Un ciclo 2020-1 particular
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Carlos Saleme
Director adjunto de Tecnologías de Información y docente del Departamento de Ingeniería
A finales del 2017, 335 profesores PUCP colaboraron con mi investigación sobre el uso de recursos y servicios tecnológicos en la educación superior y algunos de sus resultados permiten vislumbrar la transformación de nuestra enseñanza presencial a una que incluya actividades ‘a distancia’, situación que nos reta hoy.
Los conocimientos requeridos para la enseñanza pueden resumirse en tres categorías (www.tpack.org). El «conocimiento de contenido» o especialidad del profesor no debería ser de mucha preocupación al ser uno de los factores de nuestro prestigio. La distribución etaria tampoco, pues está demostrado que la edad no es un factor de rechazo para el uso y «conocimiento tecnológico»; la investigación lo confirmó. El «conocimiento pedagógico» es el que permite al profesor integrar los dos anteriores para diseñar y establecer actividades para que sus alumnos tengan éxito en sus aprendizajes. En este proceso, de diseño de actividades, es donde el profesor deberá poner todo su esfuerzo y experiencia en preparar el cambio de escenario.
Siguiendo la tipificación usada en la investigación de referencia, brindo algunos alcances para los cinco tipos de actividades: asimilativas, informacionales, colaborativas, productivas y experienciales.
En las actividades asimilativas, para que alumnos comprendan ideas, conceptos o métodos, cámbiese los contenidos en pizarra o proyección por su equivalente en digital: documentos, bibliografía y presentaciones (si no quiere producir diapositivas, tómele foto a sus apuntes/diagramas). Igual para la exposición, puede grabar videos, de preferencia segmentados en partes cortas, porque 5 minutos como máximo es la atención promedio del alumno.
Para establecer actividades informacionales (búsqueda/análisis/síntesis de información), no olvide que nuestro Sistema de Bibliotecas está dotado de una gran colección digital para todas las especialidades. Para el alumnado, esta es la actividad que más se parecerá al escenario ‘normal’ y anterior. Asimismo, las actividades colaborativas (presentar/debatir/informar a/con otros) representarán un reto efectuarlas a distancia. Para este fin, se ha integrado una herramienta de videoconferencia a la plataforma informática de la PUCP.
Por otro lado, las actividades productivas relacionadas con tareas de elaboración de contenido (p.e. un texto) naturalmente se vinculan con las informacionales y deberán solicitarse en medio digital. A su vez, las actividades experienciales, que tienen como fin ubicar al aprendiz en un entorno/contexto real, en algunas especialidades, están relacionadas con productos físicos (p.e. de artes plásticas) o eventos (p.e. de artes escénicas). Solo en estos casos, la tecnología disponible para profesores y alumnos parecerá insuficiente.
Si bien la estrategia del profesor le permitirá una selección y combinación de las actividades mencionadas, todo proceso didáctico deberá incluir actividades evaluativas cuya función es que el profesor y, sobre todo, el alumno se informen de su desempeño y avance a fin de mejorarlo o replantearlo. En escenarios a distancia, se hace más crítico el seguimiento de los resultados por lo que una buena práctica será establecer varias autoevaluaciones con retroalimentación, las que se convertirán en parte del aprendizaje y/o refuerzo del mismo.
En estas últimas semanas, nuestras autoridades se han preocupado en potenciar la infraestructura tecnológica y en reforzar la capacitación metodológica y el uso de herramientas de los profesores, quienes serán la vanguardia y su actividad hará exitoso este muy particular 2020-1.
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