El punto de partida de Gallego es que las personas somos diferentes y, por tanto, que aprendemos de manera diferente. Las personas no desarrollan las mismas estrategias de aprendizaje y aquellas dedicadas a la docencia no pueden pretender aplicar un solo método de enseñanza. Frente a esto, el objetivo de las metodologías de los estilos de aprendizaje es lograr que quienes enseñan y quienes aprenden sean conscientes de ambas realidades.

La metodología utilizada por Gallego se aplica para el diagnóstico y desarrollo de cuatro estilos de aprendizaje: el activo, reflexivo, teórico y pragmático. Si bien las personas tienen un estilo preferente, necesitan también de los otros. “Lo ideal es que la persona tenga desarrollados los cuatro estilos, de manera que pueda aprender en cualquier circunstancia”, remarca.

Aplicaciones y resultados en Latinoamérica

Gallego comenta que existen diversas experiencias donde se han aplicado las metodologías de estilos de aprendizaje. Por ejemplo, en México se empleó un instrumento para diagnosticar los estilos de 300 estudiantes de un posgrado a distancia; según los resultados, se formaron varios tipos de equipos colaborativos.

“Cuando todos tenían el mismo estilo, hubo debates por tomar el liderazgo del grupo (especialmente si eran alumnos reflexivos)”, explica Gallego. Además, se encontró que los estudiantes que son activos o pragmáticos corrían mayor riesgo de deserción. “Habitualmente, si una persona no tiene un buen nivel de estilo reflexivo y teórico, difícilmente va a sobrevivir, actualmente, en la enseñanza universitaria”, comenta.

El doctor sostiene que lo mismo ocurre en la educación primaria y secundaria. “¿Qué pasa con los que son activos y pragmáticos? O los profesores no les hacen caso porque los llaman ‘molestosos’ o ‘hiperactivos’, o terminan por salir del sistema. A este tipo de alumnos no se les facilita otras herramientas para que puedan avanzar”, explica.

Al respecto, Gallego detalla que una metodología de estilos de aprendizaje debe ser aplicada por el equipo directivo de cada centro educativo. Esto requiere la capacidad de diseñar una estrategia, de implementarla y, finalmente, de analizarla para evaluarla y mejorarla. “El profesor tiene que atender a la pluralidad de estilos y brindar las herramientas necesarias en cada caso, y el estudiante tiene que desarrollar no solo su estilo preferente, sino también otras capacidades”, comenta.

Un caso exitoso de la aplicación de estas metodologías sucede en Colombia. La Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD), de 75 mil estudiantes, ha innovado el campo de la educación virtual a través de equipos colaborativos idóneos en todas sus aulas. Esto incentiva la colaboración entre los alumnos con diferentes estilos de aprendizaje para conocer, compartir y ampliar la información sobre un tema. La UNAD utiliza diferentes recursos multimedia para facilitar la enseñanza de los tutores y el aprendizaje de los alumnos.