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Los oráculos del antiguo Perú

Partirá el próximo 12 de septiembre a Washington, Estados Unidos, para permanecer durante ocho meses en Dumbarton Oaks, instituto de la Universidad de Harvard. Él ganó una beca para investigar, durante un año académico, el sistema oracular en la sociedad andina prehispánica, tema que lo apasiona y en el que trabaja hace buen tiempo.

  • Marco Curatola
    Profesor principal del Departamento de Humanidades. Director (con licencia por año de investigación) del Programa de Estudios Andinos de la Escuela de Posgrado de la PUCP.

¿Cuál es el tema de su investigación?

En esta investigación me quiero concentrar en cómo funcionaban los oráculos. Es decir, cuáles eran sus características específicas, rituales, símbolos, la forma de comunicación con los dioses. Quiénes conformaban el personal que atendía en estos santuarios, cómo estaban estructurados espacial y simbólicamente, qué fórmulas se usaban para la comunicación con los dioses, cómo eran los responsos, es decir, cómo hablaban los dioses, a través de qué intermediarios, de qué ritos, con qué objetos rituales y técnicas. Busco sintetizar todo el material que he ido acopiando y escribir un libro, o un ensayo largo, para dar cuenta de las características de los diferentes oráculos, establecer semejanzas y diferencias en cuanto a distribución espacial, en el territorio, a los elementos que los componían. La idea es detenerme en el funcionamiento de cada oráculo, pues antes ya he investigado sobre la manera en que el sistema oracular se relacionaba con lo político y lo religioso.

Cuéntenos de eso. ¿Qué eran los oráculos y qué papel cumplían en la sociedad andina prehispánica?

Los oráculos eran santuarios -implicaban una parafernalia y contexto ritual- a los cuales la gente (etnias, jefes de comunidades) llegaba en peregrinación. Para entenderlo mejor, hagamos un paralelo. La sociedad inca era muy estructurada, compleja, conformaba un imperio vasto, sin embargo, no tenía escritura… Pensemos ahora en nosotros: si tenemos una duda respecto a qué se debe hacer y qué no, consultamos un reglamento (leyes escritas) y dentro de ese campo se abren las posibilidades de nuestra acción. Debemos tener en cuenta que esas reglas –aunque hechas por personas- se presentan como objetivas. Pues bien, los oráculos hacían lo mismo, objetivaban decisiones subjetivas. Una cosa es que el jefe diga «Vamos a la guerra» y otra que lo diga el oráculo. En este segundo caso se trata de la voz de dios, que está por encima de la del propio Inca. Los oráculos, además de objetivar el poder, servían –al ser centros de peregrinación- para acopiar información.

¿Qué otros ejemplos tenemos?

En nuestra sociedad existen encuestadoras. Cuando hay campaña electoral y los sondeos señalan que dos candidatos pueden ganar y que un tercero va quedando rezagado, este hecho refuerza la caída de este tercero. En otras palabras, las encuestas, de cierta forma, condicionan los resultados. Imaginemos a Huáscar y Atahualpa entrando en disputa. Ambos corrieron donde los oráculos a consultar quién iba a ganar. Si la respuesta que recibían era negativa, se quedaban a esperar una positiva. A partir de este pronunciamiento es que se va a pedir apoyo para formar los respectivos ejércitos. Imaginemos a las diferentes etnias consultando en los oráculos sobre la resolución del conflicto: de hecho, las respuestas de los oráculos determinarían la conformación de los ejércitos y, finalmente, al ganador de la contienda.

Como vemos, así como nosotros creemos en aquellas encuestas, la población del imperio inca creía en los oráculos, los cuales intervenían la realidad. Esto es, hacían que el sistema funcione. Además, hay que recordar que en la sociedad andina prehispánica no existía una separación drástica entre lo sagrado y lo profano, de manera que los oráculos pueden ser denominados hechos sociales totales, es decir, fenómenos que, a la vez, empapan la dimensión social, cultural, política y religiosa.

¿Cuáles son los oráculos que estudiará en su investigación y cuáles son las fuentes que ha consultado?

Los principales oráculos incaicos y, en general, del horizonte tardío: Pachacámac y Titicaca en la Isla del Sol. Así también, otro oráculo muy importante, el de Catequil, muy cerca de Huamachuco; además el de Huarivilca, el de Rímac, que quedaba en Lima.

En cuanto a las fuentes, he consultado fundamentalmente dos tipos: crónicas y documentos de los siglos XVI y XVII, cuya información es bastante extensa, pues los cronistas ciertamente notaron la importancia de estos santuarios oraculares; y los restos arqueológicos.

¿Qué procedimientos siguió para obtener esta  beca?

Dumbarton Oaks tiene cuatro o cinco becas al año. Estas becas pueden ser para todo un año académico o para tres meses de verano y están abiertas para investigadores de todo el mundo. Sin embargo, la mayoría de los postulantes es de Estados Unidos. El año pasado me invitaron a dar una conferencia, conocí Dumbarton Oaks y me fascinó el lugar. Una vez allí, me pusieron al tanto de todas estas posibilidades para llevar a cabo investigaciones en temas precolombinos, así que decidí presentarme. Llené el formulario por internet, envié mi currículum y demás documentos. Presenté este plan de investigación sobre oráculos, les interesó y hace tres meses me enviaron un correo electrónico donde me comunicaban que había sido seleccionado. De inmediato, puse al tanto a las autoridades de la Universidad y me concedieron, muy amablemente, el apoyo necesario. La verdad, me entusiasma mucho la idea de dedicarme a investigar y leer acerca de este tema. Me despertaré, pasaré el día y me iré a dormir con los oráculos.



Entrevista: Pablo Torrejón
Fotos: Guadalupe Pardo / Dumbarton Oaks, Universidad de Harvard

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