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Un simulacro a conciencia

  • José Canora
    Jefe de la Oficina de Seguridad

Por todos es conocido que nuestro país se encuentra en el “Cinturón de Fuego del Pacífico” y al borde del encuentro de dos placas tectónicas, la Sudamericana y la de Nazca, en donde se produce el efecto de subducción. Esta situación nos hace vulnerables a la posibilidad de que ocurran sismos de gran poder destructivo en la parte occidental de nuestro territorio. Además de ello, se producen sismos locales que tienen su origen en la existencia de fallas geológicas propias de cada región. Estos movimientos telúricos son de menor magnitud, pero si se producen a poca profundidad se convierten en fenómenos de gran poder destructivo.

Gran parte del crecimiento de la ciudad ha sido desordenado, lo que incrementa exponencialmente los problemas de urbanismo de Lima, y con ello su vulnerabilidad sísmica. Por ello, las consecuencias de un eventual sismo de gran magnitud nos ponen en un escenario indeseable pero altamente probable. Los esfuerzos de prevención deben ser principalmente para tomar conciencia, tanto en el ámbito personal, como en el institucional, local, regional y estatal; más allá de las acciones posteriores al evento que presentarán sus propias dificultades, pero que principalmente dependerá de la conciencia de prevención que debemos adoptar. Esta es la base para evitar la pérdida de vidas humanas.

Con los resultados de los últimos simulacros se deberá reforzar los estudios de impacto en la ciudad de Lima y optimizar los planes de emergencia y plan de contingencia ante terremotos y tsunamis. Nuestra Universidad no es ajena a estos hechos. Desde ya, es considerada como una institución referente en el tema, tanto por su aporte en estudios y profesionales que desarrollan investigaciones para la prevención de desastres como por la densidad poblacional de estudiantes que alberga. Asimismo, desarrolla un trabajo sostenido en prevención, lo que nos convierte en garantía de futuro para las autoridades nacionales en Defensa Civil. Nuestro aporte debe ser preparar a un gran número de jóvenes en el desarrollo de esta conciencia de prevención.

Este 31 de mayo se ha programado un simulacro de sismo. En esta fecha se recuerda el terremoto de 1970 cuyo epicentro se ubicó en Chimbote y que afectó a las ciudades de Huaraz (35,000 fallecidos), Yungay y Ranrahirca (32,000 muertos por aluvión ocasionado por el desprendimiento de una masa de hielo del Huascarán). Esta es una excelente oportunidad para tomar un momento de la vida universitaria y evaluar nuestro entorno de seguridad y, de acuerdo a este, actuar conforme a los procedimientos e instrucciones establecidas en cada una de las unidades que conforman nuestro campus universitario. Para ello contamos con el apoyo y convicción de los jefes de cada unidad académica, así como del liderazgo y preparación de nuestros brigadistas con la finalidad de minimizar las consecuencias no deseadas de un eventual sismo.

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