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“El uso de la palabra ideología siempre está asociado a una cierta distorsión de la realidad, a una incomprensión”

En la actualidad, la palabra «ideología» tiene diversas acepciones. Según el contexto o el emisor, puede tener significados opuestos. Lo cierto es que hoy es un término en discusión. Para ahondar en este tema, conversamos con el Dr. Javier Burdman, investigador de la Goethe-Universität Frankfurt y especialista en la obra del filósofo Louis Althusser, uno de los grandes teóricos de la ideología. El experto también participó en un seminario sobre este pensador, organizado por la Maestría en Estudios Culturales.

  • Javier Burdman
    Investigador de la Goethe-Universität Frankfurt y especialista en la obra de Louis Althusser
  • Texto:
    Suny Sime
  • Fotografía:
    Juan Pablo Azabache

¿Cómo define la ideología hoy en día?

La palabra «ideología» es muy amplia y tiene una historia muy larga. Es difícil darle un sentido definido, pero si analizamos las teorías de la ideología más recientes, podemos decir que hay un cambio de paradigma de lo que entendemos por ella. Pensadores como Zizek, Jameson o Badiou señalan que en las sociedades neoliberales, donde el Estado no cumple un rol tan central, la ideología no es tan homogénea ni se transmite de forma tan lineal. En la teoría de la ideología de Althusser, hay una serie de aparatos ideológicos que él llama del Estado. La escuela sería uno que produciría y transmitiría una ideología a través de la sociedad. Hoy en día, la ideología está diseminada, surge en diferentes puntos y genera diferentes identidades. Autores como los que mencioné al inicio han teorizado que, muchas veces, la ideología produce efectos contestatarios a ella y efectos de transformación. Las personas tienen identidades más plásticas, más diversas. Y es una pregunta abierta en qué medida esta adaptabilidad y mutabilidad de las identidades es interna a la ideología o, en algunos casos, rompe con esta.

Entonces, ¿podríamos hablar de una ideología o varias? ¿Cómo operan en la actualidad?

En la tradición marxista no se suele hablar tanto de ideologías sino de una ideología que se concibe en virtud de su función; las diferentes ideologías son expresiones de una ideología más amplia, que es, en general, la dominante u otra que le es contestataria –que surge siempre de la clase trabajadora–. Hoy en día tenemos muchos movimientos y muchas identidades; y esta idea de una ideología dominante y otra contestataria fue problematizada y, en gran medida, superada. Es complejo decir en qué medida la categoría de ideología sigue siendo operativa. En general, la idea de ideología está asociada, en la tradición marxista, a una distorsión de nuestra relación con el mundo y tiene cierta connotación peyorativa, aunque a veces se la usa simplemente como un sinónimo de «cosmovisión» o «visión del mundo».

En ese sentido, ¿sería posible hablar de “ideología de género” como un ejemplo de estos términos que surgen ahora en el debate público?

Yo creo que no, porque me parece que claramente cuando se usa el término “ideología de género” es de una forma peyorativa. Y esto no es casual, porque el concepto de ideología tradicionalmente tiene una connotación peyorativa. Althusser escribió explícitamente, en su célebre texto Ideología y aparatos ideológicos del Estado, que la ideología produce la ilusión de que uno no está en la ideología y de que hay que estar más allá de ella. Al margen de todas las complejidades de esta idea, es claro que el uso de la palabra «ideología» siempre se asocia a una cierta distorsión de la realidad, a una incomprensión. Cuando se habla de “ideología de género”, se está haciendo uso de esa concepción negativa. Entonces, pienso que el uso de la palabra «ideología» en este sentido no nos ayuda a comprender el fenómeno, sino es para posicionarse frente a él.

¿Qué significa que “el todo ya está siempre estructurado”? ¿Actualmente es así?

Quiere decir que, para explicar prácticas o identidades, tenemos que pensar la posición de esas prácticas o identidades dentro de una estructura de relaciones. Por ejemplo, si yo quiero entender la identidad de género, qué significa ser mujer en una sociedad, qué significa una lucha feminista, desde la perspectiva de Althusser, diríamos que hay que empezar por entender la posición de la identidad mujer en un sistema de relaciones con identidades raciales. Una mujer siempre va a ser una mujer blanca, negra, racializada; va a ser una mujer de clase media, alta, baja; va a ser una mujer occidental, indígena, oriental. La idea del “todo ya está estructurado” quiere decir que hay que empezar viendo todas estas relaciones y lo que significa ser mujer no es independiente de este sistema de relaciones, sino que se constituye dentro de este. Lo mismo podemos decir con las categorías racial y económica. La identidad es un efecto de un sistema de relaciones existente.  Así, el entendimiento adecuado de una identidad y sus luchas asociadas se da en el marco del todo estructurado.

La relación entre el trabajador y el capitalista no se reproduce por vías de la economía, sino de la ideología. ¿En qué sentido sucede esto? ¿Y qué otros tipos de relaciones se transmiten a través de la ideología?

Althusser, que era un filósofo claramente marxista, siempre pensaba a la ideología en torno a las relaciones de producción. Ahora bien, si ampliamos el uso de “ideología”, diríamos que lo que hace es asegurar que las personas asuman una posición dentro de la sociedad. Si vamos más allá de las relaciones de producción, en una sociedad donde haya cierto tipo de jerarquía racial –Estados Unidos antes del movimiento por los derechos civiles, por ejemplo–, diríamos que la ideología genera las creencias necesarias para que las personas negras acepten cierta exclusión y cierta segregación como natural, como no criticable; pero también las personas blancas. La ideología, decía Althusser, es tanto para los trabajadores como para los capitalistas. En este sentido, podríamos hablar de múltiples ideologías y de varios sistemas ideológicos que se relacionan unos con otros, pero siempre en este plano de la asunción de posiciones sociales o creencias ligadas a esas posiciones.

¿Cómo opera la ideología cuando una persona asume comportamientos aparentemente contradictorios? ¿Por qué, por ejemplo, una mujer acepta hacer doble jornada, trabajar fuera de casa y en casa, y cree que esa es su labor y la defiende? ¿O por qué hay personas racializadas que discriminan racialmente a otros?

Hay varias cosas que se puede decir sobre esto. Althusser decía que la ideología es, en última instancia, una serie de valores morales que tienen que ver con asumir cierto rol. El sujeto que asume cierto rol es un sujeto moral, que asocia cierto comportamiento con una serie de virtudes y produce la idea de que ciertos comportamientos son viciosos o malos. La ideología siempre genera esta distinción y presenta como reprochables a los que no responden a un modelo de sujeto. Estoy yendo mucho más allá de Althusser ahora, pero otros teóricos han tematizado que, bajo ciertas circunstancias, la ideología acentúa las divisiones. En términos simples: para que una persona subordinada acepte su posición subordinada, es muy efectivo crear una división con otra persona subordinada. Hay muchos ejemplos, pero yo uso el de Estados Unidos porque viví ahí varios años: ¿cómo hacer que mucha gente que depende del sistema de seguridad social se oponga a la seguridad social? Por una larga tradición de ideas racistas, muchos de los que dependen de la seguridad social —esto incluso ha sido estudiado— se oponen a esta porque la asocian con gente negra que “se aprovecha del sistema”. Y estas ideas no son naturales. Las ideas se producen y eso lo decía Althusser. El cómo se producen es un sistema complejo. Marx hablaba de los ideólogos. En el capitalismo contemporáneo, hay mucha gente que procura producir estas ideas como una forma de proteger a la ideología dominante. Entonces, ¿cómo se hace para que una mujer explotada acepte su doble jornada? Bueno, se buscan resentimientos o prejuicios y se los maximiza. Puede venir un político y decirle que en realidad el problema no es su doble jornada, sino que hay otra mujer más pobre que trata de aprovecharse del sistema. Y estas divisiones de las clases subordinadas son explotadas, producidas y distribuidas políticamente.

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