¿Qué es la crisis energética?

Es una situación de escasez de energía que puede ser evitada si el parque de electricidad que genera un país es mayor a su demanda.

¿Qué pasa en el país? ¿Vamos a enfrentar una crisis?

Lo que sucede ahora en el Perú, demuestra que no ha habido una planificación adecuada: desde hace un par de años, los gráficos muestran que el aumento en la demanda de potencia no es equitativo al aumento en la potencia instalada.

¿A qué se debe este aumento?

En el caso de la electricidad, la mayor parte del aumento de consumo se debe a las nuevas edificaciones. Sin embargo, no se puede pasar por alto que el consumo por persona también ha subido debido a una mayor disponibilidad de electrodomésticos.

¿Cuáles podrían ser las consecuencias de la crisis energética?

El precio de la electricidad o el gas podría incrementarse; además, podría ser necesario recurrir a racionamientos de energía y apagones. En el caso del gas, hemos alcanzado el tope de la capacidad del ducto y aún no hemos terminado de construir el siguiente. Esto afecta a los transportistas. Se puede buscar un combustible alternativo para cubrir nuestras necesidades; pero si sube de precio, el alza se trasladará al consumidor. Por otro lado, si enfrentáramos un periodo de estiaje, se restringiría nuestra capacidad energética, pues nuestro parque de generación tiene también un gran porcentaje de centrales hidroeléctricas.

Nosotros deberíamos tener un plus frente a otros países porque, a pesar de la falta de presupuesto, tenemos el recurso para desarrollar mayor capacidad energética…

Sucede que no estamos reaccionando con la debida rapidez. Hay mecanismos legislativos impulsados por el Ministerio de Energía y Minas que apuntan a promover el uso de energías renovables, el uso eficiente de combustible en la industria y más centrales hidroeléctricas, pero estos proyectos, sobre todo los hidroeléctricos, tienen un periodo de maduración que puede durar 25 años y la inversión es muy fuerte. En el caso de las centrales térmicas o termoeléctricas, como las que se pueden implementar en un pueblo pequeño, estas se pueden hacer con más rapidez, pero se tiene que tener la disponibilidad del combustible, este no va a estar disponible y, además, va a sufrir fluctuaciones en su precio.

Algunos estudios indican que nuestro suministro de gas tiene una capacidad de 200 millones de pies cúbicos, cuando Lima necesita de 320 millones.

Tal vez no se hicieron los cálculos adecuados de lo que necesitábamos. A pesar de que tenemos gas, se hizo un gasoducto de pequeñas dimensiones, pues no se pensó que llegaríamos al tope de nuestra capacidad. Sin embargo, lo hemos sobrepasado.

Además, tenemos serias deficiencias en la infraestructura para el transporte de gas hacia las centrales.

En efecto, no tenemos un gasoducto con buena capacidad. Se podría transportar en barcos especialmente acondicionados pero, a la larga, es más barato tener un buen gaseoducto. Se trata de una fuerte inversión inicial que debe contemplar el crecimiento de la demanda y la disponibilidad del recurso.

Un agravante a la crisis energética es el impacto del cambio climático.

En efecto. Debemos apostar por la eficiencia energética y enseñar a la gente a consumir de manera más adecuada y racional para restringir la demanda. En el caso de la Universidad, hace muchos años se implementó un plan que busca usar equipos eficientes para ahorrar energía. Una de las recomendaciones más importantes fue cambiar las lámparas incandescentes por las ahorradoras, que reducen el consumo a una cuarta o quinta parte. En general, en todo el mundo nuestro consumo de energía está acercándose a niveles en los que la sostenibilidad va a estar comprometida. Eso puede verse en el cambio climático y en los aumentos de precio de los combustibles, aunque ahorita este no es tan evidente debido a la crisis económica.

Si quieres saber más sobre el tema, visita el blog Eficiencia y Electricidad, del Profesor Raúl Del Rosario.

Entrevista: María Paz de la Cruz