Exoneración del IGV para los libros
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Patricia Arévalo
Directora general del Fondo Editorial de la PUCP
Hoy, el Perú es el país preferido por toda la región para servicios de impresión, como lo fue Colombia hace unos años luego de que se beneficiaron con su propia ley del libro.
El libro es, o debería ser, un objeto de libre circulación y fácil acceso para las mayorías. La ley del libro, promulgada en 2003, hizo mucho por facilitar este aspecto, ya que, entre otras cosas, eliminó el pago del IGV para la venta de libros, así como los aranceles para las importaciones.
Esto ha tenido un efecto trascendente en la producción y consumo de libros, así como en el desarrollo de la industria editorial y gráfica. Hoy, el Perú es el país preferido por toda la región para servicios de impresión, como lo fue Colombia hace unos años luego de que se beneficiaron con su propia ley del libro.
Si bien hoy la situación no es la misma que en aquella época, cuando la parte más floreciente de la “industria” era la piratería, y cuando las librerías cerraban una a una y desaparecían todos los canales de distribucion, todavía se hace indispensable seguir fortaleciendo la actividad editorial. La exoneración del pago de IGV se ha hecho por un plazo de doce años, lo que significa que en octubre de 2015 dejará de estar vigente y hoy por hoy no está en agenda una prórroga.
Si no se prorroga el beneficio tributario, se entendería que la promoción del sector ha dejado de ser prioritaria porque tenemos una industria y un consumo óptimos. Sabemos, sin embargo, que no es así. El consumo de libros per cápita en el Perú es uno de los más bajos de la región; los niveles de lectura de nuestra población distan mucho de ser adecuados; y la comunicación escrita de la mayor parte de los estudiantes peruanos es simplemente incomprensible. Esto proviene, precisamente, de la falta de lectura.
Ciertamente, los beneficios tributarios son un tema complejo, en el que entran a tallar diversos intereses, empezando por los del fisco. ¿Pero no es acaso más provechoso para el Estado tener una industria fortalecida que, eventualmente, le va a dar mayores ingresos económicos si se invierte en hacerla más eficiente? Lo que se va a obtener con el IGV de los libros es ínfimo si se compara con lo que aportan otras industrias de consumo. El de los libros sigue siendo bajo, aun cuando su crecimiento haya sido significativo, precisamente a partir de un paquete de incentivos otorgado por la ley.
Lo más importante es continuar con la promoción de la lectura. El Estado ha hecho esfuerzos importantes y las adquisiciones de libros para las bibliotecas escolares son muestra de ello. Pero hay que seguir. Un país que lee es un país que avanza y, como dijo Mario Vargas Llosa en la presentación de la edición conmemorativa por los cincuenta años de La ciudad y los perros: “Una sociedad que lee buena literatura es más crítica y menos manipulable que otras, [y es] más exigente con el mundo en el que vive y con las instituciones que la gobiernan; exige más porque sueña más, porque desea más”.
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