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Día Mundial de la Tierra en épocas de pandemia

  • INTE-PUCP
    Instituto de Ciencias de la Naturaleza, Territorio y Energías Renovables

Se cumplen 50 años desde que un gran movimiento ciudadano, conformado por cerca de 20 millones de personas en Estados Unidos, se movilizara para llamar la atención por los problemas ambientales, y generó, así, significativas reformas a nivel político y social.

En ese sentido, logros importantes obtenidos tras la movilización se hicieron evidentes con la creación de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA), a finales de 1970, y, dos años después, la primera Cumbre de la Tierra en Estocolmo,  donde se buscaba sensibilizar a los líderes a nivel mundial sobre el tema ambiental.

Desde entonces, la conciencia sobre la problemática ambiental es una realidad. Las iniciativas impulsadas en el espacio multilateral —en el cual, cabe señalar las diversas cumbres por el Medio Ambiente y el Desarrollo Sostenible, las conferencias sobre el Cambio Climático impulsadas por las Naciones Unidas, entre otras—, las llevadas a cabo por los diversos Estados que han implementado políticas, las diferentes manifestaciones ciudadanas, las preocupaciones e iniciativas de grupos empresariales, y los propios avances científicos han permitido evidenciar los impactos en nuestro planeta, y nos llevan a que hoy el tema esté en el centro de las agendas.

El papel del Estado en los servicios a la comunidad, especialmente en lo que corresponde a salud, adquiere relevancia política y estratégica.

Este año, se celebra en un contexto muy particular, en un momento en el cual la humanidad entera está afrontando una amenaza que pone en cuestión estilos de vida y modelos socioeconómicos de desarrollo vigentes. El papel del Estado en los servicios a la comunidad, especialmente en lo que corresponde a salud, adquiere relevancia política y estratégica. Estrategias adoptadas en varios países ponen en relieve la nueva vigencia de un Estado omnipresente y el reforzamiento de regímenes autoritarios.

Asimismo, la pandemia de la COVID-19 ha llevado a que la actividad económica e industrial, en el mundo, haya parado de manera forzada. Y esto ha puesto en evidencia el impacto humano en el planeta. El aire, los ríos y los mares han recibido un respiro, sin embargo, sabemos que estos impactos serán temporales si es que no se trabaja en políticas globales que apunten a la transición a una economía sostenible que beneficie tanto a las personas como al planeta.

Esta fecha coincide también con el ‘superaño’ de la biodiversidad, denominado así por las Naciones Unidas, y a partir de la XV Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica se propone abordar un marco mundial que incorpora objetivos bastante ambiciosos de protección a la naturaleza y hacer frente al problema de la deforestación.

¿Qué efectos tendrá esta situación en la biodiversidad, la dinámica climática, en nuestra relación con la naturaleza o en la dinámica económica? Aún no lo sabemos. Lo que sí está claro y es indispensable, desde el mundo de la academia y en particular desde el INTE-PUCP, es reforzar la mirada analítica e interdisciplinaria para contar con más elementos científicos sobre las interacciones socioambientales.

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