Docente, investigadora, gastrónoma, autora de libros, gestora social y promotora de la buena alimentación en el Perú, Karissa Becerra despliega múltiples habilidades y talentos para aportar a un proyecto vital para nuestro país: que niños, jóvenes y adultos reciban educación alimentaria para una nutrición de calidad.

“La base de todo es alimentar bien a las personas para que puedan desarrollarse de forma adecuada, física y cognitivamente. Solo así tendremos una ciudadanía y un país que pueda progresar”, dice la investigadora, quien trabaja por el ideal de incluir programas de educación alimentaria en las escuelas del Perú. Para sumar a este objetivo, en el 2015, creó La Revolución, una organización sin fines de lucro que desarrolla campañas estratégicas, eventos y talleres para niños y adultos en escuelas, ollas comunes y comedores populares, empresas, instituciones, ferias campesinas, entre otros espacios.

Tras dos décadas de trabajo en el sector, nuestra egresada de Filosofía volvió a su alma máter en el 2018 para uno de sus proyectos más retadores: la coordinación del Programa de Gastronomía PUCP, con la misión de formar a nuevas generaciones de gastrónomos e investigadores con una visión multidisciplinaria, social y académica.

Revolución alimentaria

“Necesitamos entender la importancia de una buena alimentación para la población. Si en los primeros cinco años de vida un niño no se nutre adecuadamente, puede tener un retraso irreversible en su desarrollo. Si a eso se suma una educación deficiente, no lograremos salir de una situación de pobreza y vulnerabilidad como país”, añade Becerra, cuya organización ha puesto en marcha dos campañas: Come bien rico, para fomentar el consumo de frutas y verduras de estación; y Come más menestras, sobre la importancia nutricional de incluir en el menú la diversidad de legumbres que hay en el Perú.

Además, participa en el proyecto solidario Comida para todos, que gestiona y financia la preparación de menús saludables, llevando reactivación económica, educación alimentaria, de emprendimiento y gestión de la economía familiar que beneficia a una cadena de actores, como agricultores, emprendedores de pequeños negocios gastronómicos y lideresas de ollas comunes. Uno de los logros del proyecto ha sido la introducción de ensaladas en los menús.

“En el Perú, solo el 11% de la población consume la cantidad recomendada de frutas y verduras. Usualmente comemos muchos carbohidratos juntos en nuestras comidas y pocas hortalizas. La introduccion de la ensalada le ha dado la posibilidad a los comensales de las ollas de hacerse el gusto por las ensaladas y desde allí comenzar a formar el hábito de consumirlas. Porque se aprende a comer y se aprende a que lo que te hace bien te guste”, dice Becerra.

Inicios en la PUCP

En 1992, Karissa ingresó a la PUCP con la intención de estudiar Psicología. Sin embargo, decidió inclinarse por la Filosofía, inspirada por el enfoque en filosofía política de la profesora Pepi Patrón. Emprendedora por naturaleza, la visión filosófica de Karissa requería una aplicación práctica, cable a tierra que encontró durante su especialización en Estudios Antropológicos en la PUCP y en su empresa Manchamanteles, que fundó junto a su compañera de estudios Sandra Salcedo.

Así, durante 15 años, se dedicó a innovar y brindar servicios de comunicaciones y proyectos diversos para el sector gastronómico, que estaba en pleno despegue del boom internacional que se gestó a inicios de este siglo. En paralelo, se formó como chef e investigadora académica, e incursionó en la docencia en otras instituciones.

Una nueva gastronomía

“Tu alimentación tiene que estar adecuada a tu territorio, tu cultura y tu entorno. Después de la pandemia nos hemos dado cuenta, felizmente, de que las economías locales y regionales son necesarias para la sostenibilidad, la salud y la resiliencia”, reflexiona la investigadora, que, a través de su rol como coordinadora del Programa de Gastronomía de la PUCP, busca que las nuevas generaciones de profesionales y técnicos en gastronomía conduzcan estas transformaciones.

“Este programa nos da la oportunidad de pensar en la alimentación como una actividad académica en todas sus dimensiones. Además de brindar las competencias en cocina, buscamos profesionalizar la carrera, que tiene el potencial de ser interdisciplinaria y puede generar investigación y mayor desarrollo para el país”, dice la docente que disfruta compartir su experiencia con los estudiantes.

“Somos una de las facultades con la mayor proporción de clases presenciales. Tenemos unas instalaciones increíbles y además nuestros alumnos están muy interesados en todos los temas relacionados con la alimentacion, desde nuevos usos de los cultivos nativos hasta la recuperación de técnicas tradicionales. Me siento muy entusiasta porque veo los primeros resultados de la formación. Tengo mucha ilusión en nuestra primera promoción, que egresará en el 2023. Escuchar sus aprendizajes y reflexiones, y ver cómo logran impactos en la sociedad será uno de mis mayores logros”, dice la docente.