En 2016, la PUCP y la Universidad Libre de Berlín decidieron apostar por un proyecto que uniera a jóvenes investigadores con académicos consolidados para pensar un tema urgente: cómo se cruzan las desigualdades persistentes con los retos de la sostenibilidad en los Andes. Así nació el proyecto trAndeS, respaldado por el DAAD (Servicio Alemán de Intercambio Académico) y el BMZ (Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania). La idea era clara: crear una comunidad de investigación que pudiera dialogar de igual a igual con la academia europea. “El corazón temático de trAndeS es el nexo entre las desigualdades persistentes y cómo esto afecta la consecución de los objetivos de sostenibilidad”, recuerda Gerardo Damonte, director del programa desde la PUCP.

Tras 10 años, uno de los aprendizajes más valiosos de trAndeS fue la cooperación entre dos universidades con lógicas administrativas diferentes. El resultado fue palpable: 33 becarios y becarias de dedicación exclusiva, más de 25 tesis defendidas, y decenas de participantes en congresos internacionales.

El origen del proyecto se conecta con la red desiguALdades, un espacio académico que reunió a investigadores latinoamericanos y europeos desde 2013, como la Dra. Marianne Braig y la Dra. Narda Henríquez. A partir de esa experiencia, se diseñó una propuesta que combinaba financiamiento, acompañamiento académico y un fuerte componente de cooperación binacional. trAndeS se estructuró en tres ejes: formación de posgrado, investigación interdisciplinaria y la Red Trasandina de la Sustentabilidad. “trAndeS se basó en redes anteriores y las llevó a un nivel institucional. Lo que antes era solo colaboración académica se convirtió en un programa con becas, publicaciones y una estructura de gestión compartida entre dos universidades”, explica Bettina Schorr, directora desde la FU Berlín.

Tras 10 años, uno de los aprendizajes más valiosos de trAndeS fue la cooperación entre dos universidades con lógicas administrativas diferentes. El resultado fue palpable: 33 becarios y becarias de dedicación exclusiva, más de 25 tesis defendidas y decenas de participantes en congresos internacionales.

trAndeS: una década de becas que cambiaron trayectorias académicas

Para muchos estudiantes, el programa trAndeS significó la posibilidad de dedicarse de lleno a su tesis sin tener que preocuparse por financiar su vida cotidiana. Eso, que parece simple, transformó sus trayectorias. Cada estudiante no solo tuvo una beca integral, sino también la obligación de presentar avances en coloquios binacionales y recibir comentarios de un comité internacional. Schorr lo explica así: “Nos importaba mucho que los doctorandos pudieran mostrar cada año sus avances en un espacio binacional. Eso elevó la calidad de las tesis y dio a los estudiantes la experiencia de pertenecer a una comunidad académica transnacional”.

Nos importaba mucho que los doctorandos pudieran mostrar cada año sus avances en un espacio binacional. Eso elevó la calidad de las tesis y dio a los estudiantes la experiencia de pertenecer a una comunidad académica transnacional”.

Ese acompañamiento produjo resultados visibles: tesis que abordaron temas como extractivismo, agua o mesas de diálogo, todos conectados con debates globales. Damonte destaca un punto clave: “Una buena parte de los jurados de tesis fueron internacionales. Esto permitió que nuestros doctorandos se midieran con estándares globales”. Lo que empezó como una beca terminó siendo, para muchos, una puerta a una carrera académica de largo aliento.

trAndeS impulsó una investigación que cruzó fronteras

El programa no se limitó a estudiantes. También atrajo a jóvenes doctores de la región a través de 36 estancias posdoctorales en la PUCP. Cerca de cuarenta investigadores pasaron por nuestra Universidad para trabajar proyectos y vincularse con grupos interdisciplinarios. “Logramos articular doctorandos, posdoctorandos, profesores e investigadores en proyectos conjuntos, y eso multiplicó el efecto del programa”, señala Damonte.

Logramos articular doctorandos, posdoctorandos, profesores e investigadores en proyectos conjuntos, y eso multiplicó el efecto del programa».

Esa interacción alimentó una red de producción académica que trascendió los muros de la Universidad. Schorr lo considera uno de los mayores aciertos: “Las estancias posdoctorales nos permitieron atraer jóvenes investigadores de distintos países andinos, y conectarlos con colegas de Europa y de la PUCP. Eso no solo generó publicaciones, sino también nuevas líneas de investigación que continúan más allá del programa”.

El impulso a la investigación interdisciplinaria permitió que se consolidaran cinco grupos interdisciplinarios de trabajo en los que participaron académicos senior y junior de diferentes disciplinas. trAndeS no solo generó publicaciones —más de un centenar entre artículos, libros colectivos, working papers y policy briefs—, también abrió espacios de colaboración en los que se formaron futuros líderes académicos de distintas especialidades.

El proyecto faro en América Latina

trAndeS se propuso articular a investigadores de la región en una red que diera continuidad a los vínculos. Esta se encuentra integrada por 143 investigadores, 11 países están representados (Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Perú, Venezuela, Alemania, Italia, España y Estados Unidos) y desplegó escuelas de formación doctorales en Perú, Ecuador, Bolivia y Chile, al igual que talleres y coloquios en distintos países andinos. “Hemos estado en Perú, Ecuador, Bolivia y Chile; estas escuelas han tenido un impacto muy grande y una evaluación muy buena de parte de los doctorandos”, recuerda Damonte.

143

investigadores, 36 estancias posdoctorales, 33 becarios y becarias de dedicación exclusiva, + de 25 tesis defendidas, 11 países representados

Ese despliegue no pasó desapercibido. El DAAD evaluó el programa en dos ocasiones y en ambas lo reconoció como proyecto faro en América Latina. Schorr lo resume: “El DAAD nos puso como proyecto ejemplar de la región, nos llamó el proyecto faro. Eso nos dio una enorme visibilidad y reconocimiento”.

Ese reconocimiento (el del DAAD) validó que un programa con base en la PUCP podía tener un impacto regional concreto. No es común que un proyecto andino alcance esa visibilidad internacional».

Para Henríquez, ese sello internacional fue clave para la PUCP: “Ese reconocimiento validó que un programa con base en la PUCP podía tener un impacto regional concreto. No es común que un proyecto andino alcance esa visibilidad internacional”. El impacto fue doble: fortalecer la posición de la PUCP como socio en igualdad de condiciones frente a universidades europeas y consolidar un espacio académico regional.

Cooperación institucional: aprender a trabajar entre dos universidades

Un eje menos visible pero decisivo fue el aprendizaje administrativo e institucional que implicó coordinar dos universidades con marcos y procedimientos diferentes. Damonte subraya ese aspecto como central para el legado del programa: “Ha sido también aprender a trabajar en colectivo con la Universidad Libre de Berlín. Ha sido un aprendizaje mutuo, institucional, porque no éramos investigadores individuales, sino que estábamos representando a estas instituciones”.

Estos 10 años han sido un proceso de aprendizaje, pero también de desarrollo de una comunidad académica que ha tenido un conjunto de logros en varios sentidos”.

Ese proceso de “ensayo y ajuste” institucional dejó capacidades de gestión en la PUCP que ahora forman parte de su capacidad para conducir proyectos internacionales. “trAndeS tenía dos fases. La primera de 2016 a 2020, con una directiva rotatoria; y la segunda de 2020 hasta ahora, donde se tiene al Dr. Damonte y a la Dra. Schorr como directores permanentes. Poco a poco, el proyecto se institucionalizó y se automatizó, hasta que logramos consolidar cursos y una estructura mucho más estable», explicó la Dra. Narda Henríquez.

El financiamiento llegó a su fin, pero el aprendizaje y la comunidad creada siguen vigentes. La PUCP ganó experiencia en cooperación internacional, consolidó cursos y reforzó su prestigio académico para la investigación. “Estos 10 años han sido un proceso de aprendizaje y también de desarrollo de una comunidad académica que ha tenido un conjunto de logros en varios sentidos”, finaliza Damonte.