En periodismo ahora se privilegia lo entretenido sobre lo importante
El bichito del periodismo siempre lo tuvo, pero logró desarrollarlo como profesional al estudiar en la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica, a la que ingresó en 1961.
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Alejandro Sakuda
¿El periodista nace o se hace? ¿Cómo fue su caso?
Desde que estudiaba en el Colegio Guadalupe hacía periódicos murales, mientras que en el barrio hacía un boletín que imprimíamos a mimeógrafo con unos amigos. Por eso, cuando terminé el colegio ya tenía decidido qué estudiar y fui directo a la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica en 1961.
¿Cuál fue su primer trabajo como periodista?
Siendo alumno de la Escuela participé con unos amigos en un concurso que lanzó La Prensa en 1962. Entre estos amigos y compañeros de estudios estaban Alfredo Kato, Ricardo Müller y Eduardo Torrejón. Pues bien, participamos y ganamos; así ingresamos a La Prensa, que había decidido sacar un periódico vespertino. La intención era que ocupara el espacio de la tarde porque ya tenían La Prensa en la mañana y Última Hora al mediodía; ingresamos a trabajar a este nuevo periódico, que se llamó El Diario.
En 1986 asumió la dirección de La República, en una época muy difícil para el país.
Sin duda lo fue, porque todos los periodistas eran sospechosos y estaban entre dos fuegos. Para los senderistas, los periodistas estaban vinculados al ejército o la policía; es decir, eran sus informantes, mientras que para la policía y el ejército los periodistas estaban vinculados a Sendero. Por eso, enviar a nuestros reporteros a Ayacucho era complicadísimo. De hecho tuvimos dos pérdidas muy lamentables: Jorge Sedano murió en Uchuraccay y Jaime Ayala, un corresponsal que teníamos en Huanta, desapareció.
Con su dirección La República fue intervenida cuando Alberto Fujimori cerró el Congreso. ¿Cómo fue ese episodio?
El mismo día que Fujimori cerró el Congreso, el 5 de abril de 1992, los soldados ingresaron al periódico por la mañana y nos dijeron que habían descubierto que La República iba a ser el blanco de un atentado. Pasaron las horas y, como a las diez de la noche, el comandante a cargo nos dijo que habían tomado el control del periódico y que a partir de ese momento revisarían las notas que íbamos a sacar al día siguiente. Entonces me empezaron a decir, «esto no va, esto tampoco…». Decidí entonces sacar la edición con páginas en blanco. Así fue que las páginas 2, 3 y una franja en la portada salieron en blanco. Todo el tiraje se agotó.
¿Cómo ve al periodismo actual?
Esta profesión ha cambiado mucho, no sólo por el avance que han tenido las tecnologías de la comunicación, sino por la simpleza en la que han caído muchos periodistas para conseguir la noticia de manera rápida; se privilegia lo entretenido sobre lo importante. En los últimos años, con la proliferación de los diarios chicha, la gente lee periódicos, pero ¿lo hace para entender la realidad, lo que está pasando? ¿Lo hace para ver de qué manera avanza el Perú? Realmente no lo creo, lo que buscan es entretenerse.
En la década pasada, todo el país vio a dueños de medios de comunicación vendiéndose por miles de dólares. ¿Qué debe hacer un periodista ante esta situación?
Es un dilema. Por un lado, si renuncias te quedas sin empleo, y puedes tener una familia que mantener. Sin embargo, creo que todo el problema no hay que dejárselo a los periodistas. Es un problema que compete a toda la sociedad y esta tiene que tomar cartas en el asunto. Después de los casos de corrupción que se han visto debe haber una vigilancia ciudadana constante. Los lectores, oyentes y televidentes debemos hacer escuchar nuestra voz y decir «no más» a este tipo de televisión, de diarios, de radios. En ese momento se verá, recién, un cambio. Es una tarea difícil, pero debería hacerse por la salud de la profesión y del Perú.
Usted será homenajeado por la Asociación de Egresados y Graduados como ex alumno distinguido de la PUCP . ¿Cómo recibe esta distinción?
Es un gran honor y también una gran responsabilidad. Es un reconocimiento que me emociona, pero sé que es parte también de la generosidad que manifiesta la Universidad Católica, así como la propia Asociación. Este premio te plantea ser mejor de acá al futuro, no le puedes fallar a la Universidad. Y para eso tenemos la formación que hemos recibido en estas aulas, que es como una coraza ética que nos sirve a lo largo de nuestra trayectoria profesional.
Entrevista: Juan Carlos Quintana
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