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“En el descrédito de las instituciones democráticas, la que gana es la violencia”

Hace poco, mientras el Ministerio de Interior firmaba un acuerdo con la Federación Peruana de Fútbol (FPF) para erradicar la violencia relacionada con este deporte, un grupo de barristas de Alianza Lima ingresaba a las instalaciones del club para agredir a los futbolistas de su equipo. Jaime Pulgar-Vidal, docente del Departamento de Comunicaciones, historiador y periodista deportivo, nos brinda un análisis sobre la violencia en el fútbol.

  • Jaime Pulgar-Vidal
    Docente del Departamento de Comunicaciones
  • Texto:
    Akira Maeshiro
  • Fotografía:
    Roberto Rojas

¿Cuál es el análisis que puede ofrecer cuando un grupo de barristas puede ingresar a un entrenamiento y agredir a jugadores?

Desde hace algún tiempo, las barras se sienten parte de los equipos de fútbol. Ya no son una comparsa sino que se sienten “parte de” porque hay algunos dirigentes que les han abierto las puertas. Les han dado entradas a las barras para que entren gratis y algunas veces ha ocurrido que alientan al dirigente en la tribuna. Es un uso mutuo. Y no solo en el deporte sino en la forma de vincularse entre el poder y la masa en el Perú. Lo interesante aquí, de lo que pasó con Alianza, es que dicen «nosotros tenemos que venir a corregirlo todo». Hay una suerte de descrédito de toda la institución y donde los únicos salvadores son los de la barra.

¿Entonces el análisis de la violencia en el fútbol no se remite únicamente a la rivalidad de camisetas y a un tema netamente deportivo?

Somos un país muy poco democrático. Tenemos esta masa descontrolada que busca vincularse al poder para solucionar una serie de problemas sociales o vecinales y la única manera de conseguirlo es mediante el fútbol. Hay que democratizar la relación que, en este caso, es vertical entre los poderosos y las masas. Si uno democratiza más esta relación, como entregarles sus derechos y que ellos cumplan sus deberes, vamos a tener gente que se dará cuenta que la violencia no es el camino más adecuado. Se hará evidente que hay canales de comunicación entre la ciudadanía y quienes ostentan el poder. El tema es muy complejo. En el descrédito de las instituciones democráticas, la que gana es la violencia.

Entre las medidas acordadas entre el Ministerio del Interior y la FPF están que los clubes en el futuro contraten su propia seguridad privada y que la policía dejará de acompañar a las barras durante sus desplazamientos. Si hay desmanes durante su trayecto, se le quitará las garantías al equipo al que pertenecen.

Tenemos soluciones mal manejadas. Si hubiese clubes profesionales, esto no sería complicado, pero creo que estamos imponiendo soluciones que vienen de otros lugares en un fútbol que se maneja de otra manera. La barra son pequeños grupos de barrios, distritos, que se van uniendo. Yo veo esos desplazamientos y cruzo la pista, te lo digo con honestidad y no tengo problemas en decirlo. Y así funciona. Siempre hay la idea de un punto de reunión donde todos convergen. Si esas barras van sin control policial, muchas cosas pueden pasar en el camino. Si criminalizamos el fútbol, terminamos matándolo. Ojalá no ocurra lo que pasó en Argentina, donde están empezando a decir que solo vayan las barras locales. Eso es absurdo. El fútbol le pertenece a todos.

Los grupos violentos en el fútbol no son exclusivos de nuestro país. Incluso en Europa encontramos barras radicales.

Estamos viviendo una época de crisis social en el mundo. En Alemania, con una democracia hasta hace unos años bien manejada, ahora con la crisis europea aparecen grupos neonazis y estos elementos radicales que mencionas que se relacionan con el fútbol. Pero en esos países no ocurre siempre, sino en momentos de crisis. Económicamente, el Perú no está en crisis. Lo que está en crisis son nuestras instituciones democráticas y la democracia en sí. No hay vínculos entre la masa y el poder. No hay forma de relacionarse de formas adecuadas y lo único que se origina es una utilización que genera violencia. Este país ha sido siempre muy poco democrático, al igual que América Latina en general. Y ese es el dolor de la región. Eso genera violencia y una de las válvulas de escape, en donde la masa puede juntarse, es el fútbol. Estoy seguro de que si acá se jugara el béisbol con el mismo apasionamiento como en Cuba o Estados Unidos, surgiría la misma violencia.

El Perfil

Nombre: Jaime Pulgar-Vidal

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