III Jornadas Históricas: «Tacna y Arica no son solo fronteras, son heridas aún abiertas»
En las III Jornadas Históricas se reflexionó sobre cómo las cicatrices de la Guerra del Pacífico siguen marcando el imaginario de la población de Tacna y Arica. Las jornadas, que se realizaron a finales de agosto, invitaron a repensar el pasado para sanar un futuro que todavía carga con las consecuencias de una historia compartida.
Texto:
Eduardo Dávila LynchFotos:
Archivo personal
Las III Jornadas históricas. Reflexiones desde el Sur Andino después de la Guerra del Pacífico: Memoria, historia, imaginarios, organizadas por el IRA, el Departamento de Humanidades de la PUCP en colaboración con universidades de Tacna y Tarapacá, buscaron abordar esta compleja historia desde diversas perspectivas académicas. En este evento, realizado a finales de agosto, participaron investigadores peruanos, chilenos y bolivianos; y se buscó examinar las secuelas de la guerra, no solo en términos históricos, sino también en los imaginarios y la memoria de quienes vivieron ese periodo y sus descendientes.
La Dra. Giovanna Pollarolo, integrante del comité organizador y directivo, destaca cómo estas jornadas se convierten en un espacio de diálogo esencial para repensar los legados de la guerra y las relaciones transfronterizas actuales.
La Guerra del Pacífico (1879-1884) marcó profundamente las relaciones entre Perú y Chile, especialmente las provincias de Tacna y Arica quedaron «provisionalmente» bajo la soberanía de Chile. Según el Tratado de Ancón (1884), con el que se dio fin al conflicto, ambas ciudades elegirían su destino en un plebiscito pactado para 1894. Sin embargo, el plebiscito nunca se realizó y durante 50 años vivieron bajo la soberanía chilena mientras Lima y Santiago, con la intervención de Estados Unidos, discutían cómo resolver el problema.
Las Jornadas Históricas buscan romper con las narrativas simplistas y abrir un espacio de diálogo sobre lo no contado, lo olvidado y de rescate de otras memorias.
La memoria de la ocupación, que llevó a que Tacna y Arica fueran conocidas como «las provincias cautivas», ha sido narrada tanto por historiadores como Jorge Basadre como a través de los testimonios de cientos de habitantes que mantuvieron vivo su amor por la «patria invisible», siendo perseguidos por ello. El acuerdo final, conocido como la «partija», que determinó el retorno de Tacna al Perú y la permanencia de Arica en Chile, separó a dos ciudades hermanas. Esta decisión tuvo profundas consecuencias, a la vez que complicó y destruyó vínculos familiares, amistosos y comerciales.
III Jornadas Históricas: una iniciativa de diálogo académico
Giovanna Pollarolo tuvo la visión de crear las Jornadas Históricas como un espacio de reflexión sobre el legado y las consecuencias de la Guerra del Pacífico. Durante la pandemia, junto a un grupo de académicos del Instituto Riva-Agüero, organizaron las I Jornadas Históricas que fueron virtuales. En estas participaron los historiadores chilenos Sergio González Miranda (Universidad de Tarapacá, Iquique) y Lucas Maubert (Universidad de Tarapacá, sede Arica), así como las peruanas Giannina Miranda (San Marcos) y la misma Pollarolo (PUCP).
«Sabía poco, pero desde hace años comencé a interesarme en el tema. Mi conocimiento se limitaba, como tacneña, a las celebraciones del 28 de agosto y el patriotismo de los plebiscitarios. Me preguntaba cómo fueron esos 50 años de cautiverio, más allá de los discursos. Y cómo fue la vida cotidiana de los pobladores, cómo fue la separación y qué consecuencias tuvo», comenta Pollarolo. Asimismo, añade que esta iniciativa, que busca romper con las narrativas simplistas, abre un espacio de diálogo sobre lo no contado, lo olvidado y de rescate de otras memorias.
El evento incluyó temas tan variados como el papel de las mujeres en la guerra, las políticas de chilenización, la resistencia cultural, la economía y la infraestructura, las publicaciones culturales, los diversos discursos generados en los tiempos de posguerra.
En el 2023, el mismo equipo organizó la segunda edición, en Tacna; y este 2024, se ha realizado la tercera en Arica. Así se ha consolidado un evento binacional, en el que investigadores y estudiantes de universidades de Perú y de Chile colaboran en la búsqueda de una historia compartida.
Las II Jornadas se realizaron con la participación de la Universidad Nacional Jorge Basadre Grohmann de Tacna y con la Universidad de Tarapacá, sede Arica. Una colaboración clave para enriquecer el análisis, el intercambio de perspectivas y para construir puentes académicos entre países aún marcados por las heridas de la guerra. «Los encuentros nos han permitido crear redes entre investigadores y estudiantes de Arica, Tacna, Arequipa y Lima», señala Pollarolo.
La compleja relación entre Tacna y Arica
Tacna y Arica fueron territorios en disputa y representan el mejor ejemplo de lo que el historiador William Skuban ha llamado «nacionalismos exacerbados». La lucha de los Estados por la posesión de estas ciudades que, después de haber formado parte de una misma región geográfica y económica, fueron divididas por el Tratado de 1929. El 28 de agosto de 1929, reflexiona Pollarolo, se trazó la Línea de la Concordia para marcar el nuevo límite. Y así, separadas por menos de 50 km, Tacna y Arica se convirtieron en ciudades fronterizas. Ella destaca que «Tacna y Arica no son solo fronteras, son heridas aún abiertas, y nunca debieron separarlas», enfatizando de qué manera las conexiones comerciales y familiares entre ambas fueron erosionadas por las barreras impuestas después de la guerra.
El tema de la guerra y su consecuencia traumática sigue muy vigente tanto para los peruanos como para los tacneños, aunque Tacna vive el trauma de la derrota de manera más compleja, dada la cercanía y los lazos que la unen desde tiempos remotos a Arica".
A pesar de que Chile parece haber «pasado la página» respecto a la Guerra del Pacífico, Pollarolo insiste en que, para los peruanos, la herida sigue abierta. «El tema de la guerra y su consecuencia traumática sigue muy vigente tanto para los peruanos como para los tacneños, aunque Tacna vive el trauma de la derrota de manera más compleja, dada la cercanía y los lazos que la unen desde tiempos remotos a Arica», indica Pollarolo. Las jornadas invitan a ambas naciones a reexaminar este capítulo no solo desde el conflicto, sino desde la memoria compartida, una memoria que aún enfrenta retos de reconciliación y entendimiento.
Lo que dejaron las III Jornadas Históricas
Las III Jornadas Históricas consolidaron un espacio de intercambio académico entre investigadores de Perú y Chile. Con ponencias de profesores y alumnos de la PUCP, de la UNMSM, la Universidad San Agustín de Arequipa, la Universidad de Tarapacá (sede Arica) y otras instituciones, se discutieron temas que abordan tanto la historia bélica como los imaginarios posconflicto, las relaciones comerciales y culturales entre ambas ciudades, entre otros.
Mientras el pasado siga asomando en el presente desde el trauma por la derrota y la pérdida, estas jornadas seguirán siendo un espacio vital para la reflexión y la sanación".
El programa incluyó temas tan variados como el papel de las mujeres en la guerra, las políticas de chilenización, la resistencia cultural, la economía y la infraestructura, las publicaciones culturales, los diversos discursos generados en los tiempos de posguerra. Los diálogos entre los ponentes y el público enriquecieron el análisis. Como reflexiona Pollarolo, «el cine también juega un papel importante», destacando la proyección del documental Tacna y Arica (1925), de Renée Oro, rescatado y digitalizado por el grupo «Red de Archivos Fílmicos del Sur Peruano», que ofreció una mirada propagandística de la época y su impacto en las percepciones contemporáneas.
Las III Jornadas Históricas han demostrado ser un espacio necesario para la revisión crítica y el diálogo transnacional sobre las consecuencias de la Guerra del Pacífico. Giovanna Pollarolo subraya la importancia de continuar este trabajo para que la memoria de Tacna y Arica no solo sea recordada en clave de dolor, sino también como un testimonio de resistencia y posterior conciliación. «Tenemos que seguir trabajando… Mientras el pasado siga asomando en el presente desde el trauma por la derrota y la pérdida, estas jornadas seguirán siendo un espacio vital para la reflexión y la sanación», finaliza la investigadora.
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