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Comunidad PUCP

Tribunal de Honor: 10 años de una labor de aplicación de justicia con enfoque formativo

Toma abierta desde el piso viendo hacia arriba. En primer plano se ven las letras PUCP en azul y, detrás, el edificio del CIA: una construcción moderna de cuatro pisos de paredes ligeramente inclinadas de vidrio azul y cemento pulido granate.

En los 656 procedimientos disciplinarios que llevó a cabo este órgano de nuestra Universidad, presidido por la Dra. Elsa Tueros, preponderó la labor formativa más que punitiva a nuestros estudiantes. Ahora que dejará de funcionar para dar paso a otros órganos disciplinarios que prevé el nuevo Reglamento Unificado de Procedimientos Disciplinarios, repasemos su trabajo.

Desde el 2010, el Tribunal de Honor de nuestra Universidad se encargó de resolver -en primera instancia- los procedimientos disciplinarios iniciados a los estudiantes por faltas graves o muy graves tipificadas en el antiguo Reglamento disciplinario aplicable a los alumnos y alumnas de la PUCP.

Hasta el 2020, el Tribunal de Honor ha resuelto en primera instancia 656 procedimientos disciplinarios. Si consideramos el tiempo y la cantidad de alumnos que tiene la PUCP, es una proporción bastante baja. Ahora, y tras más de 10 años de funcionamiento, el Tribunal deja su lugar a los nuevos órganos disciplinarios que prevé el nuevo Reglamento Unificado de Procedimientos Disciplinarios.

elsa tueros en una silla en el jardín

«El Tribunal de Honor buscó encontrar el equilibrio entre la aplicación del derecho y la justicia, el cual toma en cuenta el valor fundamental de la dignidad de la persona humana y factores como el contexto del alumno, su edad, la carrera que cursa, su familia, entre otros».

Elsa Tueros, docente PUCP que presidió el Tribunal de Honor

Función formativa y preventiva

Durante todos estos años, la misión del Tribunal no ha sido principalmente punitiva sino formativa. “El Tribunal de Honor buscó encontrar el equilibrio entre la aplicación del derecho y la justicia, el cual toma en cuenta el valor fundamental de la dignidad de la persona humana y factores como el contexto del alumno, su edad, la carrera que cursa, su familia, entre otros. No es solo aplicar la norma”, dice su presidenta y docente del Departamento Académico de Educación, Dra. Elsa Tueros.

Además de su aspecto formativo, el Tribunal de Honor también tuvo una misión preventiva. En ese sentido, la presidenta señala que se mantenían diálogos con los responsables de las unidades académicas –a fin de que ellos conversen con sus docentes–; con los estudiantes, motivándolos a que conozcan el reglamento; y, en general, con los profesores.

Un proceso justo

La tramitación de los procedimientos disciplinarios ante el Tribunal de Honor empezaba con una revisión preliminar que efectuaba la Oficina del Tribunal de Honor y Procedimientos Disciplinarios de los expedientes disciplinarios que eran iniciados por las secretarías académicas de nuestra Universidad -en calidad de órganos instructores- y que eran remitidos a la referida Oficina con el fin de ser resueltos en primera instancia por el Tribunal de Honor.

Luego, la Oficina del Tribunal de Honor, en su calidad de secretaría técnica, convocaba a los miembros titulares del Tribunal a una sesión. Posteriormente, el estudiante era citado, con tres días hábiles de anticipación, a una audiencia oral ante el Tribunal..

Muchos de los estudiantes llegaban temerosos a este proceso. Sin embargo, desde el inicio sentían que no eran juzgados sino más bien escuchados y comprendidos. “Un aspecto importante del Tribunal de Honor ha sido el cuidado del buen trato con los estudiantes”, señala Tueros.

Antes de cada sesión, los miembros titulares del Tribunal recibían un informe con los principales hechos del procedimiento disciplinario. Ya en la audiencia oral, se realizaban preguntas al estudiante. Finalmente, el Tribunal de Honor deliberaba y tomaba una decisión, la cual era notificada al alumno en una resolución.

Equipo comprometido

El Tribunal de Honor estuvo conformado por 4 miembros titulares, de los cuales 3 eran permanentes y uno ad hoc. Como mencionamos, la Dra. Elsa Tueros fue, desde el 2017, la presidenta. «El amor y la esperanza que tengo en la juventud, porque siempre me he dedicado a colaborar en la formación de personas, hizo que aceptara este servicio”, recuerda.

También eran miembros titulares permanentes la Dra. Romy Chang, docente del Departamento de Derecho; y Piero Ruiz Moreno, representante estudiantil ante la Asamblea Universitaria. «Agradezco profundamente a los REA que han formado parte del Tribunal, pues han sido idóneos, muy lúcidos y oportunos en su juicio», enfatiza Tueros.

Los miembros ad hoc variaban, pues estaban conformados por el profesor que los decanos de las diferentes unidades académicas designaban cuando uno de sus estudiantes afrontaba un procedimiento. “El Tribunal de Honor agradece a los miembros titulares y suplentes, los miembros ad hoc, y la colaboración de los decanos y secretarios académicos”, manifiesta Tueros.

Actualmente, el Tribunal de Honor está próximo a dejar de funcionar una vez que emita las resoluciones de ejecución de sanción de los procedimientos disciplinarios que aún están pendientes de ser resueltos en segunda instancia y que fueron iniciados cuando todavía estaba vigente el antiguo Reglamento disciplinario.

Recomendaciones para el futuro

Asimismo, cabe resaltar la destacada labor que desempeñó durante 10 años el abogado César Valverde como jefe de la Oficina del Tribunal de Honor y Procedimientos Disciplinarios y secretario técnico del Tribunal de Honor. Ahora, él pasará a formar parte de la Defensoría Universitaria, donde volcará toda su valiosa experiencia.

A los nuevos órganos disciplinarios, la Dra. Elsa Tueros les desea el mayor de los éxitos. “Les recomendaría a sus miembros que dialoguen mucho con aquellos que llevarán a cabo los procesos instructivos, tanto profesores como alumnos. Debe ser una orientación que no interfiera en la autonomía de cada uno. Es un trabajo delicado pero muy necesario”, finaliza.

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Yvan Montoya

Si era motivo de recordar los 10 años creo que debió también reconocerse la labor del sacerdote ANDRES GALLEGO, Presidente del Tribunal de Honor durante los primeros años y quien impuso la perspectiva formativa del Tribunal, una perspectiva que no debería olvidarse por el Tribunal que ahora rige con el Reglamento disciplinario.