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“Si realmente queremos desarrollarnos como nación, tenemos que ser muy creativos”

Benito Juárez es una de las cabezas de la revolución digital en el país. Docente de la Facultad de Arquitectura de la PUCP, es el presidente de la Asociación Fab Lab Perú, el primer laboratorio de fabricación digital creado en Sudamérica y uno de los 307 que existen a nivel mundial y que trabajan de manera conjunta, compartiendo el conocimiento y creando espacios de libre acceso a herramientas tecnológicas que hace unos años eran inalcanzables.

  • Benito Juárez
    Presidente de la Asociación Fab Lab Perú.
  • Texto:
    Luis Yáñez
  • Fotografía:
    Felix Ingaruca

¿Cómo llegaste a involucrarte en el mundo de la fabricación digital?

Mi vocación siempre ha sido la de experimentar. Por eso, antes de terminar la universidad, realicé proyectos experimentales. Tiempo después se realizó una convocatoria para seleccionar a dos personas para que formaran parte de la Red Fab Lab y gracias a estos proyectos fui elegido.

Fab Lab Perú fue el primero que se fundó en Sudamérica. Antes, muchas personas no tenían un espacio creativo para desarrollar sus ideas y ahora cuentan con un laboratorio donde pueden conectarse para crear proyectos que nos ayuden a visualizar una nueva sociedad, un nuevo mundo. Eso es lo que más me emociona.

¿Qué es exactamente un Fab Lab?

Es, ante todo, gente compartiendo con gente, máquinas compartiendo con máquinas y máquinas compartiendo con gente. Este programa nació el año 2001 en el Centro de Bits y Átomos del MIT, como parte de un curso llamado «Cómo hacer casi cualquier cosa», y busca democratizar el acceso a herramientas de innovación tecnológica para que, al momento que queramos adquirir un producto, dejemos de actuar como compradores y seamos más bien los agentes creativos y desarrolladores de lo que consumimos.

¿Cuáles son los requisitos para implementar un Fab Lab?

¿A quiénes están dirigidos estos laboratorios?

La lógica del Fab Lab es que todos podamos utilizar estas herramientas para crear nuestras propias tecnologías. Cuando llega un Fab Lab a una institución, congrega a estudiantes y profesionales de diversas disciplinas de manera natural, sin que exista una imposición o una orden de arriba hacia abajo. Más bien, de abajo hacia arriba, se empieza a organizar una estructura colaborativa y de innovación.

¿La impresión digital en 3D es un proceso costoso e inalcanzable como se piensa?

En la actualidad, se ha abierto tanto este conocimiento y se han desarrollado tantas aplicaciones que encontramos máquinas desde 100 dólares hasta medio millón de dólares. Si bien es cierto que el desarrollo de productos puede resultar caro para procesos estándares, es muchísimo más económico cuando hablamos de productos personalizados o de prototipos de bajo costo.

¿Qué materiales pueden emplearse en la fabricación digital?

La ventaja es que, al ser de tecnología abierta, nos permite adaptarla a lo que queramos. El material más común es el polímero, pero también se emplea metal, vidrio, chocolate, biomateriales, cartón, espuma, goma, bambú, fibra de vidrio… el límite es tu imaginación.

¿Cuál dirías que es el proyecto más curioso o extravagante que hayas visto en esta línea?

Definitivamente lo que está haciendo el Dr. Anthony Atala está fuera de toda lógica y me emociona muchísimo que sea peruano. Es el director del Instituto de Medicina Regenerativa de Wake Forest y ha experimentado con varios tipos de tejidos pero su mayor desafío es poder imprimir órganos sólidos como el riñón o el corazón. Sería una alternativa a la donación o la clonación, ya que en caso se necesite un órgano, se sacarían células madres del organismo y se imprimiría una copia exacta.

¿Por qué resulta importante generar estos espacios de investigación en instituciones académicas?

Uno de los patrones que he podido encontrar en Latinoamérica, en las diversas universidades que he podido visitar, es que nos enseñan a consumir tecnología, a utilizar un determinado software o una determinada máquina. Eso trae como consecuencia que los empresarios o profesionales compren tecnología para aplicarla en sus negocios y que muy pocos la desarrollen.

Si realmente queremos desarrollarnos como nación, tenemos que ser muy creativos y productivos. La principal motivación que encuentro en la Red Fab Lab es que nos permite cambiar ese chip en los alumnos: Ya no están pensando en dónde compro una máquina sino en cómo la fabrico y cómo la adapto a mi contexto y a las necesidades que pueda identificar.

Crear objetos cada vez más complejos y personalizados nos llevará en un futuro a cambiar las reglas del mercado

Ya se están transformando en muchos aspectos, aunque también hay vacíos legales que aún no están resueltos. Ahora puedes crear tus propios productos y compartirlos a nivel mundial sin necesidad de pasar por una aduana o un aeropuerto; el cliente simplemente los descarga con la misma facilidad con la que baja música o documentos y los imprime. Esta es una gran oportunidad para que nuestro sector productivo –en particular, las MYPES- pueda crear productos de innovación y de calidad, a través de herramientas tecnológicas del más alto nivel.

¿Qué se avisora en el futuro de la fabricación digital?

Una vez que se imprime un producto se convierte en un objeto analógico que ya no se puede modificar. Lo que se están desarrollando ahora son sistemas que nos permitan crear objetos digitales que puedan adaptarse a otros usos de acuerdo a nuestras necesidades. Por ejemplo, una mesa que reconfigure su estructura cuando me apoyo en ella o un objeto que se transforme en una esfera si no lo estoy usando.

El Perfil

Nombre: Benito Juárez

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