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“Tratamos de hacer un análisis desde dentro de las propias tensiones y movilizaciones”

Pocas veces tenemos la oportunidad de conocer las motivaciones, los actores y los mecanismos de las protestas realizadas en localidades de la sierra y selva de nuestro país. Podemos tener alguna idea del motivo del conflicto, pero rara vez contamos con la información suficiente como para poder entenderlo y contribuir a buscar su solución. Desde el 2010, el grupo de trabajo Orden, Justicia y Conflictos investiga los conflictos suscitados en Perú y Bolivia, con la finalidad de comprender las protestas sociales desde la mirada de los países andinos. Producto de estas investigaciones, se publicó Conflicto social en los Andes. Protestas en el Perú y Bolivia, compuesto por nueve ensayos, en los que participaron doce autores.

  • Narda Henríquez
    Docente del Departamento de Ciencias Sociales

¿Qué temas abordan los ensayos del libro?

Por un lado, hay una parte del texto que tiene que ver con estudios de caso, principalmente a los que se refieren a Tambo Grande en Perú y el Tipnis en Bolivia. Por otro lado, presenta una mirada de conjunto. El hilo común es que, en todos los casos, estamos tratando de hacer principalmente un análisis desde dentro de las propias tensiones y movilizaciones. El libro es una puesta en cuestión de cómo entendemos los conflictos.

¿Por qué se unieron las experiencias de Perú y Bolivia?

Entre los países andinos hay una interrogante sobre si estos deberían tener una dinámica parecida, pero somos muy diferentes. Entonces, la mirada a Bolivia y después a Ecuador va a ser la mirada de qué significa hablar desde los países andinos. Hay una matriz común, de tradiciones indígenas, de la densidad étnica, de la conquista, tradición histórica y cultural, pero procesos políticos muy distintos. Entonces, el objetivo de este libro era mirar un poco a algunos casos que dan cuenta de esas diferenciaciones en términos de dinámica política y de procesos históricos. Mientras que nosotros, en los 90, estábamos reduciendo las garantías de la protección a las poblaciones campesinas con las concesiones mineras, en Bolivia se estaban aumentando. Totalmente a la inversa.

¿Y las protestas reflejan estas diferencias?

Reflejan dinámicas que son distintas porque son localizadas y vienen de distintas vertientes, por eso no es tan fácil que se vinculen.

¿Cuáles son las principales demandas de las protestas que se estudiaron?

Yo estoy trabajando sobre qué pasa con la agenda regional y la nacional en torno a las poblaciones afectadas por la violencia política. En ese momento, por ejemplo, en el 2009 y 2010, no había ni un sol para políticas de registro y reparación en Ayacucho, que era el departamento más afectado por la violencia. Entonces, la demanda de atención de la poblaciones afectadas no era para nada atendida por el gobierno regional. En cuanto a los jóvenes, ellos tienen más expectativa respecto a salud, educación, puestos de trabajo y también de acceso a la universidad, por lo que hay en este momento una discusión al respecto. La otra cosa que constituye un vacío terrible es todo lo que pasa con los desaparecidos. Todas forman un conjunto de demandas que, por lo general, en el país no son parte de la agenda prioritaria.

El interés está más enfocado en protestas relacionadas con los recursos naturales.

Sí, pero solo nos hemos enterado de las protestas de recursos naturales en estos últimos años, aunque existen desde la década de los 60 o 70. Los problemas de contaminación y de salud no se han denunciado; la deforestación y los problemas del agua también están vinculados a esto. Pero en el libro también planteamos los problemas de derechos humanos.

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