“Mi relación con el público es una pelea, una guerra”
Nació en una aldea muy pequeña de, aproximadamente, diez familias. De niño, su padre, maestro de escuela, lo llevó a ver espectáculos de la ópera tradicional china a un pueblo cercano, pero recién en 1994, terminando sus estudios en Rehabilitación Física en Shanghái, vio por primera vez una obra dramática: Otelo, de Shakespeare. Hoy, Nick Rongjun Yu es el dramaturgo chino contemporáneo de mayor proyección internacional. Él nos visitó para la conferencia “Dramaturgia y teatro en China hoy”, organizado por el Instituto Confucio-PUCP.
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Nick Rongjun Yu
Director general adjunto del Centro de Ar te Dramático de Shanghái (China)
Texto:
Israel GuzmánFotografía:
Victor Zea
Estudió medicina pero, casi sin ejercer, decidió dedicarse al teatro. ¿Cómo fueron esos primeros años?
Entré en una época muy dura para el teatro en China. En los noventa llegaron muchas cosas nuevas: televisión por cable, las discotecas, películas de Hollywood, y eso hizo que la gente deje de ir al teatro. Muchas compañías desaparecieron, pero fue una época de cambio y, hacia inicios de los 2000, había una nueva generación. Yo entré porque me pareció muy interesante y quise probarme, pensando que, si fallaba, todavía podía regresar a mi profesión. Escribí mi primera obra en 1996, luego de un año de trabajar en publicidad de obras de teatro. Felizmente, la situación ha mejorado mucho. En 1999, el Centro de Arte Dramático de Shanghái (SDAC) montó cuatro o cinco obras. El año pasado, hemos producido 53. Además, desde el 2005 se permitió el ingreso de compañías de teatro privadas a China, aparecieron muchas en Pekín y Shanghái, y las producciones han sido más fructíferas.
Desde el inicio tuvo éxitos de taquilla y crítica. ¿Eso cambió la forma en que escribía?
En mi carrera, siempre he pensado en mi relación con el público. Tengo dos trabajos: uno es ser mánager, ver el marketing y la publicidad para animar a la gente a ir al teatro, pero también soy dramaturgo. Mi relación con el público es una pelea, una guerra. A veces quiero llevar buen teatro al público, pero, cuando trabajo en una obra comercial, hago caso a lo que quieren. El último año escribí tres obras con las que traté de jugar con el público, una de las cuales es La multitud, que se va a presentar acá. Quería tratar al público como individuo, no como grupo, y retarlo, que tenga que pensar en la obra.
¿Cree que el público asiático ha evolucionado en los últimos años?
Sí, especialmente la generación de jóvenes. En China, ahora, el público de teatro es muy joven. Más del 90% tiene menos de cuarenta años, mientras que la gente mayor va a la ópera tradicional. Y estos jóvenes son los que buscan también cosas nuevas.
¿Cuál es el rol del Estado chino en la promoción del teatro y las artes? ¿Brinda un financiamiento sustantivo?
No, no. Nuestro principal ingreso es la taquilla. Incluso, el Estado apoya más el teatro en Pekín y otras provincias. Las compañías privadas siempre tienen que ser más comerciales porque viven de la taquilla y el teatro independiente trata de hacer cosas más interesantes, pero no tiene mucho apoyo. Ahora, el gobierno está tratando de apoyar más el sistema y el propio presidente Xi Jinping ha hablado del tema. El dinero es importante, pero para el artista es muy peligroso. Necesitamos tener un balance que nos deje cierto espacio para ser creativos. Si el dinero está siempre ahí, no habría cambios y se rompería este balance.
La multitud empieza con la revolución cultural de fines de los cincuenta. ¿Busca crear memoria de esos años?
Esa es nuestra historia y nuestra memoria. Necesitamos que esté en los escenarios y hacer que conecte con la gente. Desde el 2000, he tenido más de 55 obras en escena, por lo que utilizo temas muy variados, pero sí me gusta involucrarme con la historia de China y creo que es una gran fuente de recursos. Hemos crecido muy rápido, pero también hemos tenido muchos problemas.
¿Y qué hay de la censura gubernamental?
Tenemos censura. Por ley, no puedes involucrar a la política con el escenario. No podrías decir que Taiwán es parte de China, por ejemplo. El problema es que no está del todo claro qué está prohibido y qué no. Pero, además, creo que el gran problema es la autocensura. La censura está en todo y, aunque necesitamos saber con claridad qué está prohibido, no deberíamos ni podemos ser censurados. El artista debería tener libertad para escribir y explorar todo.
Nick Rongjun Yu vino para el estreno de su obra La Multitud. Revisa la información sobre la temporada en la Agenda PUCP.
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