¿Por qué se repite generacionalmente la figura de los grupos juveniles y el fanatismo adolescente?

Es algo que sucede no solo con grupos musicales, sino también con figuras del deporte y las artes. Esto que se conoce como ‘fiebre adolescente’ o ‘idolatría adolescente’ tiene que ver con un proceso de desarrollo que ocurre en esa etapa de vida. Algo fundamental es el logro y consolidación de la identidad: el adolescente se despega de sus padres, empieza a creer y gustar de cosas distintas. Entonces se fija en otras identidades que le llaman la atención. Estas bandas o agrupaciones tienen el ideal del cómo quiero ser, por eso hay algunas a las que quieren y otras a las que no. El valor actual es que el artista sea desenfadado, abierto sexualmente, que sea un adolescente experimentado, el riesgo es considerado como un valor por el adolescente, mientras más arriesgada o desenfadada sea la figura, más gusto e identificación habrá.

Pero la mayoría de estos grupos son de chicos y sus fans son chicas, ¿cómo funciona la figura?

Es que parte del ideal del yo no solo es lo que quiero ser, sino también lo que quiero tener; es decir, el ideal de pareja. Me dicen “yo quisiera que mi pareja sea como uno de los chicos de One Direction”. Al conversar en consulta con adolescentes, te cuentan que quieren conocer a tal, tienen que conseguir dinero para poder ir a tal concierto, y cuando les preguntas qué pasa si no vas, te responden “¡me muero!”, como si realmente fuera algo de vida o muerte.

¿Cuándo se convierte esto en un peligro?

Cuando se torna una obsesión o cuando el adolescente pierde el criterio de realidad en el vínculo que establece con esta figura. En el concierto de Servando y Florentino hace muchos años murieron adolescentes, pero no solo por el hacinamiento, porque se sentían apretadas y estresadas, sino también por otros efectos. Es decir, muchas chicas estaban en estado de trance, habían perdido la noción de la realidad y del peligro, no se daban cuenta de que podían morir, y seguían cantando y gritando. Muchas pisaban a sus compañeras y no se daban cuenta porque estaban fuera de la realidad.

¿La figura de la ‘fiebre adolescente’ se repite con programas como Esto es guerra o Combate?

Es algo que se discute mucho actualmente, ¿por qué estos programas tienen tanto éxito en el público púber, adolescente y los mismos niños? Lo que se ha encontrado es que los «participantes» de estos programas tienen un buen cuerpo y bonita cara, pero no tuvieron éxito antes. Un programa de este tipo los reúne y les pide la exposición total de su vida y su cuerpo. Es la exposición la que genera fascinación en el adolescente, y mientras más escándalo haga, es más llamativo. El problema es que estas figuras favorecen la idea del éxito sin mucho esfuerzo. Simplemente te sacas un poco de ropa, haces un poco de escándalo, te metes con una persona y luego con otra, y así logras tener éxito; porque es innegable que son personas exitosas. Entonces se favorece el logro fácil, estas figuras no venden valores; sino inmediatez, hedonismo, placer inmediato, y esto puede traer problemas. Tenemos a chicos cuyo objetivo es entrar a estos programas, yo he conversado con algunos que me lo dicen así de claro.

Como padres, ¿debemos preocuparnos cuando nuestros hijos sienten este tipo de admiración?

Solo cuando es extrema. Hasta cierto punto es necesario que el padre reconozca que es parte natural de esta etapa. Incluso esta es una excusa para acercarse más a sus hijos y generar más confianza, preguntar “oye, ¿qué pasó hoy en el programa?”, por ejemplo. Lo importante es hacer que el adolescente siempre pueda volver a la realidad, que se pregunte quién es. Los padres se asustan mucho con la adolescencia porque se cree que es una etapa de rebeldía y hay una predisposición negativa, pero es una etapa bonita y lo importante es abrir canales de comunicación horizontal. Criticar en exceso cierra los canales.