Carta circular a las escuelas, universidades e instituciones educativas
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Congregación para la Educación Católica
Organismo de la curia romana
A esto se añade la dramática situación de las escuelas y universidades católicas que, sin el apoyo económico del Estado, corren el riesgo de ser cerradas o reducidas radicalmente. A pesar de ello, las instituciones educativas católicas (escuelas y universidades) han podido, también en este caso, ubicarse a la vanguardia de la preocupación educativa, y se han puesto al servicio de la comunidad eclesial y civil, para asegurar un servicio educativo y cultural público en beneficio de toda la comunidad.
Educación y relación
La formación de los formadores
La persona en el centro
El servicio como fin
La situación actual ha puesto de manifiesto la necesidad de un pacto educativo cada vez más comunitario y compartido que — apoyándose en el Evangelio y en las enseñanzas de la Iglesia — contribuya en sinergia generosa y abierta a la difusión de una auténtica cultura del encuentro. Por esta razón, las escuelas y universidades católicas están llamadas a formar personas que estén dispuestas a ponerse al servicio de la comunidad. En el servicio, de hecho, podemos experimentar que hay más alegría en dar que en recibir (cfr. Hch, 20,35), y que el nuestro ya no puede ser un tiempo de indiferencia, egoísmo y divisiones: «El mundo entero está sufriendo y debe encontrarse unido para hacer frente a la pandemia», ya que «el desafío que enfrentamos nos une a todos y no hace ninguna diferencia de personas»(4). La formación al servicio de la sociedad para la promoción del bien común llama a todos a «unir los esfuerzos por una alianza educativa amplia para formar personas maduras, capaces de superar fragmentaciones y contraposiciones, y reconstruir el tejido de las relaciones para una humanidad más fraterna»(5).
Trabajar en red
Conclusión
La Congregación para la Educación Católica —como ya se expresó en el comunicado del 14 de mayo de 2020— renueva su cercanía y expresa su profundo agradecimiento a todas las comunidades educativas de las instituciones educativas y universidades católicas que, a pesar de la emergencia sanitaria, han garantizado la realización de sus actividades para no interrumpir esa cadena educativa que está en la base no solo del desarrollo personal sino también de la vida social. En la perspectiva de la futura planificación escolar y académica, a pesar de las incertidumbres y preocupaciones, los responsables de la sociedad están llamados a dar mayor importancia a la educación en todas sus dimensiones formales e informales, coordinando los esfuerzos para apoyar y asegurar, en estos tiempos difíciles, el compromiso educativo de todos.
Es hora de mirar hacia adelante con coraje y esperanza. Las instituciones educativas católicas tienen en Cristo —camino, verdad y vida (cfr. Jn 14,6) — su fundamento y una fuente perenne de «agua viva» (cfr. Jn 4,7-13) que revela el nuevo sentido de la existencia y la transforma. Por lo tanto, nos sostenga la convicción de que en la educación habita la semilla de la esperanza: una esperanza de paz y de justicia.
Ciudad del Vaticano, 10 de septiembre de 2020
- PAPA FRANCISCO. Momento extraordinario de oración en el atrio de la Basílica de San Pedro, 27 de marzo de 2020.
- PAPA FRANCESCO. Carta encíclica Laudato si’, 24 de mayo de 2015, 137.
- PAPA FRANCISCO. Carta encíclica Laudato si’, 24 de mayo de 2015, 225.
- PAPA FRANCISCO. Mensaje Urbi et Orbi, 12 de abril de 2020.
- PAPA FRANCISCO. Mensaje en ocasión del lanzamiento del Pacto educativo, 12 de septiembre de 2019.
- PAPA FRANCISCO. Audiencia general, 12 de agosto de 2020.
- PAPA FRANCISCO. Discurso a los participantes a la Asamblea Plenaria de la Congregación para la Educación Católica, 20 de febrero de 2020.
- Cfr CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA. Educar al humanismo solidario. Para construir una civilización del amor a los 50 años de la Populorum progressio, 16 de abril de 2017, VI.
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