¿Sabías que, a partir de la huella química, se pueden identificar los pigmentos y materiales que el naturalista italiano Antonio Raimondi utilizó en sus acuarelas botánicas en el siglo XIX? Las investigadoras Patricia Gonzales, Betty Galarreta y Sara Córdova del Grupo de Análisis de Materiales de Patrimonio Cultural, realizaron este estudio que puede ayudar a la conservación de la historia natural del Perú.
La historia natural del Perú del siglo XIX no solo se escribió, también fue pintada en acuarelas. Antonio Raimondi (1826-1890), el naturalista y explorador italiano que recorrió el país en el siglo XIX durante más de 20 años, dejó un legado invaluable: libros, mapas, apuntes y más de 300 acuarelas que retratan la flora peruana con una precisión asombrosa.
Estas acuarelas son algo más que imágenes con una calidad estética excepcional: son ventanas a la forma en que Raimondi veía y entendía el mundo. Algunas de ellas fueron hechas en medio de largas expediciones, quizá con materiales improvisados o poco tradicionales. Pero ¿qué sabemos realmente de los pigmentos y papeles que usó? Muy poco. Hasta ahora.
Ciencia y arte sobre papel
Para resolver ese misterio, un equipo de investigadores de la PUCP decidió unir ciencia, historia y arte. Las profesoras de la Sección Química PUCP Betty Galarreta, doctora en Química; Patricia Gonzales, doctora en Bioquímica y Biofísica Molecular; y Sara Córdova, química y magíster en educación, forman parte del Grupo de Análisis de Materiales de Patrimonio Cultural de la PUCP (Gampac).
Queríamos acercarnos a la obra de Raimondi de una manera distinta. Sabemos mucho de su vida, pero poco de la materialidad de sus acuarelas. Estudiarlas nos permite entender mejor su obra y, sobre todo, protegerla».
Pero vayamos al inicio. La idea nació en 2019, luego de varias conversaciones con Luis Felipe Villacorta, director del Museo Raimondi y arqueólogo PUCP. “Queríamos acercarnos a la obra de Raimondi de una manera distinta. Sabemos mucho de su vida, pero poco de la materialidad de sus acuarelas. Estudiarlas nos permite entender mejor su obra y, sobre todo, protegerla”, explica la Dra. Patricia Gonzales.
Determinar la composición química de las acuarelas permitirá esclarecer la metodología de ilustración del naturalista italiano y de su equipo de artistas, y su relación con el entorno material, cultural, natural y científico de la segunda mitad del siglo XIX en nuestro país.
Sin embargo, no era una tarea sencilla.Lasmás de 300 acuarelas están repartidas entre el Museo Raimondi, la colección de San Fernando de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y otros archivos. Para esta primera etapa, el equipo decidió enfocarse en 65 piezas —50 del Museo Raimondi y 15 de San Fernando— que permiten obtener un panorama representativo.
Las doctoras Patricia Gonzales y Betty Galarreta son parte del grupo de investigación detrás del proyecto "Ciencia y Arte sobre el Papel, un estudio químico de las acuarelas botánicas de Antonio Raimondi".
“Hacer este barrido fue un trabajo muy complejo: largas jornadas de análisis, muchas en feriados, para poder reunir la mayor cantidad de datos posibles”, nos cuenta la Dra. Gonzales.
La metodología: rayos X y la espectroscopía Raman
Para estudiar las acuarelas sin dañarlas, el equipo recurrió a dos técnicas de alta precisión y no invasivas: la espectroscopía de fluorescencia de rayos X (FRX) y la espectroscopía Raman.
Para analizar las acuarelas sin comprometer su integridad, el equipo empleó dos métodos de alta precisión y carácter no invasivo: la fluorescencia de rayos X (FRX) y la espectroscopía Raman.
“La fluorescencia de rayos X es muy útil para hacer un diagnóstico rápido de los elementos presentes. Y lo mejor es que en la PUCP contamos con un equipo portátil que podemos llevar al museo. Así las obras no se mueven, nosotros vamos a ellas”, explica la Dra. Gonzales.
Con esta técnica, se “disparan” rayos X sobre la acuarela. La muestra responde emitiendo su propia radiación, que revela qué elementos químicos contiene. Cabe destacar que esta técnica es muy usada en el campo del patrimonio cultural porque no requiere extraer muestras ni alterar la pieza, lo que la hace ideal para estudiar objetos históricos y delicados.
Luego de ese análisis, se pasa a la espectroscopía Raman. “Esta técnica también es no destructiva y nos da información molecular. Es como si cada pigmento dejara su huella digital y nosotros la interpretáramos”, explica Betty Galarreta.
El mapa químico resultante del análisis tiene una doble función: histórica (entender mejor la obra de Raimondi) y de conservación (garantizar que las acuarelas puedan preservarse).
El resultado es un verdadero mapa químico de cada obra. Este, luego, se compara con fuentes históricas y botánicas para entender no solo los colores y papeles usados por Raimondi, sino el contexto en que fueron producidos. “El objetivo final es determinar, en la medida de lo posible, cómo pintaba Raimondi. Es decir, si usaba materiales importados o locales, si improvisaba pigmentos en sus viajes y, en general, qué técnicas empleaba para lograr el nivel de detalle que lo caracteriza”, añade Gonzales.
Esta técnica (espectroscopía Raman) también es no destructiva y nos da información molecular. Es como si cada pigmento dejara su huella digital y nosotros la interpretáramos”.
Este conocimiento tiene una doble función: histórica (entender mejor su obra) y de conservación (garantizar que las acuarelas puedan preservarse y exhibirse adecuadamente).
Interdisciplinariedad para leer el pasado: las acuarelas de Raimondi
Más allá de los datos técnicos, este proyecto es una forma de volver a caminar junto a Raimondi por los paisajes que exploró. “Cada pigmento, cada papel, es parte de la historia de sus viajes”, cuenta Gonzales. Y añade que “entender esa materialidad es fundamental para conservar las obras y evitar que se degraden”.
El resultado es un verdadero mapa químico de cada obra. Este, luego, se compara con fuentes históricas y botánicas para entender no solo los colores y papeles usados por Raimondi, sino el contexto en que fueron producidos.
Gracias a esta información, los museos podrán diseñar planes de conservación más efectivos, prevenir el deterioro y asegurar que estas acuarelas sigan contando su historia por muchos años más.
Muchas de las acuarelas botánicas de Raimondi fueron elaboradas en condiciones difíciles, a veces con materiales improvisados, lo que hace que cada pieza tenga también un valor etnográfico y de historia de la ciencia.
El proyecto también es ejemplo de trabajo interdisciplinario. Además de las investigadoras de la PUCP, participan profesionales como el propio Luis Felipe Villacorta, la conservadora de papel Ximena Bruna y el biólogo Asunción Cano.
“La química nos da datos duros, pero necesitamos la historia y la conservación para dar sentido a esos resultados y tomar decisiones correctas”, señala Galarreta.
Además, se detectó que usó pequeñas cantidades mezcladas con otros pigmentos; y se hallaron pigmentos sintéticos modernos introducidos en el siglo XX, lo que indicaría que algunas de estas acuarelas fueron retocadas posteriormente.
Mirando hacia adelante
De acuerdo con las investigadoras, uno de los aspectos más valiosos del proyecto es la formación de estudiantes. “Uno de los logros más bonitos ha sido involucrar a nuestros estudiantes de Química que han utilizado sus proyectos en el Laboratorio de Análisis Instrumental para poder estudiar parte de la información que hemos obtenido con estas acuarelas botánicas. Esto definitivamente les ayuda pues les abre un nuevo camino de cómo podrían desempeñarse como químicos”, cuenta Galarreta.
Así, sostiene Gonzales, los estudiantes aprenden que su rol como químicos no se limita a un laboratorio. También pueden colaborar con historiadores, conservadores y otros especialistas para cuidar el patrimonio cultural del país. Así, este proyecto no solo preserva el patrimonio, sino que forma a los futuros especialistas que se encargarán de cuidarlo.
Si bien la primera etapa de la investigación (2021-2024) llegó a su fin, el equipo ya piensa en el futuro. Quiere profundizar en el estudio de la química del papel, identificar pigmentos específicos de ciertas rutas de viaje de Raimondi y buscar nuevos fondos que permitan continuar investigando el legado del naturalista italiano.
“Nuestro objetivo es seguir trabajando en detalle y sumar más esfuerzos interdisciplinarios. Queremos que este proyecto siga creciendo y que más personas conozcan el valor de estas acuarelas”, explica Galarreta.
Más que un análisis químico, este trabajo es un puente entre el pasado y el futuro, y una manera de conservar la memoria de Raimondi para las próximas generaciones.
En esta nota
Patricia Gonzales
Especialista en bioquímica y profesora de la sección Química de la PUCP
Licenciada en Química por la PUCP, y doctora en Bioquímica y Biofísica Molecular por la University of Pennsylvania (Filadelfia, EE.UU.). Profesora principal del Departamento de Ciencias (Sección Química) de la PUCP. Su línea de investigación se centra en la química aplicada al estudio del patrimonio cultural material, en particular de objetos arqueológicos y artísticos.
Betty Galarreta
Doctora en Química y profesora de la sección Química de la PUCP
Betty Galarreta es licenciada en Química por la PUCP (2006) y doctora en Química por The University of Western Ontario, Canadá (2011). Realizó un posdoctorado en el Photonics Center de Boston University, Estados Unidos (2011–2013). Actualmente, coordina y participa en proyectos sobre nanosensores químicos y espectroscopía vibracional (Raman e infrarrojo) aplicados al análisis de alimentos […]
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