Sullkapata, que en quechua significa “hermano menor de la orilla”, es un pequeño robot que fue diseñado con una importante misión: realizar, de manera autónoma o teleoperada (a control remoto), la limpieza de playas o de superficies arenosas en general. Para ello, cuenta con cuatro ruedas para su desplazamiento, así como un rodillo provisto de cerdas que impulsa los residuos hacia un depósito final al interior del vehículo. Es ecológico, silencioso, no usa gasolina y cuenta con una batería recargable de cuatro horas de duración. Así, este prototipo puede recorrer la playa hasta llenar su capacidad de almacenamiento, que es similar al tamaño de 12 a 14 latas de gaseosa, y luego retornar a su base de operaciones.

Aunque Sullkapata fue elaborado en el año 2014, no fue sino hasta el 28 de febrero de este año que Indecopi aprobó la solicitud como patente de invención al “vehículo terrestre no tripulado para limpieza de playas”, que es su nombre oficial.

PATENTE PUCP

Sullkapata es resultado de la tesis de licenciatura en Ingeniería Mecatrónica del Ing. Michel Sigüenza, quien hoy se desempeña como coordinador del Centro de Tecnologías Avanzadas de Manufactura (Cetam). En este proyecto, Michel tuvo como asesor al Mg. Francisco Cuéllar, docente del Departamento de Ingeniería. Ambos figuran como inventores de la patente con número de expediente 1675-2014/DIN, cuya obtención abre nuevas oportunidades.

“La Oficina de Propiedad Intelectual (OPI) de la PUCP hizo un análisis de patentabilidad y los evaluadores descubrieron que en este prototipo existe un concepto de invención en el sistema de recolección de residuos sólidos. Por ello, con el visto bueno del Vicerrectorado de Investigación, hace cuatro años postulamos a Indecopi para obtener una patente de invención. Estamos felices con este resultado y lo que queda por delante es mejorar el producto”, dice Michel.

Con esta patente de invención, los desarrolladores obtienen los derechos exclusivos para comercializarlo por un periodo de 20 años, mientras que con una patente de utilidad, que es más común, el periodo es de solo 10 años. “La ventaja es que los inversionistas pueden tomar mucho más en serio la propuesta ya que tenemos la exclusividad. Ahora consideramos concursar por fondos de investigación que nos permitan armar un prototipo más grande para su funcionamiento, con la participación de un equipo de ingenieros, materiales y pruebas de mayor costo. En la PUCP, los estudiantes de pregrado logran implementar una solución tangible a un problema que puedan patentar. Además de formarse como ingenieros, se forman como inventores y emprendedores capaces de crear empresas de base tecnológica”, dice Francisco Cuéllar.