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La importancia de introducir la perspectiva de género en la investigación

  • Patricia Ruiz-Bravo
    Decana de la Facultad de Ciencias Sociales

Si queremos que las relaciones de inequidad en torno al género desaparezcan, hay que comenzar cambiando nuestras actitudes, estereotipos, formas de pensar y actuar cotidianos. Solo así lograremos acabar con la cultura machista que impera en nuestro entorno".

La promoción de la llamada “perspectiva de género” en la educación peruana ha generado recientemente mucha controversia y división debido, principalmente, a la falta de información que hay sobre el tema. La perspectiva de género puede entenderse como una aproximación reflexiva y crítica que estudia cómo las diferencias de género entre los miembros de la sociedad determinan sus necesidades, oportunidades, expectativas, obligaciones, derechos y calidad de vida, con el objetivo de proponer caminos de cambio y mejoras sociales.

Permite, por ejemplo, comprender cómo el uso de sustantivos masculinos como “hombre” o “ciudadano” para referirse, de manera genérica y aparentemente neutral, a todos los seres humanos o a todos los habitantes de una ciudad, ha invisibilizado diferencias fundamentales relevantes entre la situación de mujeres y hombres, proyectando la ficción de una realidad uniforme. De hecho, muchas investigaciones empíricas recogen información general sobre grupos sociales sin preguntarse cómo las diferencias de género entre sus miembros afectan aquello que dichas investigaciones buscan entender. Por ejemplo, cuando se busca realizar un diagnóstico de pobreza, si no se indaga por el tipo de pobreza que afecta a los hombres y el tipo de pobreza que afecta a las mujeres, no podrán verse desigualdades que son claves para el análisis y para la identificación de actores y beneficiarios/as de los programas sociales.

Lo mismo sucede cuando se analizan conflictos socioambientales, políticas públicas, enfermedades, usos del espacio, entre otros, desde una perspectiva supuestamente general que solo desconoce e invisibiliza la huella de género que los atraviesa. Por ejemplo, durante muchos años se enumeraron ciertos criterios como indicadores de enfermedades cardiacas. No obstante, desde hace muy poco y gracias a la perspectiva de género, es que se sabe que las mujeres no presentan los mismos síntomas que los hombres antes de tener un infarto. Esta falta de información tuvo como consecuencia que la prevención de infartos en el caso de las mujeres haya sido mucho más baja que en el caso de los hombres. Es así como, si no se asume una perspectiva de género, mucha información se mantiene oculta, aún cuando esta no haya sido la intención de quien investiga.

Nuestra apuesta como docentes debe ser por una educación que fomente la reflexión seria y genere un pensamiento crítico inclusivo. Si no hay reflexión, no habrá cambios en nuestra universidad y menos en nuestro país. En este contexto, la investigación es un medio para incitar la curiosidad de nuestros estudiantes e invitarlos a cuestionarse la realidad en la que nos movemos diariamente. Si lo que queremos es que las relaciones de inequidad en torno al género desaparezcan, hay que comenzar cambiando nuestras actitudes, estereotipos, formas de pensar y actuar cotidianos. Solo así lograremos acabar con la cultura machista que impera en nuestro entorno. La investigación es un paso fundamental para generar este cambio. Entre otras razones porque los datos empíricos muestran con claridad que no podemos decir con verdad que los hombres y mujeres de nuestra sociedad viven en condiciones de equidad.

Ahora bien, el desempeño académico es una parte fundamental de la formación que la PUCP le da a sus estudiantes, pero, en tanto que somos una universidad humanista, lo que debemos buscar es una formación integral y una formación en valores. Valores como la justicia y la democracia suenan muy bien en términos conceptuales, pero ¿de qué justicia estamos hablando si esta no llega a hombres y mujeres? ¿De qué democracia estamos hablando si es que esta no reconoce los derechos de las mujeres o de la población LGTB de la misma manera como lo hace con los derechos de los hombres? La perspectiva de género nos permite reconocer la heterogeneidad de las vivencias y desigualdades sociales para que los valores que promovamos como universidad sean valores inclusivos y comprometidos con los distintos actores que han sido sistemáticamente invisibilizados en nuestro país. Así como ofrecemos a nuestros alumnos una formación ética a fin de contribuir con nuestra sociedad profesionales íntegros, debemos ofrecerles una formación que incluya un enfoque de género a fin de contribuir con personas comprometidas con la erradicación definitiva de la discriminación e injusticia en torno al género.

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