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Laudato Si’ y el desafío de la conversión ecológica

Tambopata
  • Juan Miguel Espinoza
    Docente del Departamento de Teología

¿Qué tiene que decir un Papa sobre el cambio climático y los daños humanos al medio ambiente? Hace diez años, el Papa Francisco sorprendió al mundo publicando la carta encíclica Laudato Si’, con la cual colocó a la Iglesia católica como una voz relevante en el debate global sobre el desarrollo y la sostenibilidad ambiental.

La Laudato Si’ se planteaba un objetivo ambicioso, aunque urgente: “Unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar” (LS 13). A pesar de la gravedad de la crisis ambiental, el Papa Francisco no se resignaba a perder la esperanza en la humanidad y su capacidad de salvar el planeta. Al contrario, convocaba a una colaboración a todo nivel en favor del cuidado de la “casa común”.

Esperanza para el planeta, «nuestra casa común»

El Papa Francisco eligió hablar de “nuestra casa común” en vez de utilizar términos convencionales como «el planeta Tierra» o «el medio ambiente». De tal manera, quiso subrayar que la supervivencia de la especie humana depende del futuro de aquella “casa” que habitamos. Los daños que le infringimos terminan repercutiendo en nosotros y afectando, sobremanera, a los pobres y cerrando oportunidades a las generaciones futuras.  

Si el daño ecológico tiene consecuencias graves para la subsistencia y la convivencia humana, para Francisco era claro que “no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socioambiental” (LS 139). Más aún, el cuidado de la casa común implica desarrollar una ecología integral que comprende que “todo está conectado” (LS 16), y que promueve un estilo de vida responsable y acciones políticas que atienden “tanto el clamor de la Tierra como el clamor de los pobres” (LS 49).

La gran contribución de Laudato Si’ fue concebir la crisis socioambiental global como un desafío cultural, espiritual y educativo".

La gran contribución de Laudato Si’ fue concebir la crisis socioambiental global como un desafío cultural, espiritual y educativo. De tal manera, parte importante de la respuesta al problema pasa por “apostar por otro estilo de vida” (LS 103), uno en que el cuidado del medio ambiente y de los pobres sea parte de nuestros hábitos cotidianos, de los sistemas de producción y consumo, y de la toma de decisiones políticas. No se trata tan solo de un tema científico o técnico, sino que es necesario un cambio cultural.

A esto Francisco le llamó “una conversión ecológica” (LS 217). En otras palabras, hay que activar procesos personales y comunitarios donde vayamos tomando conciencia de los problemas socioambientales, y comprometiéndonos a cambiar la situación desde las prácticas cotidianas, escalando hasta las formas de llevar la economía y la política. Estamos llamados a construir una cultura de la vida compartida y de respeto por lo que nos rodea. Debemos, también, romper la lógica de la “cultura del descarte” (LS 22), donde prima el aprovechamiento desmedido de los bienes, el egoísmo y la violencia.

Una dimensión social y política del cuidado de la naturaleza

Una “conversión ecológica” supone cultivar una mística que alienta y da sentido a las acciones personales y comunitarias, ayudándonos a interiorizar que el cuidado de la casa común es una vocación o una forma de realizarnos humanamente. Implica cambiar las maneras cómo miramos y nos relacionamos con la naturaleza y con la diversidad cultural de los pueblos, aprendiendo a priorizar valores como la gratitud y la gratuidad, la contemplación del mundo desde adentro y no desde afuera, el gozar de la vida sin obsesionarnos por consumir, viviendo con sobriedad y en libertad.

Este primer volumen, editado por la PUCP, es de libre descarga en versión PDF. Puedes leerlo aquí .

Todo esto tiene una dimensión social y política, pues una espiritualidad ecológica está llamada a construir “ciudadanía ecológica” (LS 211). En todas las acciones que procuran construir un mundo mejor y cuidar nuestra “casa común”, se manifiesta un amor cívico y político que no solo afecta las relaciones entre todos los seres vivos, sino las relaciones sociales, económicas y políticas.

El Papa Francisco ya no está entre nosotros y, sin lugar a dudas, pasará a la historia como un líder global comprometido con el cuidado de la casa común. Pero el proyecto de Laudato Si’ por una ecología integral que promueva una educación, una espiritualidad y una ciudadanía ecológica es una tarea pendiente. Una década después de la aparición de Laudato Si’ la pregunta de fondo sigue resonando: ¿qué hemos hecho?, ¿qué estamos haciendo?, ¿qué haremos para proteger nuestra casa común?

*Las columnas de opinión reflejan la opinión del autor y no necesariamente la de la PUCP.

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