"He tenido la fortuna de vivir de escribir"
En sus 25 años de carrera, el escritor español ha sido un ícono de los noventa, el «enfant» terrible de la generación X y ganador de prestigiosos galardones, como el reciente Premio Alfaguara de Novela 2017 por Rendición. En su paso por la FIL Lima 2018, nos contó algunas impresiones sobre su quehacer literario.
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Ray Loriga
Escritor español
Texto:
Oscar GarcíaFotografía:
Alex Fernandez
¿Sigues buscando que tus libros sean como un disco sin música?
La novela y la música tienen cosas en común, como la composición y el ritmo. Pero donde quise plasmar eso fue, concretamente, en mi novela Héroes. Allí el juego consistía en hacer un álbum doble de canciones sin música, y jugaba con la estética y parafernalia del rock y pop. No he vuelto a repetir ese intento.
A lo largo de tu carrera has viajado mucho, ¿cómo ha afectado ese nomadismo en tu oficio?
Considerando que hay mucha gente que trabaja todo el año para poder irse de viaje unas semanas y a mí me invitan, pues no es para quejarse. Es un lujo visitar tantos países, aunque a veces esté más tiempo en los aeropuertos y hoteles. Conocer otras problemáticas siempre te amplía la mente. No me da mucho tiempo para escribir durante los viajes, pero sí para pensar y reflexionar sobre lo que escribo.
Decías que en tu última novela, Rendición, has intentado «contar algunas impresiones que tienes del mundo en que vivimos». ¿Ese es el propósito que buscas al escribir?
A veces sí, pero en otras ocasiones reflexiono sobre lo que yo pienso de mí mismo. Por ejemplo, de sentimientos, como en Ya solo habla de amor. Creo que los escritores, incluso los de ciencia ficción, somos hijos de nuestro tiempo y todo lo que vemos alrededor nos permea, solo que en algunas novelas aparece más que en otras. Rendición es una visión, digamos fabulada, de lo que intento pensar sobre el mundo en el que vivo. Intento pensar, porque no es que ya lo tenga pensado sino que me sirve como ejercicio para entenderlo.
Hasta hace poco tiempo no usabas celular y has manifestado que las redes sociales no te interesan. ¿Tu aislamiento digital es una nueva forma de rebeldía, de ir contra el sistema?
De redes sociales no uso nada y el celular no suelo llevarlo encima. Sí, hay cierta rebeldía, pero más bien es una actitud personal. Viajo tanto que el poco tiempo que tengo en mi estudio lo uso para escribir, no me gusta distraerme leyendo tuits. Todas estas herramientas, incluso el entretenimiento, ofrecen en apariencia la posibilidad de ampliar las libertades, pero muchas veces esconden una trampa. Más bien te esclavizan a más obligaciones.
Muchas veces has comentado que has podido sobrevivir dedicándote solo a escribir, ¿cómo lo has logrado?
Por suerte, mis primeros libros tuvieron cierto éxito, aunque tampoco soy un Stephen King o Isabel Allende. No es que solo haya vivido de las novelas, también he hecho prensa y guiones de cine. He tenido la fortuna de vivir de escribir.
Para describir Rendición, has utilizado «discrepar». Curioso que un autor que era considerado un enfant terrible use una palabra tan medida.
Sí, discrepo de alguna manera. No quiero sonar arrogante y plantear que el mundo está contra mí. Somos mil millones de personas con ideas distintas y también corrientes globales. Los escritores tenemos la obligación de aportar un ángulo de mirada, por lo menos. Así se enriquece la observación del mundo en el que vivimos.
Estuviste presente en una mesa de la FIL 2018 sobre cómo se lee a Vargas Llosa en España. ¿Es un autor tomado en cuenta por las nuevas generaciones de escritores en tu país?
Diría que para alguien que pretenda ser escritor en serio es semiobligatorio leerlo, al igual que Dostoievski, Cortázar, Borges, García Márquez, pues pertenece a los clásicos. Otra cosa es si a los jóvenes les apetece o tienen la necesidad inmediata de leer sus obras.
Tu aparición literaria se dio en los noventa. ¿Por qué actualmente se vive mucha nostalgia de esa década, tanto en la literatura, lo audiovisual y la música?
Son modas que van y vienen, así como antes hubo la recuperación de los 60, 70 y 80. Tiene que ver con el aprendizaje, la gente que tiene cierta edad y que, por ejemplo, no les gusta Maluma o Ariana Grande -como es difícil ver el futuro- entonces miran hacia el pasado y dicen “Nirvana o el brit pop me gustaban más”. Es igual que en los 90, que nos gustaba más The Who. Hay esa necesidad de buscar algo más, también para diferenciarte de lo popular.
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