“Ahora estamos en la época Pokémon”
Ha desarrollado una amplia actividad como docente e investigador en programas de formación de profesores y asesoría a centros educativos superiores en Europa y Latinoamérica. El trabajo del profesor Miguel Zabalza está enfocado en la mejora de la calidad de la enseñanza, la transición de la escuela al mundo del trabajo y el estudio de las virtualidades pedagógicas, y se ha visto plasmado en más de cien publicaciones de las que ha sido autor o coautor. Conversamos con él sobre el futuro del sistema educativo ante el avance de la tecnología en la educación.
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Miguel Zabalza
Docente de la Universidad Santiago de Compostela
Texto:
Katherine SubiranaFotografía:
Christian Ugarte
¿Cuál debe ser la respuesta de los profesores universitarios ante el avance de la tecnología?
Muchos de nosotros somos de la época de la imprenta y los libros, mientras nuestros alumnos son de la generación Windows. Los estudiantes son muy diferentes a nosotros, y a muchos profesores les desespera tener que trabajar con ellos porque los valoramos en función de cómo nosotros mismos nos hemos acostumbrado a trabajar, aprender y leer, y como no se corresponden con nosotros, nos tienen un poco descolocados, pero este es un problema efectivo que tendremos que resolver. Esto implica un reto no solo por el tipo de recursos que se pueden utilizar, sino también por la forma en la que se ha ido organizando el cerebro y se han configurado los sentidos. Estamos acostumbrados a escuchar y a ver, y ahora estamos en la época Pokémon, donde se ha privilegiado el manejo táctil y la actividad directa sobre las cosas. Ya no se puede retener la atención de un alumno si solo se habla durante toda la clase, lo que significa que debemos cambiar las herramientas y los contextos en los que intentamos que nuestros estudiantes aprendan. Debemos saber conjugar recursos tradicionales con los recursos que la cultura mediática nos impone.
En este escenario, ¿cuál debe ser la respuesta de la universidad?
Las universidades ya se van intentando adaptar al introducir más recursos informáticos y audiovisuales, reconvertir los materiales didácticos en unos mucho más visuales y con recorridos más cortos, pero, en el fondo, eso tampoco nos deja satisfechos. No sé muy bien qué pasará con las siguientes generaciones de profesores que vengan más preparados en ese tipo de cosas y que hayan vivido también algunas cosas de las tradiciones culturales anteriores. El sistema educativo debe responder de alguna forma. No es fácil cambiar a los sujetos, lo que debemos cambiar son los sistemas educativos y las coreografías que estamos utilizando para la enseñanza.
¿Cómo ha respondido el sistema educativo?
Depende. Cuando el contexto es muy conservador, la universidad –y la educación en general– debe ser muy progresista, de manera tal que rompa ciertas estructuras. Pero cuando en el contexto es como un torbellino, que va destruyendo todo lo antes conocido, la educación y la universidad tienen que ser un poco conservadoras y buscar volver a ciertos valores, que también fueron importantes para el desarrollo personal de los sujetos sin renunciar a lo actual.
¿Y cómo evalúa la adaptación de las universidades en Latinoamérica?
Hay mucha diferencia entre unos países y otros. Se pueden ver universidades cuya página web es un desastre absoluto, porque no dice nada, no tiene nada. Hay profesores que usan sus correos de Hotmail porque no tienen uno institucional. Entonces, por mucho que quieran aparentar, es imposible decir que esto está funcionando bien. En cambio, hay otras, como la PUCP, cuyo nivel es internacional.
¿Hay algún país que resalte por un sistema educativo universitario más parejo?
Chile, por ejemplo, es un país que ha trabajado mucho en los últimos años y creo que ha creado un sistema muy similar al europeo en la mayor parte de sus universidades. También ha dedicado mucho dinero a esto, al igual que Argentina o México. Luego viene Perú, Bolivia o Colombia, cuyo sistema es más irregular, aunque es bueno destacar que Colombia ha ido cuidando su sistema educativo en los últimos años, a pesar de todos los problemas que ha tenido con la guerrilla. Yo creo que esto les ha hecho valorar más la educación.
¿Qué debería hacer el Estado para una uniformización del sistema universitario?
No se puede pedir calidad para una universidad en la que la inversión ha sido muy mediocre. Los Estados tienen que reconocer que la calidad educativa está muy vinculada al tipo de esfuerzo económico y planificación que hace un país con respecto a la educación. Pongo como ejemplo las Olimpiadas, donde los países que han ido haciendo una política de inversiones para favorecer la formación, infraestructura y preparación de deportistas han sacado medallas. Una medalla no viene porque el Espíritu Santo venga a iluminar al deportista el último día, es un proceso de planificación de inversiones que se van trabajando y estimulando progresivamente. Exactamente lo mismo debe pasar en educación.
¿PARA QUÉ NOS VISITÓ?
Evento: Conferencia “Nuevas miradas sobre el aprendizaje: el compromiso del estudiante”
Organizador: Instituto de Docencia Universitaria
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