En el salón B 100, del Complejo de Innovación Académica, Yirka Panizo y Bárbara Castro separan a los estudiantes según su casa de estudios. Cada grupo escribe cómo piensa que los miembros de su universidad son percibidos por las otras. Luego, las facilitadoras ponen en un papelógrafo el nombre de las siete universidades, a fin de hacer una lluvia de ideas entre todos. Finalmente, se ve la brecha entre lo que han escrito los demás y ellos mismos. “¿Cómo podemos aprender de la diversidad y crear puentes?”, se pregunta Yirka.

Dinámicas como estas fueron parte del Taller de Formación de líderes universitarios, organizado por el Consorcio de Universidades (conformado por la Universidad Peruana Cayetano Heredia, Universidad del Pacífico, Universidad de Lima y la PUCP), que se desarrolló del 5 al 7 de agosto en nuestro campus.

El director del Consorcio de Universidades, Martín Carrillo, sostiene que esta iniciativa tiene por finalidad fomentar la relación entre las distintas comunidades universitarias: “Buscamos que los alumnos tengan un espacio de trabajo, interacción y conocimiento. Para ello, les ofrecimos una experiencia formativa que, a través de un conjunto de dinámicas, refuerza su condición de líderes responsables”.

Grupo diverso e interdisciplinario

Los 40 alumnos que participaron en esta actividad son del tercio superior, se encuentran en el tercer o cuarto año de carrera y, además de su excelencia académica, destacan en otras dimensiones de la vida universitaria. “Han promovido una revista, han iniciado una startup, han liderado un proyecto de responsabilidad social, o destacan en una expresión artística o algún deporte”, puntualiza Carrillo. “Entregamos instrumentos adicionales a aquellos que se han destacado por hacer cosas adicionales”, añade.

Si bien las universidades que conforman el Consorcio son cuatro, se decidió incluir también a un representante de cada una de las tres casas de estudio públicas más importantes: Universidad Nacional Agraria La Molina, Universidad Nacional de Ingeniería y Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

La interdisciplinariedad también fue un ingrediente importante de esta actividad. Entre los participantes suman 22 especialidades, que van desde Administración, Contabilidad y Derecho hasta Arquitectura, Escultura y Diseño Industrial, sin olvidar a las especialidades de Ingeniería y Humanidades.

Taller vivencial y experimental

El Taller de Formación de líderes universitarios no solo consistió en decir a los estudiantes que “sí se puede” y motivarlos sin mayor fundamento. “Buscamos generar, en estos chicos y chicas, puentes de comunicación y que aprendan de liderazgo adaptativo”, dice Panizo. A lo largo de los tres días, las facilitadoras utilizaron una metodología vivencial y experimental, fuera de los cánones tradicionales. “Primero sientes, experimentas la emoción que te mueve a hacer algo y luego al concepto”, comenta Castro.

Una de las constantes de las dinámicas impartidas era someter a los integrantes del grupo a mucha tensión. “Les incomodábamos lo suficiente como para que se hagan cargo de las cosas”, explica Yirka. Zayra Vila Santillán, alumna de Nutrición de la Universidad Cayetano Heredia, confiesa que este taller la motivó a arriesgarse más. “Muchas veces se cree que liderazgo es sinónimo de autoridad, pero no es así. Un líder, generalmente, te enseña lo que es incómodo y fomenta que se solucione en grupo. La autoridad solo busca contener el conflicto y no mostrarlo”. En ese sentido, Castro añade: “Queremos que salgan cuestionándose”.

Entre los principales objetivos del taller se encontraba sacar a los participantes de su zona de confort. Para Nicole Seminario, alumna de Psicología de la Universidad de Lima, fue muy útil la dinámica en que les pedían escribir sus supuestos miedos y límites. “Me encantó porque pude descubrir cuál era mi zona de confort y qué estoy haciendo para salir de ella”, señala.

“Hay que aprender y ser consciente de los supuestos que uno trae para desafiarlos, cuestionarlos y desaprender”, dice Bárbara. Eso funciona en un nivel personal, como fue el caso de Jorge Mendoza, alumno de Escultura de nuestra Universidad: “Suelo ser introvertido y no me comunico bien con las personas que recién conozco, pero aquí he aprendido a abrirme más”. Y también en un sentido de comunidad. “Hay que pensar como un sistema en el que todos avancen a la vez”, dice Heidi Camus, alumna de Derecho de la Universidad del Pacífico.

En un momento, la dinámica de trabajar por separado según universidades cambió. Los participantes ya estaban preparados para colaborar entre ellos, sin importar su procedencia. “Pudieron ver qué le sirve del otro universitario, que es diferente a ellos pero se pueden complementar”, dice Panizo.

De esta manera, el taller ayudó a reforzar la confianza de los alumnos. Ya no se limitan a pensar las cosas, sino que se atreven a construir y proponer. Es decir, llevar a la práctica sus proyectos. Y, sobre todo, a ser líderes con sentido de integración, perspectiva amplia y capacidad. El director del Consorcio de Universidades puntualiza: “Ahora, su caja de herramientas tiene un par de instrumentos nuevos que aprovecharán tanto a nivel personal y, también, en beneficio de nuestra comunidad”.