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Solidaridad con Venezuela: del desastre económico-político al cambio

  • Antonio Peña Jumpa
    Docente del Departamento de Derecho PUCP

La compra-venta internacional del petróleo venezolano siempre se ha prestado a negociaciones arbitrarias o ilícitas.

¿Qué haría usted con un sueldo millonario de 5’000,000 Bolívares si en el mercado solo le alcanza para comprar el equivalente entre USD $80 y USD $100 (dependiendo de la oportunidad de cambio) o entre S/ 250 y S/ 320?

Aquel es el sueldo mensual de un profesor universitario en la categoría Principal de Venezuela, devaluado en los últimos años de un referente equivalente a USD $2,659, que correspondió al año 2001. ¿Qué significa esta devaluación salarial en un país donde la educación superior es fundamental para su desarrollo? ¿Cuál es su significado en relación con la situación económica de otros trabajadores y la población venezolana en general?

Con S/ 320, la familia del profesor universitario no alcanza a comprar los alimentos esenciales para vivir una semana en el Perú. Ello sin considerar los gastos de transporte, vestido, vivienda, salud, recreación y otros necesarios para tener tranquilidad durante dicha semana, y sin considerar el desabastecimiento de alimentos que acrecienta los precios en Venezuela. ¿Qué haría para subsistir durante las tres semanas adicionales? Si no tiene un patrimonio para endeudarse y resistir, lo único que le queda al profesor universitario es huir a otro país o someterse a la cúpula favorecida con los cambios gubernamentales que inició el presidente Hugo Chávez y que continúa el actual presidente Nicolás Maduro. Ello es, en términos simples, una situación de desastre económico-político en el Estado y la población venezolana.

En un inicio, el régimen de Hugo Chávez surgió como una alternativa frente a la corrupción económica existente en la administración del petróleo, principal recurso natural de Venezuela. Una vez que el régimen controló la gestión del petróleo, la corrupción se reprodujo. En los últimos años hemos sido testigos de los efectos de esta gestión al conocerse que la persona que administró la empresa Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) alcanzó a figurar entre los 31 hombres más poderosos y ricos de Latinoamérica y dentro de los 500 más poderosos del mundo (ver web del diario El Nacional y la web de Cuentas Claras, visitadas el 30-03-2018). En el mismo sentido, hemos sido testigos que la herencia del fallecido presidente Hugo Chávez ha hecho a su principal heredera, su hija María Gabriela Chávez, la mujer más rica de Venezuela y una de las más ricas de Latinoamérica con un patrimonio que supera los USD$ 4,000 millones (ver web de Diario de Las Américas, visitada el 30-03-2018).

¿Cómo explicar esta enorme riqueza de quien dirigió la empresa del petróleo de Venezuela y la heredera del presidente Chávez, contrastada con la pobreza del profesor universitario citado al inicio?

La compra-venta internacional del petróleo venezolano siempre se ha prestado a negociaciones arbitrarias o ilícitas. Si estas generan una comisión de centavos de dólar por cada barril en venta, entonces cuando se negocian billones de barriles se tiene como resultado millones de dólares que se depositan en cuentas extranjeras secretas. Los responsables de este hecho son sujetos de una economía de mercado (los que compran el petróleo) y de una economía bajo control central político (los que venden el petróleo).

¿Qué ocurre con el pueblo venezolano? Si las transacciones internacionales del petróleo otorgan grandes divisas o beneficios, el gobierno central gestiona su economía local. Pero si dichas transacciones dejan de otorgar suficiente divisas porque el precio del petróleo se derrumba, como ocurrió en los años 2009 o 2016 (ver web Cinco Días de El País, visitada el 30-03-2018), la gestión de la economía local también se derrumba y el pueblo es el principal afectado.

Esta situación de desastre, por el cobro de comisiones indebidas y el efecto de los precios del petróleo sobre la economía del pueblo venezolano, no puede ser controlada por los actuales gobernantes. Intervienen con devaluaciones e hiperinflaciones, superiores a los que nos tocó vivir en el Perú en la segunda mitad de los años 80, las que sumadas a la inseguridad por sobrevivencia (donde el más fuerte busca subsistir) hacen del país vulnerable en dos extremos: el control militar o el caos permanente.

En los países latinoamericanos vecinos a Venezuela somos testigos del éxodo de miles de jóvenes, técnicos, profesionales y docentes, como el colega mencionado al inicio que ha llegado al Perú. Pero también somos testigos de las protestas y reclamos de miles de jóvenes, técnicos y profesionales que aún no han migrado o quienes han retornado. Ambos, los migrantes y no migrantes o retornantes, muestran y hacen posible la debilidad del actual régimen y, por ello, las probabilidades de un cambio profundo en el país en un corto tiempo.

Nuestra solidaridad con este pueblo venezolano que sufre con su emigración o resistencia al desastre económico-político de su país; estamos convencidos del pronto cambio.

Etiquetas:
Crisis en Venezuela

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