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Investigación

Armando Sánchez Málaga recibe las Palmas Magisteriales 2013 en el grado Amauta

Su pasión empezó por el violonchelo, sin embargo, la enseñanza y la dirección de orquestas sinfónicas tomarían gran parte de su corazón. Profesor de la PUCP y músico, fue condecorado con el premio Palmas Magisteriales en el grado Amauta, reconocimiento dado por su importante trayectoria, además, por su dedicación a la enseñanza y la investigación.

  • Texto:
    Susana Navarro

El director de orquesta y compositor estudió en el Conservatorio Nacional de Música, Educación Musical en la Universidad de Chile y Dirección de Orquesta en la Escuela de de Estudios Musicales en Alemania. Desde el principio hasta la actualidad, comparte su profesión artística con la enseñanza. Enseñó en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en la PUCP, en el Conservatorio Nacional de Música, en diversos colegios de Lima y como él menciona, alguna vez también piso las aulas de la UNI.

Él se llama a sí mismo, músico de nacimiento. Esto se debe a que desde pequeño, estuvo inmerso en el mundo musical gracias a su padre, el músico y compositor Carlos Sánchez, que además fue director fundador del Conservatorio Nacional de Música. Este lo llevó a diversos ensayos de conciertos desde niño, le presentó a corta edad a grandes músicos de la región como Carlos Chávez, compositor mexicano; Velasco Maidana, gran compositor, director y actor boliviano; Domingo Santa Cruz, músico chileno; entre otros, que visitaban regularmente su casa y eran amigos de su padre.

Armando Sánchez Málaga menciona que les debe mucho a sus profesores. Ellos fueron los que le inculcaron la actitud creativa y la preocupación por la historia, el investigar y escribir. Sin embargo, guarda un especial recuerdo de sus primeros profesores de aula de cuando era un alumno del colegio Alfonso Ugarte, en especial, de uno que al saber que su padre era músico, hizo que todos los lunes se subiera a una silla con una regla para dirigir el canto del Himno Nacional. Sin saberlo, ese profesor le había dado su primera experiencia como director. “Es importante que un profesor pueda no solo enseñar, sino también inspirar”, menciona el director de orquesta.

Dejó del lado el violonchelo, instrumento que según menciona le gustó por “tener una voz que se asemeja a la del hombre” para dedicarse a la dirección que lo llevó al frente de orquestas en el Perú, Chile, Argentina, Brasil, Guatemala, El Salvador, Estados Unidos, la Opera de Montecarlo, entre otros. Un día su padre lo llevó al coro de la Iglesia de La Merced donde tocaba la Sinfónica en un servicio religioso, se sentó en la orquesta y sintió por primera vez como era estar dentro de una. “Se me puso la piel de gallina, ahí me decidí por la dirección”, agrega.

Su predilección por Mozart hace que sus sinfonías estén presentes en varios de sus conciertos. Aunque muchas veces se piensa que el director es como la estrella que se lleva los aplausos, el músico Armando Sánchez Málaga, menciona que su función principal es ser un intérprete que hace que el corazón de Mozart, Beethoven o Bach, vuelvan a latir nuevamente, haciendo que vuelvan a la vida las emociones del compositor.

Fue tres veces director titular de la Sinfónica y ahí es donde creció su interés por la Apreciación Musical, curso que enseña en la PUCP. “El acercar a los jóvenes al lenguaje musical es fundamental. La música no está hecha para los músicos, sino para el público y a ellos tenemos que formarlos, esa es la tarea del músico. Cada institución, como la Sinfónica o la Filarmónica, tiene que ver la manera de acercarse a las personas y aumentar su número de aficionados», explica.

También está dedicado a la historia, la publicación y la investigación. Es por eso que publicó el libro, “Nuestros otros ritmos y sonidos: la música clásica en el Perú”, y es que la historia musical peruana es amplia con muchos temas que faltan por investigar. “Tengo testimonios personales de muchos actores de la música del Perú, es necesario escribirlos porque sino el viento se los lleva”, menciona el profesor.

Actualmente, está realizando dos proyectos, el primero, consta en que Perú y Chile compartan las partituras, libros y composiciones, del músico peruano José Bernardo Alcedo, conocido por componer el Himno Nacional, así se logrará rescatar su obra completa. El segundo, es también recuperar la obra del compositor arequipeño, Pedro Abril Tirado, del cual casi toda su obra se encuentra en Sucre, Bolivia, para de igual manera que con Chile, los dos países puedan compartir las partituras.

“Sin darme cuenta o a propósito, he tratado de emular a mis maestros y a mi padre. Les debo mucho”,  agrega el músico al agradecer el reconocimiento que se le ha dado. Termina mencionando que seguirá trabajando, enseñando, investigando y tiene muchos proyectos, como reeditar grabaciones, libros, etc.

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