¿Qué pensó cuando el Papa Benedicto XVI le encomendó la misión de ser el representante de la Santa Sede en el Perú?
Me alegré mucho porque ya había oído hablar del Perú siempre en términos positivos, a pesar de las dificultades por las que había pasado, por ejemplo, durante la época del terrorismo. Mi trabajo en España con el nuncio, Monseñor Mario Tagliaferri, que venía de ser nuncio en el Perú, me hizo conocer muchas referencias de este país. Yo creo que mi trabajo aquí será una experiencia de Iglesia mucho más grande y extensa, partiendo del hecho que existe una gran cantidad de diócesis, vicariatos apostólicos, prelaturas, etc. Me han contado que el Perú es muy interesante desde el punto de vista histórico y cultural, además de sus hermosos paisajes, como Machu Picchu, que se conocen en todo el mundo. Estoy contento de conocer esta tierra.

Usted tiene una larga carrera diplomática en el Vaticano. ¿Cómo han sido sus últimas experiencias?
Desde el 2004 hasta antes de llegar al Perú fui nuncio en Guatemala. Esta experiencia fue muy enriquecedora porque pude ver muchas realidades. Conocía Centroamérica a través de Panamá ya que trabajé en este país, primero como secretario y después como nuncio. Luego fui designado nuncio en la Isla de Madagascar y en las otras islas del sur del Océano Índico. Esta misión me permitió conocer un poco de África, a pesar de que Madagascar no se considere parte de este continente.

¿Encuentra algún tipo de relación entre África y América Latina?
Estas dos regiones tienen problemas comunes de pobreza, miseria y corrupción. Todavía no conozco la realidad peruana porque recién he llegado, pero imagino que también hay zonas de pobreza y miseria. No sé exactamente dónde se ubican, pero poco a poco, con la ayuda del Señor, iré conociéndolas. No obstante, tengo la percepción de que mi misión en el Perú será mucho más enriquecedora que mis experiencias anteriores.

Ante esas dramáticas realidades que acaba de mencionar, ¿cuál es el mensaje de la Iglesia?
Yo creo que ante todos estos problemas no debemos perder la esperanza. El mensaje de la Iglesia siempre es de esperanza porque nosotros, como nos ha dicho el papa Benedicto XVI en su carta encíclica Spe Salvi (Salvados en la Esperanza), tenemos un fundamento muy sólido que es la resurrección de Jesucristo, que ha vencido el pecado y la muerte no solo para sí mismo, sino para toda la humanidad. Eso quiere decir que la fe cristiana también puede ayudar al desarrollo humano, social y económico de la persona y de la comunidad.

El papa Benedicto XVI ha pronunciado importantes discursos durante su última visita al África. A usted, que ha estado en esta parte del mundo, ¿qué le han recordado esos mensajes?
Las palabras del Santo Padre me han traído a la memoria los enormes problemas de toda índole del continente africano, pero sobre todo el gran abandono que sufre por parte de las potencias y naciones que podrían ayudar más para su progreso. Precisamente allí empecé mi carrera diplomática al servicio de la Santa Sede, en la República Centroafricana, en el corazón de África negra. Mi estancia en este lugar me hizo dar cuenta de que los africanos viven olvidados y sin grandes ilusiones.

¿Cuál es su mensaje para los jóvenes que estudian en la Universidad Católica?
Yo creo que los jóvenes, y sobre todo los universitarios, deben tomar conciencia de que son el presente de la sociedad y de la Iglesia, porque con su testimonio de empeño en el estudio pueden hacer mucho para mejorar su realidad. Por eso se habla de los jóvenes como esperanza del futuro. Pero esta esperanza debe tener un fundamento que, por tratarse de estudiantes de una universidad católica, es la fe en Cristo, la fe en el Magisterio de la Iglesia. Solo de esa forma podrán ayudar a su país.

¿Qué posibilidad hay de que el Santo Padre venga al Perú?
En todos los países me hacen la misma pregunta (ríe). El Papa ya ha estado en Brasil con ocasión de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y es posible que venga nuevamente a este continente si se presentara una circunstancia similar. Si no viene al Perú, al menos estará en una nación cercana adonde podremos ir. Sin embargo, no debemos perder la esperanza de tenerlo en el Perú.

Entrevista: Kurth Mendoza. Foto: Yanina Patricio.