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Adriana, siempre maestra

  • Patricia Escobar Cáceres
    Docente Asociada del Departamento de Educación

Al recibir la noticia del sensible fallecimiento de la Dra. Adriana Flores, quien había cumplido 100 años de edad, una ráfaga de imágenes, recuerdos, diálogos interminables, intercambios académicos, experiencias de trabajo y consejos de vida me regresaron a mi época de alumna y a mis inicios en la docencia. Fue ella, exdecana de la Facultad de Educación, quien me invitó a ser su jefa de práctica y luego a formar parte del equipo de docentes. Fue mi mentora, me acompañó desde el inicio y siempre estuvo guiándome con sus sabios consejos a dar todo de mí y ser mejor persona porque así sería mejor profesional y mejor educadora. Ella decía: “en ustedes las jóvenes está el futuro de la facultad, está el futuro de los nuevos educadores”.

Revisando el número 23 de «Cuadernos del Archivo de la Universidad», dedicado a la Dra. Adriana cuando decidió jubilarse en el 2000, y leyendo algunos mensajes de mis amigas de promoción, confirmo una vez más que todos los que hemos gozado de sus enseñanzas y de compartir espacios tanto en la docencia como en el día a día, solo tenemos palabras de gratitud y de reconocimiento. Recordamos su calidad humana, su generosidad no solo colocando a disposición de los estudiantes sus preciados libros sino en el tiempo que nos dedicaba tanto a sus alumnos como a sus colegas.

Fotos: Rossana Santos, exalumna FAE y sobrina de la Dra. Adriana Flores.

Recuerdo que la Dra. Adriana nos decía que sus padres querían que estudiara medicina en Alemania, pero vino la guerra y esa situación coyuntural impidió que saliera del país y postuló a la PUCP para formarse en cultura general. Allí se encontró con el padre Jorge Dintilhac, quien en los pasillos de La Recoleta conversaba con los estudiantes y decía que lo que el Perú necesitaba eran buenos educadores. Esas palabras impactaron tanto en ella que decidió cambiar de carrera y tuvo que convencer a sus padres de aceptarlo.

A partir de esa decisión, consagró su vida a la educación. “Agradecí humildemente al Señor por haberme ayudado a definir mi vocación de apostolado docente: sería educadora para ayudar a los otros a aprender, a saber dominarse, levantarse y elevarse sobre todo fracaso o problema en la realización de su persona” (Discurso profesora emérita PUCP en 2002). Mi maestra Adriana fue pionera en muchos aspectos: su afición a la geografía la llevó a realizar su tesis doctoral en enseñanza de la geografía y logró que en la PUCP se creara la especialidad de Geografía junto con la Dra. Nicole Bernex; su interés por la planificación sistémica y la tecnología educativa permitió crear un plan de estudios innovador en la Facultad de Educación y sus alumnas y alumnos estudiamos a Gagné, Biggs y Bloom, y aprendimos de diseño instruccional.

También recuerdo las “sábanas” que nos hacía construir en el curso de Tecnología Educativa II y III para valorar la importancia de la planificación en la educación y donde la misión del docente cobraba especial valor. Su preocupación por el docente, su responsabilidad como profesional de la educación y sus valores la llevaron a crear el Centro de Investigaciones y Servicios Educativos (CISE-PUCP) junto con el Dr. Jorge Capella, y a iniciar el Seminario de Análisis y Perspectivas de la Educación que cada cinco años seguimos realizando en la Facultad de Educación como aporte a las políticas educativas del país.

La Dra. Adriana fue siempre muy entusiasta, con un espíritu juvenil inquebrantable, siempre alegre, dinámica y espontánea, dispuesta a escuchar aunque tuviese mil cosas que hacer. La recuerdo irse muy tarde acompañada de su esposo, quien la esperaba pacientemente en los pasillos. Su preocupación siempre fue servir al país preparando a las nuevas generaciones para hacer del Perú el país grande que todos queremos. Gracias, maestra.

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Lily

La Profesora Adriana siempre en nuestro corazón y siempre en los momentos de decir
Soy Educadora y estoy muy orgullosa de serlo.
Lily Choy