Esta es la gran pregunta que los estudiantes nacidos en este milenio deberían estar ya haciéndose si tienen pensamiento estratégico.

¿Por qué? Porque, en noviembre del 2022, la empresa OpenAI —hoy líder mundial en inteligencia artificial (AI, por sus siglas en inglés)— lanzó ChatGPT (Chat Generative Pre-trained Transformer). Y, gracias a ello, los desarrolladores de AI han logrado crear aplicaciones capaces de realizar tareas antes inimaginables. Ya no se trata únicamente de la generación de texto; en poco más de un año, hay aplicaciones que, al recibir una orden (prompt), generan imágenes y audio. Esta producción digital brinda también un resultado dinámico: el texto generado puede convertirse en e-book pulcramente editado (para horror de revisores de estilo); la imagen generada permite la producción de videos (afectando a productores de artes visuales: técnicos de audio, editores de video, musicalizadores, posproductores); y el audio también puede escucharse en tiempo real en el idioma que uno desee, con voz propia, de terceros o generada artificialmente (golpeando a narradores y traductores).

Ciertamente, ante la habilidad creciente y ambición perfeccionista de las empresas que desarrollan estas aplicaciones –apps-, es insuficiente la apelación moral y la invocación a su uso responsable. Así, la regulación del Estado se evidencia como necesaria, pues su uso vedado no está restringido al plagio, por citar un ejemplo pertinente.

Progresivamente, y en un futuro no muy lejano, las apps superarán varias de nuestras habilidades como trabajadores".

Progresivamente, y en un futuro no muy lejano, las apps superarán varias de nuestras habilidades como trabajadores: la versatilidad en el diseño y diagramación de textos atractivos y las presentaciones “de impacto” dejarán de serlo; el dominio de macros y tablas dinámicas en hojas de cálculo no generará más admiración; y, en dicho contexto, ninguna gracia tendrá ya enviar meramente correos electrónicos o navegar en Internet.

Tomemos conciencia de que el desarrollo tecnológico es acelerado y la IA equivale a la caída de un meteorito tecnológico. Los reacios al cambio, como los dinosaurios que desaparecieron, repetirán a futuro la triste historia de aquellos que, por ejemplo, en los años ochenta, por autocomplacencia, no abandonaron la máquina de escribir pese a la aparición de las computadoras personales; o, posteriormente, la de aquellos esforzados usuarios del sistema operativo DOS que se resistieron a migrar a las ventanas que ofrecían Apple y Microsoft.

Los reacios al cambio, como los dinosaurios que desaparecieron, repetirán a futuro la triste historia de aquellos que, por ejemplo, en los años ochenta, no abandonaron la máquina de escribir pese a la aparición de las computadoras personales".

En el mercado laboral, todo empleador tiene siempre la expectativa de identificar y reclutar a gestores capaces de cumplir, de manera efectiva y ética, su responsabilidad laboral (doer) para contribuir así a la competitividad o la efectividad de su organización. Si la ola de la globalización de mercados ha llegado, ¿cómo evitar que nos borre de la historia?

Como es claro, no se trata de aprender a programar para ser un efectivo gestor, pero las interfaces se integrarán en la vida cotidiana como lo han hecho Alexa o Siri. Sin embargo, las interfaces que vemos ahora no se parecen en nada a lo que vamos a ver en diez años; más aún, no nos sorprendamos si —superando a ERP o SAP, por ejemplo— son reemplazadas por plataformas multipropósito, que integran todo lo que hoy es posible hacer si se recurriera a todas ellas.

El entorno laboral futuro obligará a un profesional a desenvolverse y distinguirse básicamente por su pensamiento crítico y por una marcada orientación a la resolución efectiva de los problemas estructurales y emergentes de la organización".

El entorno laboral futuro obligará a un profesional a desenvolverse y distinguirse básicamente por su pensamiento crítico y por una marcada orientación a la resolución efectiva de los problemas estructurales y emergentes de la organización. Por lo tanto, como plantea Gerd Gigerenzer, es clave entender, al nivel más básico, en qué es buena la AI y en qué no lo es. Es previsible que si tu aporte como “gestor” es pura estandarización, automatización, optimización de procesos, etc., probablemente, a largo plazo, para el empleador no tenga mucho sentido contratarte.

La AI se manifestará pronto en nuevos modelos de negocio y de trabajo colaborativo que demandarán de todos una gran capacidad de adaptación. Diluirá en el tiempo nuestros conocimientos y las habilidades adquiridas, y la flexibilidad será un atributo que se apreciará en el cambiante mercado laboral, lo que significa, por ejemplo, tener disposición a trabajar a distancia y de manera virtual con interlocutores culturalmente muy distintos.

La AI se manifestará pronto en nuevos modelos de negocio y de trabajo colaborativo que demandarán de todos una gran capacidad de adaptación".

Si uno aspira a ser indispensable, la competitividad laboral estará más en ponerle el foco a la actitud con los demás (¿eres un team player o un superstar/divo?). Si tu empleabilidad descansa en temas de pensamiento estratégico, reacción frente a la incertidumbre, habilidades no cognitivas, gestión de conflictos complejos y manejo de crisis, por mencionar algunos desafíos organizacionales, la AI le reconocerá larga vida a tu chamba.