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"Si el gobierno central no cambia, la descentralización no tiene futuro"

El proceso de descentralización ha representado un reto continuo para los gobiernos peruanos de las últimas décadas. Luego de diversos intentos por articular los gobiernos subnacionales, aparece la propuesta de formar un ministerio dedicado a este proceso. Jorge Aragón, coordinador de la Especialidad de Ciencia Política y Gobierno, comparte su perspectiva sobre esta reforma y sus alcances.

  • Jorge Aragón
    Coordinador de la Especialidad de Ciencia Política y Gobierno de la Facultad de Ciencias Sociales PUCP
  • Texto:
    Sharún Gonzales
  • Fotografía:
    Christian Ugarte

¿Cómo va el proceso de descentralización en el país? ¿Hay algunos avances?

Yo creo que es, sin lugar a duda, una de las reformas políticas más importantes de los últimos años. Principalmente, porque dialoga con temas recurrentes en la historia de nuestro país como la centralización, las demandas de las regiones y los desarrollos desiguales. El problema con la descentralización es que no hay consenso. En los últimos años se siente como un proceso sin rumbo, detenido. El avance se ha dado sin mucha planificación, como por inercia, hasta que fue evidente que el proceso y la coalición política que lo impulsaba mostraban signos de agotamiento. Aunque ha habido avances y es una experiencia interesante, el proceso está sobreviviendo.

¿Hay algunos motivos para que este proceso esté estancado, además de la poca voluntad política? ¿Qué retos representa descentralizar?

La descentralización se relanzó con la convicción de que era posible que la democracia peruana funcionara de forma óptima con mejores niveles de gobierno subnacional. El momento de la transición nos llevó a integrarnos a la corriente de descentralización que varios países conformaban. Actualmente, sigue pareciendo una buena idea. Al descentralizar, en vez de tener solo un gobierno nacional, este adquiere socios aliados a nivel regional con los cuales puede trabajar y coordinar. Sin embargo, la improvisación y el desorden que acompañaron el proceso le restaron fuerza para defenderse a sí mismo y defenderlo frente a los problemas que aparecieron luego. La capacidad de gasto y los niveles de corrupción de las autoridades regionales se convirtieron en un reflejo del Estado peruano. La descentralización sigue siendo una reforma urgente y necesaria, pero no puede ser una reforma aislada. Debe partir desde el propio gobierno nacional para ser más transversal. Este es uno de los puntos en los cuales se ha agotado el proceso. Si el gobierno central no cambia, la descentralización no tiene futuro. Es necesario replantearse las relaciones entre los niveles nacional, regional y local.

Se dice que cada gobierno regional tiene que recurrir a varias instancias, dentro del gobierno central, para llevar a cabo un proyecto. Como alternativa a esta situación, se plantea crear un solo ministerio dedicado a estos procesos. 

Las propuestas de nombres para este ministerio develan un nivel de negociación política. Por ejemplo, en el plan de gobierno de Peruanos Por el Kambio (PPK) aparecía una propuesta de Ministerio de Apoyo a las Regiones y los alcaldes han planteado la alternativa de Ministerio de Descentralización. Los alcaldes y los presidentes regionales deben ser parte de ese proceso. De otro modo, continuaremos siendo un país que lo hace todo de arriba hacia abajo. Lo que ha quedado claro en los últimos años es que no existe una instancia que coordine, empuje y vele porque el proceso lleve una buena vida y salud. Sea una comisión o un ministerio, lo importante es que se conforme una instancia de coordinación dedicada a  buscar alternativas a los problemas de este proceso, y que sea, además, capaz de impulsar el proceso y proponer, eventualmente, cambios a todos los niveles del Estado. Debería pensarse seriamente.

¿La Secretaría de Descentralización de la Presidencia del Consejo de Ministros no funciona?  

Tal como está, yo no tendría muchas esperanzas de que funcione. Poco a poco, se ha ido desdibujando y aislando. Es necesario repensar el proceso y el diseño institucional pertinente para que lo haga. Creo que la Secretaría no va en esa dirección, necesitamos pensar en alternativas diferentes.

¿Las relaciones entre la descentralización, la asignación presupuestal y el canon generan algunos problemas para el proceso?

Una de las características del proceso actual de descentralización es que coincidió con un ciclo de crecimiento económico y con una ley del canon que fue hecha sin prever que en algún momento iba a haber mucha plata en las regiones o en los gobiernos locales. Mientras hubo dinero, las regiones tenían de dónde gastar. Para evitar que se gastara desproporcionalmente, se colocaron ciertas regulaciones. Sin embargo, nunca se planteó la organización fiscal de dichos gastos de modo que las regiones mantuviesen la autonomía para controlar sus finanzas. Entonces había dinero, pero no había mucha libertad para gastarlo. Ahora que los recursos son mucho menores, la fiscalización continúa siendo un pendiente y la situación es más complicada. Ese ministerio o instancia debería idear una organización en términos fiscales de manera que algunas responsabilidades fiscales sean transferidas, y los gobiernos regionales y fiscales puedan cumplir con esas funciones. En todo caso, no es un asunto de recursos sino de  distribución de responsabilidades. Las medidas son más complejas que dividir el presupuesto en dos partes iguales. Es más preciso distribuir las responsabilidades y, según eso, asignar recursos.

¿Qué otras funciones o tareas podría tener este ministerio dedicado a la descentralización?

Un país genuinamente descentralizado es como un gran experimento de gestión pública. El Perú tendría 25 grupos de gente trabajando el tema educativo o económico, por ejemplo, coordinados por una directiva nacional. En esa situación, cada grupo tiene mucho que aprender de otro. Entonces, los resultados educativos de Moquegua, Tacna o Arequipa pueden servir para pensar nuevas soluciones. Toda esa producción de experiencias podría ser analizada por este ministerio para promoverlas y facilitar el intercambio entre regiones. Además de organizar y relanzar el proceso, habría que  mirarlo en retrospectiva para proponer medidas a futuro. En el Perú, no hay mucha planificación y esa creo que es también una de las tareas que podría trabajar esta instancia.

¿Tener un ministerio para centralizar el proceso de descentralización es una paradoja?

Algunas reacciones ante esta posibilidad sugieren que se trata de más burocracia o que producirá más gasto. Ese no es el punto. Una instancia de coordinación es necesaria y  podría ser perfectamente correspondiente al gobierno central. Tal vez no dirigirlas en todo momento, pero sí ponerlas en funcionamiento, y trabajar casi de igual a igual con las autoridades regionales y locales.

¿Hay alguna experiencia en procesos de descentralización exitosa en la región que podría citar?

Hay experiencias interesantes en Brasil, Uruguay y Colombia. Es posible observar sus estrategias para lograr que la descentralización funcione mejor. La diferencia es que, en todos estos lugares, lo que está en juego es cómo lograr una mayor interconexión y relación entre los distintos niveles de gobierno. En el Perú, eso está muy quebrado y fracturado. La mejor señal es que las mismas organizaciones políticas no compiten en los tres niveles de gobierno. Hay una liga nacional, una regional y otra local. Salvo algunas coincidencias, no hay nada que articule esos tres niveles de gobierno. Eso debería llamar la atención para potenciar el proceso.

Respecto al contexto con el nuevo presidente, ¿cree que Martín Vizcarra jugaría un rol importante en este proceso?

Pensar que solo una persona tiene la capacidad de hacer las cosas puede resultar problemático.  Sin embargo, Martín Vizcarra parece ser alguien que ha vivido el proceso, lo ha visto, lo conoce y está interesado en él. Creo que su aporte para este gobierno puede ser muy importante en materia de descentralización. Probablemente, la propuesta de crear un ministerio no prospere ya que necesita la aprobación en un Congreso con mayoría fujimorista. En cualquier caso, Martín Vizcarra puede jugar un papel importante en esa coyuntura. Además, al gobierno le conviene. Una buena relación con regiones, con el ámbito local, puede ser importante.

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