En estos dos años de incertidumbre, el voluntariado Ayni Educativo se ha convertido en un aliado para miles de niños y adolescentes que no tuvieron clases presenciales por la pandemia. Desde marzo del 2020 hasta hoy, todas las semanas, este programa ha ofrecido clases gratuitas de ciencias, matemática, comunicación, inglés, entre otras disciplinas para inicial, primaria y secundaria. A la fecha, ha atendido a más de 8,000 estudiantes con la participación de más de 600 voluntarios.

Sacar adelante a esta organización es mérito de nuestra estudiante Thais Liñán, quien actualmente cursa el noveno ciclo de la carrera de Gestión. La propuesta surgió durante una conversación que tuvo con la ingeniera industrial sanmarquina Briguit Reinaldo, cofundadora y presidenta de la asociación.

“Veía a mis hermanos con problemas para asimilar las clases virtuales. Lo mismo pasaba con las sobrinas de Briguit. Se considera que los estudiantes de colegios privados tienen más beneficios, pero durante la pandemia todos fueron igualmente afectados. Pensamos que no debe haber barreras para la educación, que debe beneficiar a todos por igual”, dijo Thais, quien desde los 18 años –hoy tiene 20– es una de las responsables legales de esta organización que sigue en crecimiento.  

Compromiso voluntario

“Cualquier persona que maneje un tema, que le apasione la enseñanza y que desee aportar con su tiempo y conocimientos a la educación de los niños puede ser voluntaria en Ayni Educativo”, dice Liñán, quien ha realizado capacitaciones a voluntarios y ha realizado algunos reemplazos en clase cuando era necesario. Además, durante un año y medio, fue directora del área de marketing, a cargo del equipo de atención al cliente, del diseño gráfico, comunity management, entre otras labores.

Los estudiantes y padres de familia han expresado su agradecimiento al proyecto de diversas maneras, con mensajes de apoyo a través de las redes sociales, con su participación en las actividades e incluso con donativos voluntarios y la compra de merchandising, aportes que se utilizan para el pago de la membresía de Zoom, el mantenimiento del sitio web, materiales, entre otros gastos operativos. Ningún miembro de la organización recibe una compensación económica.

Nuevas dinámicas

Con el retorno de los colegios a la presencialidad, Ayni Educativo renovó sus dinámicas. En la actualidad, brinda clases de refuerzo a los escolares por las tardes. Además, ha dado a luz a nuevos programas formativos: Ayni Wasi, dedicado a los talleres artísticos; Ayllu, que brinda asesorías y acompañamiento psicológico; y Asiri, el centro cultural de la organización, entidad que ha asumido Thais Liñán, y que ofrece clases de idiomas para niños, jóvenes y adultos. La iniciativa ha tenido bastante acogida y durante el verano tuvieron a 792 inscritos para un ciclo de inglés.

“Los niños y adolescentes son el presente del Perú, por eso tenemos que formarlos de manera integral en el ámbito personal, académico y artístico. Nos preocupamos por su salud mental, que desarrollen un criterio propio, que sientan entusiasmo y motivación por aprender. Eso es lo que nosotros tratamos de hacer como voluntarios de Ayni Educativo”, comenta Thais, quien, como directora de Asiri, organiza el trabajo de 40 voluntarios.

Gestora PUCP

Emprendedora por vocación, a los 16 años Thais Liñán ya dictaba clases de matemática a escolares. Pensaba ser profesora, pero finalmente optó por la gestión, ya que entonces soñaba con crear un colegio y un hospital. Aunque se consideraba una persona tímida, la PUCP le dio el empuje necesario para dejar atrás los temores, hablar en público y generar una organización con proyección social como Ayni Educativo.

“Siempre nos quejamos porque pasan cosas malas en el mundo. Nosotros buscamos actuar y poner nuestro granito de arena para aportar a la sociedad. El amor y el entusiasmo por el proyecto nos permitió avanzar”, dice la estudiante que, a la par con el voluntariado, ha conseguido avanzar en su carrera. Haciendo malabares con el tiempo, logró estudiar en paralelo entre seis y ocho cursos cada ciclo, completar sus prácticas preprofesionales y formar parte del grupo de investigación NEO.  

“Los límites se encuentran donde uno mismo los traza” es el lema de Thais, cuya formación en facultad ha sido virtual y concluirá su carrera en diciembre, en cinco años exactos, como se lo propuso. “En la Universidad, he encontrado profesores y compañeros que me han ayudado a crecer y a creer en mí. Me interesa contribuir con la sociedad, una actitud que la PUCP busca desarrollar en todos sus estudiantes a través de la calidad de los cursos y de los profesores. Es una cualidad que he visto en los voluntarios que participan en Ayni Educativo”, considera Thais, cuyo trabajo ya empieza a dejar huella.