El reto será impulsar una integración física con la principal economía sudamericana: Brasil
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Sebastien Adins
Profesor del Departamento de Ciencias Sociales
Para aprovechar todo el potencial del megapuerto de Chancay como hub regional, es de particular importancia impulsar la integración física con la principal economía sudamericana, la de Brasil. En ese sentido, resulta clave tener en cuenta que el actual gobierno de Lula da Silva contempla con gran interés la posibilidad de enviar una parte de sus exportaciones –por ejemplo, los enormes volúmenes de soya provenientes de Acre, Rondonia y Amazonas– a los mercados asiáticos a través de este puerto.
En relación a ese tema, a lo largo de los últimos meses se volvió a mencionar al proyecto Ferrovía Transcontinental Brasil-Perú (FETAB), estancado desde la llegada al poder del expresidente Pedro Pablo Kuczynski, el 2016. Este consiste en la construcción de una ferrovía bioceánica entre el Atlántico y la costa peruana, a través de las regiones de Pasco y Ucayali y, eventualmente, con una ramificación hacia la zona franca de Manaos. Lamentablemente, por ahora, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) no muestra mayor interés en retomar esta iniciativa.
Una alternativa para esta conexión ferroviaria –aunque menos adecuada por sus posibles efectos en materia ambiental– sería fortalecer la integración vial con el gran vecino. Por ejemplo, con la construcción de nuevas carreteras o corredores bimodales, tal como lo contempla el megaproyecto, precisamente promovido desde Brasilia, “Rutas de Integración de América del Sur”.
Una alternativa sería la construcción de nuevas carreteras o corredores bimodales, tal como lo contempla el megaproyecto, precisamente promovido desde Brasilia, Rutas de Integración de América del Sur”.
Fortalecimiento de las capacidades de las autoridades aduaneras
En el plano local, no se debe dejar de lado que existe el temor de que el puerto de Chancay pueda convertirse en un punto importante del tráfico ilícito de drogas. Cabe mencionar que, desde hace más de una década, el “Norte Chico” se ha convertido en una de las regiones peruanas con mayor incremento de actos delictivos y homicidios, una situación que podría deteriorarse dramáticamente si no se aumenta de modo considerable la presencia policial –o del Estado, en general– en la zona.
Al respecto, la situación crítica de seguridad en la costa ecuatoriana, a lo largo del último lustro, demuestra con qué rapidez las bandas criminales pueden retar a la autoridad estatal. Es de esperar que la oferta de cooperación, tanto desde la Embajada de Estados Unidos, como de la Delegación de la Unión Europea, ayude a fortalecer las capacidades de las autoridades aduaneras del país.
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