Setenta años del fin del horror
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Hugo Coya
Máster en Periodismo por el Instituto Internacional de Ciencias Sociales de Brasil y docente del Departamento de Comunicaciones
Los aniversarios son una extraordinaria oportunidad para reflexionar acerca de determinados hechos que marcaron la historia de la humanidad, y que nos permiten reconstruir aquellos caminos donde se interceptan la memoria y el olvido.
Este 2 de septiembre de 2015 se cumplen setenta años del fin de la Segunda Guerra Mundial con la rendición de Japón, ocasión que debería servir para ahondar en estos hechos que demostraron la precariedad de numerosos sueños y de las promesas truncadas de un mundo mejor para millones de personas. Una ocasión, sin duda, singular para analizar la forma en que esta conflagración cinceló el planeta y la forma en que la raza humana atravesó los linderos que nos separan de lo animal, de lo salvaje. Sin embargo, las efemérides de tramos tan terribles siempre corren el riesgo de ser recordadas de forma simplista, repletas de lapsus y lagunas, y se corre el riesgo de reforzar que, como decía el historiador Eric Hobsbawm, las personas vivan en un presente permanente “sin relación orgánica alguna con el pasado del tiempo en el que viven”.
La historia es, por definición, compleja y una tragedia semejante no puede ser interpretada apenas mediante estereotipos reduccionistas o cifras, por lo que se deja de lado sus causas, orígenes, contexto político, económico y social, como aquella crisis que gestó un régimen racista, xenófobo y homofóbico para convertir a Alemania, a Europa y al resto del mundo en un gigantesco campo de batalla.
¿Por qué ocurrió un hecho tan terrible? ¿Qué ideología condujo a la humanidad a acercarnos a lo que se concibe como el infierno? ¿Quiénesfueron los culpables de que millones de personas murieran en una cámara de gas, en un horno crematorio, en un experimento médico compulsivo, con alguna enfermedad sin atender, en una sesión de tortura, con un balazo o en un combate? ¿Cómo se transformó el planeta después de la guerra? ¿Qué implicancias tuvo para el Perú?
Más allá de su importancia, existen, además, otros peligros derivados del desconocimiento adecuado de la Segunda Guerra Mundial. Hay aún personas y organizaciones que se niegan a reconocer lo ocurrido o lo ponen en duda. Los simpatizantes nazis o neonazis avanzan en Europa e, incluso, en el Perú. En ese sentido, la universidad se convierte en el espacio ideal para impulsar el esclarecimiento y el debate sobre estos acontecimientos, pues pone el énfasis necesario y evita que esta fecha pase desapercibida o de modo notarial, como un mero registro de ceremonias conmemorativas.
Ha transcurrido siete décadas de este terrible conflicto armado y los seres humanos enfrentamos otras guerras, pero conocer al detalle la peor catástrofe de los últimos 500 años ayudará a evitar que se imponga el olvido, quizá el mayor riesgo de que se vuelva a repetir.
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