"Detrás del miedo al contagio está el miedo a la muerte, uno de los principales temores del ser humano históricamente"
¿Cómo actúa la colectividad peruana frente a situaciones atemorizantes? ¿Cuál es el papel de la información en momentos difíciles como el actual? Estas son algunas de las preguntas que nos absuelve la Dra. Claudia Rosas, a partir del libro que editó El miedo en el Perú. Siglos XVI al XX.
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Claudia Rosas
Historiadora. Docente del Departamento de Humanidades
Texto:
Oscar García MezaFotografía:
Juan Pablo Azabache
En el libro El miedo en el Perú. Siglos XVI al XX se reflexiona sobre diferentes miedos de la historia de nuestro país. En ese sentido, ¿considera que la sociedad peruana tiene patrones que se repiten en su forma de actuar frente a una situación que le atemoriza?
Es difícil determinar patrones típicos para la sociedad peruana, porque las épocas y los contextos de crisis cambian, pero podemos establecer una tipología de los comportamientos colectivos en tiempos de epidemias. Frente al temor que estas significan, hay varias formas de reaccionar, como hemos visto ahora: primero, negar o minimizar su gravedad, para luego tomar medidas frente a ella, como la cuarentena, la higiene, las restricciones, etc. Existe el acatamiento de las medidas sanitarias y gubernamentales, pero también la evasión de las mismas, así como las compras exageradas motivadas por el temor a la escasez, la exacerbación del sentimiento religioso, el distanciamiento social por el miedo al contagio, la búsqueda de chivos expiatorios sobre la base de actitudes discriminatorias y racistas, entre otras. Al mismo tiempo, se manifiestan comportamientos como el acaparamiento de productos, la circulación de noticias falsas, los robos, etc. Podemos advertir elementos comunes, pero también grandes diferencias.
Existe el acatamiento de las medidas sanitarias y gubernamentales, pero también la evasión de las mismas, así como las compras exageradas motivadas por el temor a la escasez, la exacerbación del sentimiento religioso, el distanciamiento social por el miedo al contagio, entre otras».
En su artículo académico “El miedo a la revolución”, reflexiona sobre el estrecho vínculo entre información o desinformación y miedo. Si bien en su texto se refería a la Revolución Francesa, ¿cuál es el rol de la información y el rumor en la propagación del miedo ante la epidemia actual, considerando los múltiples medios con los que ahora contamos y la velocidad con que se propaga la información?
La circulación de la información es un punto crucial para comprender contextos de crisis y, en general, a las sociedades. En esta dinámica, surgen los rumores y las fake news. En una época caracterizada por la posverdad y en donde en las redes sociales no discriminan lo verdadero de lo falso ni ficticio, como diría el historiador italiano Carlo Ginzburg, el papel del rumor sigue siendo relevante. Este muchas veces se mezcla con la información escrita, fluye al compás de las conversaciones en los espacios de sociabilidad y empieza a formar parte de la opinión pública. En la actualidad, existen otros soportes para difundir la información y los rumores, como la televisión o las redes sociales, donde podemos saber qué pasa en el mundo en tiempo real. Por ello, hay una estrecha relación entre medios de comunicación, rumor y temor. Desde el punto de vista histórico, habría que considerar los aspectos técnicos y materiales, así como las estructuras sociales, políticas y económicas, en donde actúa el rumor.
El rumor muchas veces se mezcla con la información escrita, fluye al compás de las conversaciones en los espacios de sociabilidad y empieza a formar parte de la opinión pública».
“La memoria y las experiencias que posee un grupo humano son los mejores instrumentos que le permiten descomponer el temor”, señala Fernando Rosas Moscoso en el primer capítulo del libro. En ese sentido, ¿qué lecciones podemos obtener de cómo actuamos frente a las epidemias anteriores –como el cólera, la gripe H1N1 y muchas más– que nos puedan servir para afrontar la situación actual?
Actualmente, estamos frente a una pandemia de carácter global, lo que nos pone frente a una situación inédita en los últimos tiempos. El miedo al contagio de la enfermedad siempre se ha dado durante las epidemias, pero en este caso se agrava por las características especiales del virus. Detrás del miedo al contagio está el miedo a la muerte, uno de los principales temores del ser humano históricamente. El miedo nunca aparece solo, va acompañado de otros y se manifiesta de múltiples formas. Advertimos la presencia del temor al hambre y la escasez; a la desestructuración del orden económico y social, que va asociado a la escasez y la inflación, así como a la pérdida de estatus y/o poder socioeconómico e incluso a la quiebra del sistema económico mundial. O, como señala, Fernando Rosas, el temor a la subversión ante la autoridad a través de rebeliones, motines o revoluciones; pero, al mismo tiempo, el miedo a la autoridad como agente subversivo (el Estado, el Ejército o la Policía) que debe implantar medidas drásticas en tiempos de epidemia.
Si revisamos las políticas sanitarias que han adoptado los Estados y las instituciones ante las epidemias, vemos que antiguamente, además de imponer cuarentenas o aislamiento a los infectados, se recurría a sacar en procesión a los santos ‘antipeste’ o masacrar a los animales asociados a la enfermedad. Con el avance de la ciencia y tecnología, la sociedad contemporánea tiene otros mecanismos para lograr seguridad, como medidas de higiene efectivas, vacunas, medicamentos, estructuras sanitarias avanzadas y personal sanitario especializado.
Antiguamente, además de imponer cuarentenas o aislamiento a los infectados, se recurría a sacar en procesión a los santos ‘antipeste’ o masacrar a los animales asociados a la enfermedad».
Ante lo desconocido aparecen sentimientos de ansiedad y miedo. Los recientes casos de personas que han comprado grandes y desproporcionadas cantidades de papel higiénico o alcohol en gel, ¿pueden interpretarse como una forma de buscar obtener algo de seguridad?
A partir del siglo XVIII se ve un retroceso de la inseguridad, que se vincula con el hecho de que el sentimiento de seguridad se fue secularizando, en la medida que las seguridades se multiplicaban a todo nivel en el Occidente moderno. El miedo a la subversión del orden social y económico, incluso el temor a perder la vida de confort a la que estamos acostumbrados, si se trata de sectores sociales altos y medios, se ha manifestado, por ejemplo, en la compra exagerada de papel higiénico. Es significativo que este producto de higiene, símbolo del confort burgués y de lo privado, haya sido preferido frente a otros. Algunos dicen que esa forma de higiene personal nos diferencia de los animales, del mundo salvaje frente al civilizado. Incluso, podría estar asociado al capitalismo y al modo de vida que este comporta. Diferente es el caso del alcohol en gel, cuya adquisición expresa el miedo al contagio. La incertidumbre alimenta el temor y, a la larga, produce angustia, que es un sentimiento global de inseguridad. Por eso, en esta coyuntura crítica, lo más importante es mantener la calma, seguir las medidas preventivas dictadas por los especialistas y cumplir con las restricciones momentáneas de los gobiernos.
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