El papa Francisco en Brasil
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Jeffrey Klaiber, S.J.
Historiador y profesor del Departamento de Humanidades
Con toda seguridad la visita del papa Francisco a Brasil será digna de titulares en todo el mundo. En primer lugar, porque se trata de una visita papal. En segundo lugar, porque se trata de la primera visita pastoral de Francisco fuera de Italia. En tercer lugar, porque se trata de la primera visita a América Latina de un Papa latinoamericano. Y, en cuarto lugar, porque Francisco es un Papa carismático y lleno de sorpresas.
Por otra parte se trata de un encuentro con la juventud católica de todo el mundo. Por lo tanto se puede prever que habrá miles de jóvenes de Europa, de los Estados Unidos y, desde luego, de toda América Latina. La delegación peruana ya ha salido para Río. Desde luego, tratándose de un encuentro con la juventud no se debe esperar pronunciamientos sobre reformas en la Curia romana ni sobre la teología de la liberación. Francisco se dirigirá a los jóvenes con gestos y palabras sencillas, acentuando la centralidad de Cristo en la fe cristiana y la necesidad de tener fe para vivir con esperanza.
Brasil tiene la población católica más grande del mundo: aproximadamente 123 millones de católicos. Sin embargo, esa cifra ha ido bajando en los tiempos recientes. En el año 2000 había 125 millones de católicos. Pero, más importante son los porcentajes. Al comienzo del siglo XX, el 99% de los brasileños era católico. Ahora, solo el 64% es católico. En cambio, el número de evangélicos –tipo pentecostal- ha ido en aumento. Actualmente, el 22% de los brasileños es evangélico (y de ese porcentaje el 13% es pentecostal). También, un número importante de brasileños acude a templos de Umbanda y Candomblé, cultos sincréticos de inspiración africana.
Por lo tanto, el Papa tiene un motivo especial para visitar Brasil: para dar nueva vida al catolicismo en el “país mais grande do mundo” (en cuanto a católicos). Pero hay un tema más a fondo: el futuro del catolicismo mismo.
El catolicismo ha ido perdiendo en Europa y en los Estados Unidos. La descristianización de Europa es un tema del siglo XIX en adelante. En los Estados Unidos el catolicismo crece, gracias a los inmigrantes latinos, pero, de otro lado, muchos católicos salen para entrar en iglesias evangélicas. En Roma existía la idea de que la salvación del catolicismo está en América Latina, África y Asia porque esas partes del mundo son menos modernas que el Primer Mundo y por lo tanto, menos secularizadas.
Pero el mundo moderno ya ha llegado al Tercer Mundo. Los grupos pensantes de estas regiones, entre intelectuales, universitarios y la gente común, cuestionan a una Iglesia inmóvil y tradicionalista que no da lugar a una verdadera participación de los fieles en la misma Iglesia. Una Iglesia que más bien excluye a los católicos pensantes y abiertos al mundo moderno. Es decir, los católicos que creen en el Concilio Vaticano II.
Aunque el Papa se va a dirigir a la juventud y con un mensaje especial para Brasil, en realidad se trata del Papa ante el mundo moderno. ¿Será capaz de escuchar los reclamos de muchos católicos para que haya una profunda renovación del catolicismo a la luz del Concilio? Un signo esperanzador es la preocupación de Francisco por los pobres y marginados. Si escucha a los más necesitados es de suponer que escuchará a los demás.
Brasil es el comienzo de un largo viaje hacia el futuro.
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