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La gripe AH1N1 y la falta de una estrategia de comunicación en el Perú

El brote y propagación de la denominada influenza AH1N1, popularmente conocida como gripe porcina, ha develado serias debilidades comunicacionales en el campo de la salud pública en el país.

  • Rolando Pérez

Por un lado, el tratamiento público por las instancias del Estado -desde el momento de la aparición de la epidemia- ha evidenciado la ausencia de una estrategia de comunicación para abordar una crisis en salud pública. Las contradicciones en la información, los discursos alarmistas y recomendaciones extremas no han hecho sino generar desconfianza hacia las autoridades y debilitar su credibilidad en un momento importante para tomar medidas preventivas y proactivas.

Por otro lado, nuevamente volvemos a observar una actuación acrítica de los medios de comunicación, especialmente la radio y la televisión. Estos se convirtieron en ecos pasivos de las fuentes oficiales, en lugar de facilitar información adecuada y oportuna sobre las causas, implicancias y dimensiones de la epidemia. En cambio, los titulares sensacionalistas de algunos medios de comunicación no hicieron sino crear pánico y confusión frente a la posible diseminación de esta nueva enfermedad. Con algunas excepciones, los medios se convirtieron en agentes funcionales al abordaje comunicacional del gobierno sobre la epidemia.

Los estudios sobre comunicación y salud pública han demostrado que el uso de los recursos comunicacionales se torna un factor fundamental para crear un clima de confianza, para prevenir, tratar apropiadamente y a tiempo epidemias como la influenza AH1N1. Está claro que en un contexto de desconfianza de la población y descrédito de las autoridades, el discurso mediático sobre las repercusiones de la epidemia es aprehendido y reconstruido por la población en medio de una atmósfera marcada por incertidumbres. Esta situación hace que mucha gente asuma medidas extremas o minimice las indicaciones de los expertos o las autoridades oficialmente encargadas de conducir la solución de la crisis.

Esta crisis ha demostrado que la ausencia de una adecuada estrategia de comunicación genera improvisaciones en la producción de los mensajes y discursos oficiales contradictorios. En un contexto social como el nuestro, marcado por evidentes fragilidades en el campo de salud, se requiere construir soportes comunicacionales adecuados. Es decir, producir mensajes claros y sencillos, evitar la multiplicidad de voces oficiales y desarrollar acciones pedagógicas que contemplen no sólo los medios masivos, sino también aquellos espacios donde la gente interactúa cotidianamente. Las crisis en el campo de la salud, aquellas que aparecen impredeciblemente en la urbe pero también las que cíclicamente ocasionan efectos devastadores en el interior del país, demandan un Estado que no sólo combata la enfermedad, sino además la inseguridad y confusión, este papel también le compete a los medios de comunicación que deberían evitar moverse en la lógica de la cultura del escándalo y, por el contrario, sostener el sentido pedagógico de la producción informativa.

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