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Isabel Jaramillo: "¿Por qué las mujeres seguimos igual que en los 90 si las reformas en temas de género, aparentemente, se aprueban?"

foto de Isabel Jaramillo: mujer de cabello hasta el hombro que sonríe ampliamente a la cámara. Tiene el cabello oscuro, tex trigueña y lleva un saco oscuro, blusa blanca y paño gris con acentos de colores. Está en una escalera de un edificio de cemento rojizo..

La Dra. Isabel Jaramillo es abogada y coordinadora de la Red de Académicas/os Latinoamericanas/os del Derecho que trabaja por la transformación de la educación legal para la igualdad, y la justicia de género y sexualidad. Ella participó como expositora en ‘Siglo XXI: herramientas para la inclusión de la perspectiva de género en la educación legal en América Latina’, un conversatorio organizado por el Vicerrectorado Académico y la Oficina para la Igualdad de Género y Diversidad de la PUCP.

  • foto de Isabel Jaramillo: mujer de cabello hasta el hombro que sonríe ampliamente a la cámara. Tiene el cabello oscuro, tex trigueña y lleva un saco oscuro y paño gris.
  • Isabel Jaramillo
    Profesora de la Universidad de los Andes (Colombia) y coordinadora de la Red de Académicas/os Lationamericanas/os del Derecho
  • Texto:
    Daggiana Gómez Roncal
  • Fotografía:
    Roberto Rojas

Mucho de su trabajo académico se centra en la investigación del proceso de la reforma legal feminista y lo que ha dejado a las mujeres. ¿Cómo evalúa estos temas en Latinoamérica?

En América Latina, las organizaciones feministas han hecho mucho trabajo y han logrado reformas significativas. Empezó con las leyes de cuotas que fueron muy importantes en los años 90, en los que se lograron muchos cambios significativos. La siguiente ola de reformas fue en materia de violencia, en la primera década del 2000, con resultados mixtos. Algunos países demoraron más que otros. Argentina, por ejemplo, ha sido uno de los últimos. En materia de violencia, los países andinos -y de la mano de la Convención de Belém do Pará- introdujeron muchas reformas relacionadas con la violencia de familia y cada vez de manera más sofisticada aparece la violencia de género en la legislación.

Los temas que todavía son muy importantes para las feministas son las leyes sobre violencia de familia, las reformas de violencia sexual y seguimos con el acoso sexual. Y, finalmente, las reformas del aborto, en las que yo diría que la tendencia es menos clara. Los esfuerzos de las organizaciones feministas y sus aprendizajes sobre cómo hacer incidencia y litigar en las cortes han logrado muchos cambios.

Para volverse realidad social, la reforma legal necesita ser conocida y apropiada, debe enseñarse a los futuros abogados".

Así dicho, se ha avanzado mucho en pocas décadas.

Me interesa entender qué les queda a las mujeres de esas reformas. Yo soy menos optimista en esas evaluaciones. Lo que corresponde a la academia es entender por qué. ¿Por qué las mujeres seguimos igual que en los 90 si las reformas en temas de género, aparentemente, se aprueban?

Las organizaciones feministas saben que si bien lograron hacer una reforma, la ley no se hizo de la manera en que ellas esperaban. El proceso legislativo es un proceso de negociación. Entonces, eso implica que las reformas estén a medias. Las mujeres ganan en el título de la ley, pero no necesariamente en el contenido.

El proceso legislativo es un proceso de negociación. Eso implica que las reformas estén a medias. Las mujeres ganan en el título de la ley, pero no necesariamente en el contenido".

¿Podría citar un ejemplo de lo que llamaríamos «ganar una reforma a medias»?

Por ejemplo, el principio de igualdad salarial está en Colombia desde 1945. Sin embargo, cada vez que el Banco Mundial mide esta situación encuentra diferencias salariales importantes. Las mujeres lucharon y lograron sacar la Ley de Igualdad Salarial en el 2010, pero no se publicó el decreto necesario para su aplicación en el sector privado, que es donde está la discriminación salarial. Han pasado 12 años y ese decreto no existe porque se dio la ley sin el capital político para producir resultados.

En muchos casos, la idea de las feministas es aprovechar la oportunidad política. Es una forma de pensar la reforma incremental y simbólica. El problema es que, cuando todo son símbolos, se produce mucho desgaste sin lograr avanzar en los objetivos. Yo no soy crítica del movimiento, entiendo que todos hacen lo mejor que pueden para ver el cambio y estoy segura de que hay una estrategia para lograrlo.

¿Y cuál diría que es la situación actual de las mujeres en este ámbito en Perú?

Perú ha tenido organizaciones de mujeres muy fuertes, líderes en la región Latinoamérica, de las que hemos aprendido mucho, como Flora Tristán y Promsex.

Por otra parte, lo que vemos desde la región es que el sistema político está bloqueando capacidades de incidencia en temas de género. Es decir, hay pocas oportunidades políticas para una incidencia más eficaz. Me parece que esto ocurre también a nivel del Tribunal Constitucional, que, pese a que cuenta con mujeres valiosas, no vemos que emita grandes sentencias. Y la [alta] rotación en la presidencia supone mucha rotación en las burocracias, lo que dificulta que esa reforma legislativa produzca frutos.

En cuanto a la academia, he trabajado muy de cerca con las profesoras de la PUCP. Me parece que han hecho trabajos muy importantes, tanto de aportes a la doctrina como sobre la inclusión de la perspectiva de género en la enseñanza del derecho. Sin embargo, me he preguntado por qué las profesoras de otras universidades importantes no están involucradas en las redes de conocimientos feministas.

¿Cuál debe ser la contribución de la academia ?

Desde la academia tenemos que empezar a preguntarnos qué hacer para no gastar energías en tantas reformas, de repente apostando a una sola que nos parezca la más importante. Yo creo que la academia tiene 3 roles: aclarar o dilucidar definiciones, establecer las agendas de temas, y observar patrones para comparar casos en el corto o largo plazo.

La capacidad de investigación -analítica y empírica- debería pensarse como un insumo muy importante para que los movimientos sociales y las reformas produzcan realmente resultados. Y para volverse realidad social, la reforma legal necesita ser conocida y apropiada, debe enseñarse a los futuros abogados. Un estudio que hicimos en 2015 en 9 facultades importantes de Derecho de Colombia reveló que no se enseñan las leyes de violencia de género, de cuota ni de protección de maternidad. Piensan que no son importantes.

Y, por último, la academia tiene un lugar de crítica. Tiene la oportunidad de separarse del proceso mismo, de la reforma, de sus logros y fracasos, y producir un aprendizaje o crítica constructiva para el movimiento.

La capacidad de investigación, tanto la parte analítica como la empírica, debería pensarse como un insumo muy importante para que los movimientos sociales y las reformas produzcan realmente resultados".

Participó en el seminario organizado por la Oficina para la Igualdad de Género y Diversidad y la Red Alas. Aquí se refirió a la transversalización de la perspectiva de género en la educación legal.

Yo empecé a oír sobre el proyecto de transversalización del género en 1996. Y de hecho en un consenso de Beijing en 1994, llegaron a la conclusión de que esa era la estrategia por la que los países debían apostar. Sin embargo, estamos hablando en el 2022 como si se tratara de una estrategia nueva. 25 años después tenemos que seguir ensayando estas estrategias y preguntarnos qué ha estado pasando, qué es lo que hemos aprendido, y qué pensamos que es clave seguir apoyando y cómo movernos a futuro.

Creo que es necesario resaltar tres situaciones. Primero, sabemos que no podemos transversalizar un conocimiento que no existe, hay que producir ese conocimiento. Segundo, sabemos que producir ese conocimiento es costoso porque quienes se dedican a generarlo resultan despreciados al interior de la disciplina. Y el otro aprendizaje del estudio es que hay mujeres que quieren trabajar estos temas de género pero solo reciben apoyo externo. La academia se ha beneficiado de los enormes esfuerzos de las mujeres por conseguir recursos para investigar algo que les gusta, pero que también es importante para la sociedad.

Sabemos que la transversalización de género es la única estrategia que resulta pero, por ahora, todavía es una aspiración más que una realidad instalada.

La principal herramienta para cambiar la educación legal es preguntarse sobre la situación de las mujeres y actuar conforme con lo que resulte".

¿Qué herramientas existen para la inclusión de la perspectiva de género en la educación legal en América Latina? ¿Por qué diría que es importante dialogar sobre este tema?

Conversatorios como este son muy importantes porque permiten visibilizar los esfuerzos que se vienen haciendo. Es importante seguir hablando de la perspectiva de género, pues hay mucha gente que aún tiene una mirada crítica sobre este tema.

Y, para ser prácticos, podemos plantear ciertas herramientas: como profesor, no hay que subestimar la enorme capacidad que tienen los estudiantes para asimilar este tema e incluirlo en el currículo; como estudiante, uno puede exigir también estudiar estos temas. ¿Qué otra herramienta es importante? Preguntar por las mujeres. Por ejemplo, cuántas mujeres autoras estoy leyendo en este curso, cuántos de los temas que estudio son feministas y si lo que estamos estudiando les importa a las mujeres. La principal herramienta para cambiar la educación legal es preguntarse sobre la situación de las mujeres y actuar conforme con lo que resulte de esa pregunta.

Sobre Isabel Jaramillo

La Dra. Isabel Jaramillo es abogada por la Universidad de Los Andes en Colombia. Tiene un doctorado en Leyes por la Harvard Law School. Es profesora titular en la Universidad de los Andes. Fue cofundadora y es coordinadora general de la Red de Académicas/os Latinoamericanas/os del Derecho, ‘Red Alas‘, que trabaja con facultades de Derecho de América Latina. «Somos 76 profesoras y profesores en más de 20 universidades de 10 países distintos de Latinoamérica. En nuestra página, pueden encontrar materiales, lecturas, videos, todo lo que es importante en la comunidad académica sobre temas de género y que las mujeres de diversos países han producido», indica.

Ha sido consultora para el Gobierno colombiano en temas de derechos sexuales y reproductivos y de equidad de género. Ha apoyado a las comisiones de Género de las Altas Cortes de México, Argentina y Colombia en la construcción y divulgación de metodologías para introducir la perspectiva de género en la decisión judicial.

Asimismo, ha contribuido en lo relativo a la reforma del derecho de familia y los derechos de las mujeres ante la Corte Constitucional Colombiana y dicho Congreso de la República.

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