Hasta la fecha, la forma de abordar el cambio climático se ha centrado principalmente en reducir las emisiones de forma incremental, por ejemplo el compromiso de reducir las emisiones a 5% por debajo de los niveles de 1990 en el marco del Protocolo de Kioto. Estas mejoras son los primeros pasos importantes, pero la gestión exitosa del cambio climático exige un nuevo paradigma de desarrollo que integre el cambio climático en las estrategias nacionales y planes de acción, y también requiere el vínculo entre el establecimiento de políticas y la financiación de las soluciones planteadas.

El cambio climático debe ser considerado solo un problema medio ambiental sino principalmente un problema de desarrollo nacional. Contra la intuición convencional, el crecimiento económico y la conservación del medio ambiente no son objetivos contradictorios necesariamente, e incluso puede verse como objetivos complementarios. Además, en este momento, la conservación del medio ambiente puede jugar un papel esencial en el mantenimiento del desarrollo económico. Con una gestión sana, el capital natural puede realmente producir importantes dividendos económicos para países de bajos ingresos, especialmente en los países que dependen de la producción agrícola que son a su vez altamente dependiente de los recursos naturales para la subsistencia de los productores (Purvis, 2003). Stéphane Hallegatte, economista senior del Banco Mundial sostiene que las principales aportaciones directas de la protección del medio ambiente, entendido como capital natural, al crecimiento económico son a través del aumento de los insumos de recursos naturales que conducen a una mayor rentabilidad económica. El capital natural es la extensión de la noción económica de capital (medios de producción) a los bienes y servicios ambientales.

Por otro lado, el desarrollo económico puede proporcionar una base material sólida para los esfuerzos de protección del medio ambiente, lo que permite a los gobiernos a tomar un mejor cuidado de sus ecosistemas, y dotarlos económica y tecnológicamente para la lucha contra el cambio climático. El “crecimiento verde”, con el objetivo de lograr una armonía entre el crecimiento económico y la sostenibilidad del medio ambiente, es justo lo que el mundo necesita para lograr el desarrollo humano a largo plazo. El crecimiento verde se puede definir como «el fomento del crecimiento económico y el desarrollo, al tiempo que se garantiza que los recursos naturales sigan proporcionando los recursos y servicios ambientales en los que nuestro bienestar se basa» (Hallegate et al.2011). Como una especie diferente de crecimiento que se mantiene dentro de los límites de los sistemas naturales de la Tierra, el crecimiento verde marca una transición revolucionaria conceptual y material del modelo tradicional de crecimiento intensivo en recursos a un modelo de crecimiento respetuoso del medio ambiente. Se trata de tomar en cuenta tanto al crecimiento económico en el corto plazo y a la sostenibilidad ambiental en el largo plazo.

En el Perú, actualmente existe una significativa comprensión de la alta vulnerabilidad del país y de las necesidades de adaptación al fenómeno del cambio climático. A pesar que las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en nuestro país no son significativas, representan menos del 1% de las emisiones totales del mundo, ellas están creciendo en directa relación con el crecimiento económico.

Sin embargo, es necesario y existen oportunidades de desligar el crecimiento económico de la emisión de GEI. A pesar que no está ampliamente difundido en los medios, no debe soslayarse el hecho que el cambio de uso de los bosques tropicales es la principal causa de emisión de GEI en Perú y probablemente también en varios otros países latinoamericanos.

El 6 de marzo se desarrollará el seminario: Introduciendo las Políticas Públicas sobre Cambio Climático en la Estrategia de Desarrollo Sostenible, organizado el INTE y el Grupo de Telecomunicaciones Rurales.Conoce más en nuestra Agenda PUCP.