Ir al contenido principal Ir al menú principal Ir al pie de página

“Lo esencial es desarrollar la capacidad de pensamiento crítico del estudiante”

La demanda de profesionales competentes, la brecha generacional entre educadores y estudiantes, y la introducción de la cultura digital a la universidad generan desafíos que los docentes deben evaluar sobre la marcha. Para la Dra. Fabiola Cabra-Torres, especialista en evaluación educativa y competencias informacionales de estudiantes universitarios, de la Pontificia Universidad Javeriana (Colombia), la información
puede estar disponible en múltiples formatos, pero no debe perder su condición crítica.

  • Fabiola Cabra-Torres
    Docente de la Pontificia Universidad Javeriana (Colombia)
  • Texto:
    Sandra Huaringa
  • Fotografía:
    Alex Fernandez

¿Cómo se evalúa el aprendizaje de un estudiante universitario?

La evaluación es una práctica tan importante como aprender y enseñar; es un trinomio muy importante que se relaciona con los resultados en un aula. Las formas de evaluación tendrían que estar asociadas a las didácticas específicas de cada disciplina científica; por ejemplo, se debería evaluar a un estudiante en Medicina de acuerdo con las especificidades de la enseñanza de la Medicina y no con los mismos criterios con los que se evalúa el desempeño en carreras como Física, Literatura o Arte.

¿Cuál es la vigencia de los métodos de enseñanza clásicos?

Tiene que ver con una forma de trabajo pedagógico que, tradicionalmente, se llama cátedra magistral. En esta, el maestro exhibe su capacidad de presentar conceptos, enfoques, teorías y problemas de su campo de estudios. En ese sentido, es importante que un maestro sepa dictar una clase y sea capaz de desarrollar conceptualmente un tema. No descartaría la cátedra magistral como una modalidad de enseñanza, pero debería mezclarse con actividades grupales. Lo ideal es que las universidades hagan una combinación interdisciplinaria e integrada, con distintas estrategias de enseñanza, de manera que el estudiante tenga acceso a los discursos científicos que el maestro ha construido en su trayectoria, se apropie de ellos y los emplee en el ejercicio de su profesión.

¿Se aprende igual en un curso virtual como en uno presencial?

Estamos asistiendo a un modelo de universidad contemporánea que tiene la obligación de implementar formas de aprendizaje virtual. Lo que sucede es que esa tecnología está orientada al entretenimiento y de allí se desprenden modelos de aprendizaje que no son transferibles al aprendizaje académico. Puedes manejar muy bien un videojuego, pero eso no significa que puedas hacer una lectura crítica de textos digitales. Esta competencia es transversal en la formación de un estudiante, le permite acceder a la lectura específica de la realidad y le da una identidad profesional. Si esto se pierde de vista, existe el riesgo de usar las tecnologías como simples reservorios de información. Ya sea en una clase presencial o virtual, lo esencial es desarrollar la capacidad de pensamiento crítico del estudiante universitario.

¿Qué desafíos enfrenta la educación universitaria?

El principal desafío en la educación superior tiene que ver con la evaluación de aprendizajes. Nos debatimos de forma constante entre evaluar resultados y dar cuenta de competencias. Esto implica dedicar un tiempo importante a la evaluación formativa en el aula; es decir, a una formación basada en la retroalimentación que nos indique cómo alcanzar los objetivos. Lo otro tiene que ver con la desigualdad de competencias entre los estudiantes. Algunos vienen de experiencias educativas previas en las que la lectura y escritura fueron bastante escasas, mientras que otros vienen de experiencias educativas positivas y entran a la universidad con ventaja. Por último, hay una distancia generacional entre profesores y alumnos que ha crecido debido a la cultura digital. Es importante que los maestros desarrollen la empatía tecnológica que tienen los jóvenes, y se familiaricen con otras formas de estudio y acceso a la información.

¿Qué recursos se pueden usar para innovar en el campo de la docencia universitaria?

Uno se llama la Flipped Class o clase invertida, y es una manera de cambiar el formato tradicional de clase teórica y práctica al transferir determinados procesos fuera del aula, y emplear el tiempo de clase en observar problemas y hacer preguntas que favorezcan al diálogo. Una segunda innovación es el aprendizaje-servicio, donde se complementa la formación teórica con trabajo en comunidades. Esta experiencia enriquece el perfil del estudiante pues lo confronta con problemas reales de comunidades, que pueden ser objeto de reflexión, estudio e intervención para los estudiantes en formación profesional. Por último, en el campo de la formación docente en pregrado, considero muy importante todos los formatos de práctica reflexiva, pues nos permite formar un hábito que invita al estudiante a desafiar sus creencias sobre los temas que estudia, y a contemplar su dimensión ética, política y comunitaria.

¿PARA QUÉ NOS VISITÓ?
Evento: IX Seminario de Investigación Educativa “Diálogos para comprender y mejorar la educación”
Organizadores: Departamento de Educación, Facultad de Educación, Centro de Investigaciones y Servicios Educativos, Escuela de Posgrado, Vicerrectorado de investigación

Deja un comentario

Cancelar
Sobre los comentarios
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los comentarios pasan por un proceso de moderación que toma hasta 48 horas en días útiles. Son bienvenidos todos los comentarios siempre y cuando mantengan el respeto hacia los demás. No serán aprobados los comentarios difamatorios, con insultos o palabras altisonantes, con enlaces publicitarios o a páginas que no aporten al tema, así como los comentarios que hablen de otros temas.