Cuaresma: una oportunidad para orar y pensar al país
El padre Edmundo Alarcón, director del Centro de Asesoría Pastoral Universitaria (CAPU), comparte sus reflexiones sobre cómo se puede vivir y aprovechar la Cuaresma en el Perú.
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P. Edmundo Alarcón
Director del Centro de Asesoría Pastoral Universitaria (CAPU)
La Cuaresma es un tiempo propicio para renovar la fe personal y comunitaria. Es un tiempo para la oración, que propone la conversión, la revisión de vida, la necesaria pausa reflexiva que nos permita acoger adecuadamente la Pascua de Jesucristo siempre vivo y presente en medio de nosotros.
El término conversión bíblicamente significa «cambio», «transformación», «vuelta hacia Dios». Todos los cristianos estamos llamados a hacer el camino de la conversión siempre. Pero la palabra conversión en nuestro tiempo se ha desprestigiado: muchos la sienten como algo triste, pesado y riguroso, algo casi inhumano que obliga a dejar la cómoda tranquilidad de nuestro bienestar, que nos aleja de la libertad y que nos oprime con cargas inicuas. Sin embargo, contrariamente a esa mirada, la conversión nos libera del individualismo egoísta, de la insaciabilidad del tener, del deseo de poder, del sentimiento de superioridad sobre otros.
Hacer el camino de conversión es volver a aquel que es pura bondad y amor; eso nos permite percibir que Dios siempre está ahí junto a nosotros, pero somos nosotros los que no lo vemos; nos permite sentir que Dios me escucha y entiende, que me espera siempre, que no se cansa de perdonar, que quiere verme feliz viviendo de manera plena, gozosa, justa, honesta y fraterna. De ahí que la conversión implica alegría y gozo porque es Dios ofreciéndonos la posibilidad de hacer nuestra vida más humana y feliz.
Por eso, la Cuaresma es un tiempo especial, es don y tarea, es un tiempo de gracia y de conversión, en el cual tenemos la oportunidad de escuchar a Dios que nos habla, para dejar que su palabra inunde nuestro ser y quehacer. Si esa escucha es verdadera, nos exige prestar atención a los otros y otras que encontramos en el camino de la vida, especialmente los excluidos y descartados, los pobres y sufrientes, los últimos de la historia. Es decidirnos a colaborar con el proyecto de Dios.
Precisamente por eso, comenzamos a convertirnos cuando descubrimos que lo importante no es solo preguntarse cómo puedo ganar más dinero, sino cómo puedo ser más humano; no solo preguntarse cómo puedo llegar a conseguir algo, sino cómo puedo llegar a ser yo mismo. Ni siquiera hay que preguntarse cómo amar a Dios -que es sumamente importante-, sino también cómo descubrirlo en cada hermano que sufre miseria, desolación y exclusión. Para eso necesitamos tener bien abiertos los ojos y oídos del corazón, para mirar lejos y cerca, pero sobre todo mirar profundo y redescubrir al Cristo sufriente en los Cristos azotados de nuestros pueblos.
Finalmente, la turbulencia y el caos social y político que ha puesto en jaque al país, que ha conllevado a la polarización y enfrentamiento entre peruanos, está llegando a cimas sorprendentes. Todo esto en un país que se precia de ser mayoritariamente creyente. ¡Cuánto bien nos haría, en esta Cuaresma, hacer un alto para reflexionar y repensar, con espíritu cristiano, los destinos del país! ¡Cuánto bien nos haría escucharnos y mirarnos como hermanos! ¡Cuánto más ganaríamos si dialogáramos, si nos tratáramos con amistad, fraternidad y ternura!
Sea esta Cuaresma oportunidad para la conversión personal y comunitaria, para escuchar y acoger la voz de Dios que nos invita a trabajar por un mundo más humano, donde todos nos reconozcamos iguales en dignidad.
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Elmer Soria
Amen!!! es una oportunidad que me da el Señor para renovarme y aprender a comprender lo que EL me pide..
Lily
Es la posibilidad de aceptar a Dios como nuestro Señor
Lily