1. Convivencia de arquitectura tradicional y moderna

Japón tiene edificaciones con muchos siglos de antigüedad que coexisten con muchos edificios modernos de arquitectura japonesa o extranjera, mundialmente conocidos. Por otro lado, casi todas las viviendas se han occidentalizado, pero aún tienen un cuarto tradicional, cubierto con alfombras de tatami, tejidas con paja. En estas habitaciones especiales, reciben a amigos y realizan la ceremonia del té.

Los japoneses conservan otras tradiciones, como quitarse los zapatos antes de entrar a la casa. “Pensamos que nuestra casa es un lugar privado. Es la división del interior con el exterior. Por eso, para cambiar de espacio, no podemos seguir usando los mismos zapatos”, explica Wada. Además, por razones higiénicas, es más conveniente dejar el calzado que se usa en la calle.

2. Familia ausente, tecnología presente

Debido a que los japoneses en su mayoría se dedican mucho a sus labores, ya sea el trabajo o los estudios, no suelen estar mucho tiempo en casa. En consecuencia, la industria de electrodomésticos ha crecido exponencialmente para desarrollar dispositivos tecnológicos de avanzada.

Por ejemplo, las aspiradoras ya no necesitan ser controladas por un humano. Ahora son diseñadas como robots programados para limpiar a la hora que el dueño desee, sin la presencia de este. Las refrigeradoras también son computarizadas con sensores que reconocen su contenido. Gracias a este sensor, el refrigerador detecta qué productos están por agotarse o ya se acabaron y envía mensajes a los usuarios donde se encuentren. Entonces, los dueños pueden aprovechar para comprar lo que necesitan camino a casa.

Sin embargo, lo que más impresiona a los extranjeros es la tecnología de los inodoros. Fusae Wada comenta que estos baños modernos también están disponibles en las estaciones de metro y de los aeropuertos. Tienen sensores para abrir y cerrar la tapa, limpiar, secar y dejar correr agua automáticamente. Incluso mantiene una temperatura cálida.

3. Una juventud diferente

Si bien los japoneses son muy conocidos por trabajar demasiado, las generaciones más jóvenes están cambiando. La juventud prefiere dedicarse más a la familia o a viajar. “Este fenómeno ocurre principalmente porque es demasiado difícil entrar a la universidad. Entonces, los niños y adolescentes se dedican totalmente a estudiar. Van a academias, se trasnochan y se sacrifican mucho. Por eso, una vez que entran, celebran, se relajan, se divierten mucho. Trabajan, ahorran dinero para viajar como mochileros”, detalla Wada.

4. El toque japonés en lo importado

Los japoneses pueden enorgullecerse por su riqueza cultural, así como de su capacidad de asimilar y reinventar elementos de otras culturas. Por ejemplo, el alfabeto japonés proviene originalmente de China, pero reinventaron un nuevo alfabeto de 46 caracteres. También se desarrolló el ‘washi’, la técnica tradicional de fabricar papel, para ello utilizan los ingredientes originales de Japón. Ahora el papel ha sido declarado patrimonio cultural inmaterial.

5. Cultura pop en el mundo

Japón desarrolló su propia cultura pop, en la que destacan el manga, el anime y el cosplay. En 1970, el manga se consideraba como un entretenimiento para niños, pero la tendencia actual es que el público más importante es el de los adultos. El 40% de la venta total de publicaciones de Japón es manga. Wada comenta que es normal ver a adultos leyendo estas ediciones en el transporte público.

Además está el gusto por disfrazarse. Por ejemplo, los cosplayers imitan a los protagonistas de las series anime y se disfrazan de estos. También se impone el concepto kawaii, con el cual las jóvenes se ponen pelucas, pestañas, mucho maquillaje y accesorios. La influencia en el mundo es impactante. En París, una vez al año se celebra el Japan Fest, donde se reúnen todos los cosplayers de Europa. Perú tampoco es la excepción, el Otaku Fest tiene una creciente acogida.