestión de locura o de ideologías extremistas: es porque en este país hay problemas sociales, desigualdades e injusticia social. No se puede salir totalmente de la violencia si no se trata también a las fuentes sociales que la originan.
¿Cómo ve al sistema político peruano?
Lo que me llama mucho la atención es que en este país es que no hay actores políticos que ayuden a tratar los temas sociales y culturales, no hay una derecha y una izquierda claras que organicen el debate democrático. Y cuando eso ocurre, no se pueden discutir ni introducir protestas democráticas y la violencia gana terreno.
El escaso respeto a la autoridad y a las instituciones públicas, que aparecen debilitadas frente a los violentistas, también contribuye a este descontrol.
Estamos en un momento histórico en el que necesitamos de un Estado más justo y menos corrupto; de un sistema político con una izquierda y derecha que sean capaces de funcionar como tales; y de instituciones que sean relegitimadas y que puedan tomar en cuenta los derechos individuales. Algunas instituciones desaparecerán, otras surgirán, pero lo importante es que haya una necesidad de cambio. Si ni el Estado ni el sistema político ni las instituciones funcionan bien, lo más posible es que se abra el espacio para la violencia.
¿La violencia es el fin irremediable de un conflicto no resuelto?
Voy a decir algo que puede sonar como una paradoja: mientras más grande sea el conflicto, menos espacio hay para la violencia. Cuando hablo de conflicto, me refiero a una relación entre actores sociales que pueden discutir, negociar, hablar y modificar sus opiniones y decisiones. Cuando eso existe, no hay violencia. El papel de los intelectuales y de los políticos es el de conflictuar las demandas sociales y organizar el debate duro, pero democrático entre actores.
¿Cuáles son los desafíos que enfrenta la sociología contemporánea?
El primer desafío es que debemos reconocer que vivimos en un mundo global y que la lógica que funciona al interior de un Estado se debe a lógicas más amplias. Por ello, debemos empezar a pensar de una manera global y luego de una manera regional, nacional y local. En el extremo opuesto, la gente quiere ser considerada como personas singulares, capaces de escoger y decidir sobre su propia existencia. La sociología debe ser capaz de circular entre lo global y lo individual, y dentro de este espacio, analizar otros temas importantes como los movimientos sociales, la violencia, el racismo, el odio, etc.
¿Cómo ha tomado la sociología los cambios sociales de este nuevo siglo?
Toda nuestra vida ha cambiado a través de las nuevas tecnologías de la comunicación, estamos atravesando un cambio cultural profundo. El cuadro analítico ha variado de lo global a lo individual, los objetos de análisis se han modificado. Desde el punto de vista de la acción colectiva, la esfera cultural y la religiosa resultan más importantes que la esfera social.
La sociología clásica se acabó, hemos entrado a una nueva era. Tal vez no debemos hablar más de sociología sino de ciencias sociales, porque no queremos ser una única disciplina. Si bien considero importante que los profesionales de las ciencias duras y las ciencias sociales trabajen juntas, estoy convencido de que necesitamos ser cada vez más capaces de pertenecer a una disciplina y a la vez, de pensar y discutir desde varias disciplinas.
De toda su experiencia al lado de Alain Touraine, ¿cuál es la enseñanza que Ud. destaca más?
Touraine fue para mí un maestro que siempre me consideró un sujeto. No fue un profesor que quisiese que sus alumnos sean exactamente como él, que utilicen sus ideas y las de nadie más. Por el contrario, Touraine fue quien me ayudó a construirme como sociólogo. Es mi amigo, una persona muy cercana.
¿Cómo se siente al recibir el doctorado honoris causa?
Para mí es un honor increíble. Conozco a profesores de la PUCP, y si bien no soy un especialista de América Latina ni del Perú, me siento muy bien en este país y en esta universidad porque sociológicamente creo que el tipo de ideas que me interesan tienen su espacio aquí. Esta distinción es una manera de afirmar que podemos vivir en países alejados y compartir ideas, valores y convicciones.
El Perfil
Nombre: Michel Wieviorka
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