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La Unión Europea y Gaddafi: Una vieja historia sigue su curso

Han tenido que morir más de 600 libios para que Catherine Ashton, jefa de la diplomacia europea, declare oficialmente que la Unión está preparando sanciones.

  • Rudy Bezir

Hemos tenido que esperar que Alemania, la potencia industrial y comercial más grande del viejo continente, y que Francia, el otro motor de la integración europea, condenen los crímenes contra civiles perpetuados por Muammar al-Gaddafi, el «hermano guía de la revolución», para que la Unión se digne a preparar alguna sanción. Esta espera es el fruto del tratado de Lisboa, de un sistema en el cual la toma de decisiones en política exterior pasa por 27 intereses nacionales y coyunturas económicas muchas veces antagonistas.

Los libios y la comunidad internacional han tenido que esperar 42 años, para que los vecinos del otro lado del mediterráneo reaccionen al gobierno de Gaddafi. A lo largo de este tiempo lo hemos podido ver con su entonces «amigo», según sus propias palabras, el presidente francés Nicolás Sarkozy, festejar en París el 59 aniversario de los derechos humanos.

En aquellos días los acuerdos comerciales sobre aviones Airbus, la cooperación nuclear y la voluntad del presidente francés por firmar la «Unión para el Mediterráneo» eran más importantes que pensar en democracia ¿Acaso los 11 mil millones de euros y 130 empresas italianas presentes en el territorio libio no eran más importantes para Silvio Berlusconi cuando llamó al «guía» el 22 de febrero? Desde el 2003 hasta el 2010, primeros ministros como el británico Tony Blair y los españoles Aznar y Zapatero han podido visitar la carpa o «granja del líder» del mandatario libio en Trípoli. ¿Por qué no lo hicieron entonces?

Lo que estamos por contemplar es, y aunque parezca difícil de creer, el inicio de una diplomacia europea. Siempre ha sido fácil para el viejo continente dar lecciones de democracia cuando sus intereses no se veían tan comprometidos. Esto ha ocurrido en Costa de Marfil, Tunes e incluso Egipto; pero Libia es el décimo país productor de petróleo en el mundo y contaba invertir más de 30 mil millones de dólares en infraestructura a corto plazo. En los próximos días veremos cómo, al igual que la subida del precio del petróleo, crece el número de inmigrantes ilegales en la Unión Europea. Seremos testigos de cómo las bolsas de valores siguen cayendo, más de 3 puntos en Milán. Pero lo más importante para Europa es que veremos sanciones. Veremos discursos de la señora Ashton y posturas oficiales del presidente de la Unión de Europea, el señor Van Rompoy, que muchos europeos ni conocen. Lo que estamos viendo en Europa son las reacciones lentas de países que siguen con calma un proceso de integración y va borrando enemistades que causaron más de 40 mil millones de muertes hace tan solo 66 años. Esperemos que en un futuro esta diplomacia logre reaccionar rápidamente para difundir y defender valores de democracia y de derechos humanos.

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