En 1949, el mundo acababa de salir de la II Guerra Mundial, un conflicto en el que murió casi la misma cantidad de civiles que de militares. La necesidad de poner límites a las guerras era apremiante. En ese sentido, la firma de los Convenios de Ginebra nació para regular el derecho internacional humanitario cuyo propósito es proteger a las víctimas de los conflictos armados.

A pesar de haber sido ratificados por los Estados del mundo y ser de obligatorio cumplimiento, las violaciones a sus disposiciones persisten, ocasionando graves consecuencias humanitarias. Hoy, la naturaleza cambiante de los conflictos armados requiere de un compromiso por parte de la comunidad académica para resaltar su vigencia e importancia.

Actualmente estamos trabajando con el Ministerio de Salud y la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja. Como organización, también colaboramos a largo plazo con las Fuerzas Armadas y la Policía. Una de nuestras áreas claves es el sistema penitenciario. Por eso, en Venezuela nos contactamos con el Ministerio del Poder Popular para el Servicio Penitenciario (MPPSP) para garantizar que las dificultades económicas y sociales de afuera no tengan demasiados impactos internos.

Para que tenga una idea, el 42% de todos nuestros recursos están comprometidos en el continente africano. El 32% se encuentra en Oriente Medio, específicamente en Yemen, Irak, Siria, Líbano, Jordania, Israel y Palestina. O sea, más del 70% de todas nuestras actividades están involucradas en zonas de conflictos.

Por otro lado, algunas veces queremos intervenir en regiones vulnerables pero no tenemos acceso. Por ejemplo, el Boko Haram controla territorios como Chad, sin embargo, no se puede actuar porque no hay garantía de seguridad por parte de las autoridades respectivas.

Nuestras prioridades son siempre una ecuación entre las necesidades objetivas, la posibilidad de negociar el acceso y el consenso entre las partes, y, por supuesto, los recursos.

Además, en muchas otras situaciones hoy en día, los avances tecnológicos ayudan a transformar la asistencia humanitaria. Por ejemplo, en el Líbano o en Irak, hay poblaciones con necesidades, pero existe una economía relativamente funcional. Entonces, en lugar de mandar un camión con mercancías, se envían líneas de crédito porque es más efectivo y rápido.

Una de nuestras grandes preocupaciones es la exposición de las personas al trauma y la violencia. Sabemos que muchas mujeres sufren violencia sexual, pero también hombres, especialmente en detención. En ese sentido, el CICR ha comenzado a desarrollar un programa de salud mental. En África central hay miles de desplazados por la violencia y la guerra. Ahí los especialistas tratan con niños para ayudarlos a superar el trauma y que recuperen algo de confianza en la sociedad.

¿Para qué nos visitó?

Conferencia[:en]Evento: “La protección de las personas en los conflictos armados de hoy: 70 años de los Convenios de Ginebra”
Organizadores: IDEHPUCP y el Comité Internacional de la Cruz Roja